El Mundo - 07.08.2019

(Axel Boer) #1

D E V E R A N O


EL MUNDO. MIÉRCOLES 7
H I STO R I A AGOSTO DE 2019 HOJA Nº^25


En su siguiente y último
año de vida lo más
interesante que hizo el
Baleares fue hundirse. La
noche del 5 al 6 de marzo
de 1938 tenía que escoltar
con nocturnidad, y de
nuevo acompañado del
Canarias y el Almirante
Cervera, un convoy
procedente de Italia. Los
barcos partieron de
Mallorca con destino al sur
de la Península y, a las 0.36
h se encontraron con la
flota republicana a 75
millas náuticas del Cabo de
Palos. Ambas flotas se
llevaron un susto tremendo.
El destructor republicano
Sánchez Barcáiztegui
disparó primero, pero como
falló decidió dejarlos
marchar, con la esperanza
de darles caza al amanecer.
Sin embargo, otros buques
de la República salieron a
perseguirlos, y durante un
par de horas se lanzan
torpedos mutuamente, pero
tan mal que nadie acertaba,
en una especie de combate
de boxeo de ciegos.
Al poco llegaron otros
tres destructores
republicanos. Cuando los
tuvieron a tres kilómetros
les lanzaron 12 torpedos. A
las 2.20 h uno de ellos, el
Lepanto, acertó, y no una
vez, sino dos, y
precisamente contra el
Baleares. Más que una
herida mortal aquello
pareció una demolición
con dinamita, ya que los

carretera, pegada al mar, se
convirtió en un paredón
para sus 16 cañones y 12
tubos lanzatorpedos, a los
que se unieron los cruceros
Canarias y Almirante
Cervera; pero también
aviones alemanes e
italianos, provocando entre
3.000 y 5.000 víctimas
civiles. Aunque fuera una
matanza peor que la de
Guernica, los historiadores
coinciden en señalar el
interés de olvidarla, tanto
por los sublevados, por la
crueldad de su acción,
como por los republicanos,
que abandonaron la ciudad
a su suerte.

PRÓXIMA ENTREGA
El ballenero Essex

El crucero Baleares fue un
supervillano de 10.000
toneladas y 194 metros de
eslora. Navegó poquísimo,
pero le dio tiempo a hacer
casi de todo. Como
protagonizar el episodio
más sangriento de la
Guerra Civil contra el
bando republicano, y
convertirse poco después
en un inmenso sarcófago
blindado de sublevados. Ni
aún hoy se sabe si fueron
786 o 788 los que se
hundieron en aguas del
este de Cartagena y el sur
de Formentera. Franco le
cogió tanto cariño que a la
mítica blasfemia de «ni
Dios podría hundirlo» que
condenó al Titanic, al
Baleares podría decirse
que ni la Ley de Memoria
Histórica. Hasta encargó
una película, El crucero
Baleares, pero tan mala o,
según la censura, tan poco
a la altura de la «epopeya»,
que por orden de la
Armada se destruyeron
todas las copias, con lo que
también puede añadirse
que ni el cine podría
hundirlo.
Al Baleares lo tuvieron
que echar al agua en
diciembre de 1936 cuando
todavía estaba en las obras,
por el detalle de que había
estallado la Guerra. El
bando republicano
conservaba toda su flota:


destructores, cruceros
ligeros, submarinos, un
acorazado. Mientras los
sublevados saltaron a la
contienda con dos barcos,
uno el Baleares, lo que llevó
a Franco a alejar la guerra
del agua. De ahí que todos
los enfrentamientos
navales, según los
historiadores, no afectaran
demasiado al resultado.
Lo primero que hizo el
Baleares fue una masacre,
conocida como La
desbandá, bombardeando a
los civiles que huían por la
única salida del cerco de la
ciudad de Málaga, en
febrero de 1937. La

dos torpedos dieron justo
entre las dos torretas,
donde se encontraba el
depósito de municiones del
buque, provocando una
explosión tan fuerte que, se
dice, se escuchó por todo
Levante. Aquello hizo
saltar por los aires la
cubierta y la proa, por
donde empezó a hundirse
el barco. Dos destructores
ingleses acudieron a
recoger a los
supervivientes. Ambos
formaban parte de la
llamada patrulla de
neutralidad, creada a raíz

del Pacto de No
Intervención promovido
por Francia y el Reino
Unido, para evitar la
internacionalización de la
Guerra Civil, y que no
respetaron ni la Alemania
nazi ni la Italia fascista.
Los supervivientes
nadaban con graves
quemaduras en un mar de
combustible en llamas. Y
encima aviones
republicanos bombardearon
el rescate, al no reconocer a
los barcos ingleses. Aun así
sobrevivieron 469 hombres.
Franco convirtió aquella
tragedia en su mayor
símbolo propagandístico,
hasta el punto de que parte
de su memoria sigue en pie.
Se le puso su nombre a una
calle en Fuerteventura. Se
hicieron monumentos en
Badajoz, Madrid, San
Sebastián, Algeciras y
Ondarroa, de donde
procedían medio centenar
de tripulantes. Allí
levantaron dos
monumentos, uno sobre el
puerto, destruido este año, y
otro en el cementerio.
Aunque su batalla más
dura se sigue disputando en
Mallorca, donde Franco
inauguró un monolito en el
parque de sa Feixina, en el
centro de Palma. Entre las
víctimas, además de cinco
músicos y un capellán,
había nueve Flechas
Navales mallorquines. Un
grupo incluido en las
juventudes de la Falange,
jóvenes de entre 14 y 17
años cuya formación
consistía básicamente en
saber usar una brújula,
hacer ocho nudos
marineros, cantar el himno,
correr un kilómetro en
menos de 10 minutos y
preparar un guiso.
Aunque el monumento
fue desprovisto de
simbología franquista en
2010, y se colocó una placa
en homenaje a todas las
víctimas de la guerra, una
parte de las autoridades
locales trata de derribarlo,
mientras otra trata de
protegerlo por su interés
patrimonial, lo que hizo que
el Baleares siguiera
navegando en la memoria,
especialmente en las
pasadas elecciones.

Grandes naufragios de la


Historia / Crucero Baleares.


Una parte de la Guerra Civil


no está enterrada, sino


sumergida frente al Cabo de


Palos tras una batalla olvidada,


como si la memoria histórica de


los españoles fuera de secano


EN
SERIE

EL BALEARES PAR-


TICIPÓ EN LA MA-


YOR MASACRE DE


LA GUERRA: ENTRE


3.000 Y 5.000 VÍCTI-


MAS MORTALES


EN MÁLAGA


RICARDO
F. COLMENERO


LA PEOR


PELÍCULA


DE FRANCO


CABO
DEPALOS

PAPALMADELMADE
MALLORCAMALLORCA

PALMADE
MALLORCA

La dotación completa del Crucero Baleares posa en la proa del buque, en torno a 1936, año en que comenzó a navegar. EFE

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