El Mundo - 12.09.2019

(Marcin) #1

P A P E L


HOJA Nº (^30) JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2019EL MUNDO.
M Ú S I C A
Ayer murió Daniel
Johnston. Quizá no lo han
notado porque a poca
gente le importaban
realmente sus
cancioncillas eyectadas
desde el quicio de su
mollera ni tampoco sus
dibujitos, y disculpen dos
diminutivos en una frase,
pero verán que son
necesarios. Porque él era
como un niño, un niño
grande encapsulado en su
mirada huidiza y la voz
trémula y sus movimientos
torpes. Todo temblaba en
Daniel Johnston. Fue
durante cuatro décadas la
máxima expresión del
artista de culto, ese tipo de
creador que es adorado
por un pequeño grupo de
admiradores como a un
álter ego con el que hay un
alto grado de
identificación, aunque
Johnston era un
personaje, subrayar
personaje, más bien
trágico, y si la gente
empatizó con su
sensibilidad brutal fue
porque encontró en ella la
muestra más pura de la
vulnerabilidad humana.
Nacido hace 58 años en
West Virginia (Texas,
EEUU), padecía
esquizofrenia y trastorno
bipolar, y eso es algo que
debe tenerse en cuenta
para explicar cualquier
aspecto de su trayectoria
profesional y vital. Él era
cantautor y hacía
canciones como fantasmas
su padre, que fue piloto de
las Fuerzas Aéreas de su
EEUU, tras un ataque
psicótico. Así era el mundo
de Daniel Johnston, a
veces entrañable y
emocionante; otras
terrible, arrebatado por el
miedo.
En 1990 ya llevaba una
década grabando sus
composiciones con la
guitarra o un teclado en un
pequeño aparato Sanyo.
Siempre en casa. Siempre
solo. Deseando ser querido.
Luego reunía las canciones
en una casete, dibujaba
una portada y hacía copias
que vendía él mismo,
mientras trabajaba en un
McDonald’s de Austin.
Aquel año precisamente
grabó su primer disco en
un estudio, el de un
productor legendario del
rock underground, Kramer.
buenos, dominados por las
emociones, por una
inocencia infantil que a
menudo ha servido para
describir su obra
resplandeciente.
Hablando de fantasmas,
Daniel Johnston se
identificó a menudo con
Casper. También le
chiflaban los superhéroes
como Capitán América y
Estela Plateada, y temía
por encima de todo al
demonio. Pero era Casper
su personaje favorito. Lo
pintó muchas veces y le
dedicó varias canciones
muy sencillas cuya
sinceridad te parte como
El músico estadounidense, Daniel Johnston, durante un concierto en Copenhage, en 2010. GETT Y
un rayo, como esta de 1985
que dice: «Casper vive en
un mundo sin promesas/
Sentado en casa en pijama/
Deseando únicamente que
todo desaparezca de
alguna manera/ Pasamos
frente a él pero nunca nos
ve/ Podría haber sido un
famoso guitarrista/ No
debe haber tenido ni idea/
Se siente como un tazón de
espagueti/ Sin saber qué
regalar/ Él es el que tiene
esperanza en su alma».
Y luego está la otra
parte. Creyendo que era el
propio Casper, en 1990
provocó un accidente de
una avioneta que pilotaba
Después del accidente,
cuando tenía 29 años,
ingresó por primera vez en
un hospital psiquiátrico. En
1993 se produjo algo
realmente inesperado. Kurt
Cobain, en la cumbre de su
éxito fatal, empezó a
aparecer en público con
camisetas que mostraban
un dibujo de Johnston con
la leyenda Hi, how are you
(Hola, cómo estás).
La lista de músicos
devotos de su obra y de su
figura empezó a crecer sin
fin, con Jad Fair y Yo La
Tengo a la cabeza, pero en
la que también se sumaron
Tom Waits, Eels, Bright
Eyes, The Flaming Lips, TV
On The Radio y decenas y
decenas más. Llegó a
grabar con una compañía
multinacional, se pudo
acompañar de conjuntos de
rock & roll que sonaban a
punk casero.
¿Estaba Daniel Johnston
preparado para la
popularidad? Obviamente,
no. Sus 15 minutos de fama
le permitieron empezar a
hacer giras más largas y a
grabar de manera
profesional. Ello le dejó
expuesto a la
desaconsejable compañía
de oportunistas que se
acercaron a él para explotar
ese talento que manaba y se
desparramaba sin control.
Un mundo tan grotesco
como las imágenes de
algunos de sus dibujos
empezó a envolver al
artista. Algo sórdido; algo
incómodo. Todo eso
aparece contado en el
documental The devil and
Daniel Johnston, que en
2005 le valió a Jeff
Feuerzeig el premio a mejor
director de documental en
el Festival de Sundance.
Como había sucedido a
mediados de los años 90, de
nuevo su nombre cobró
relevancia de nuevo.
Siguió grabando, siguió
tocando, y dibujando y
exponiendo también, hasta
que hace dos años anunció
que abandonaba los
escenarios. Este martes
murió por un ataque al
corazón, según confirmó su
manager, Jeff Tartakov. Su
hermana afirmó a medios
locales que padecía serios
problemas de salud que
habían empeorado
«significativamente» en los
últimos años.
Icono de la música
‘underground’.
El compositor
norteamericano,
autor de culto desde
los 80, fallece a los
58 años de edad de
un ataque al corazón
MUERE
DANIEL
JOHNSTON,
EL PEQUEÑO
FANTASMA
DE LA
CANCIÓN
POR PABLO
GIL MADRID
KURT COBAIN
EMPEZÓ A APARECER
EN PÚBLICO CON
CAMISETAS QUE
MOSTRABAN UN
DIBUJO DE
JOHNSTON

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