D E V E R A N O
EL MUNDO. MIÉRCOLES 7
G A ST R O AGOSTO DE 2019 HOJA Nº^27
No hay pruebas de que
sigan vivos los valientes o
suicidas que pidieron en su
día un tercer Zombie
original. Claro que han
pasado más de 80 años de
aquello y sólo por ello ya
serían un milagro viviente.
Pero es que el Zombie fue
un cóctel explosivo.
Decimos «fue» porque
aquella prueba olímpica
sólo apta para atletas
dipsómanos no ha vuelto a
ser lo que era. Corrían los
años 30, tiempos de
aguantar graduaciones que
hoy doblegarían al propio
Mel Gibson. Aunque puede
que todo esto no sea más
que mitología americana:
la de bármanes misteriosos
e ídolos exóticos de
porcelana envueltos en
humo tiki.
Ernest Raymond
Beaumont Gantt. Él fue el
inventor de un tipo de
POR MIGUEL ÁNGEL
PALOMO
coctelería que ha acabado
trascendiendo las bebidas
para convertirse en un
estilo de vida: moda,
decoración, música exotica
y una cultura propia con
legiones de seguidores.
Aquel tejano que
trapicheaba con ron
durante la Prohibición fue
todo un as del marketing
de bar. Suya fue la idea de
fusionar restaurante y
barra en nuevos locales de
inspiración polinesia que
prosperaron por todo el
país bajo su nombre de
guerra: Don The
Beachcomber. El padre del
Zombie llegó a limitar su
despacho a dos por cliente.
Más que responsabilidad,
reclamo publicitario.
Nacía el lado más festivo
de la coctelería, un modo
de beber que sonreía al
mundo cuando éste no
podía aguantar más
tensión. La Depresión fue
el detonante y el bar tiki,
incluso en la Segunda
Guerra Mundial, cumplía
como lugar de evasión.
Evocar paraísos lejanos y
mundos exóticos resultó
una fantasía eficaz.
«Cuanto peor le va al
mundo, mejor le va al
tiki», afirma Jeff Berry,
la gran eminencia
actual del tiki y el
responsable de su
revival. El gurú David
Wondrich sostiene que
«el cóctel es el primer
producto cultural único de
Estados Unidos en atrapar
la imaginación del
mundo».
Pues el tiki la atrapa con
fuerza renovada. Si esta
familia coctelera es la que
más material legendario
acumula es por algo: son
bebidas con ingredientes
secretos porque la mayoría
de las recetas se las
llevaron sus creadores a la
tumba. Y es que estas
bombas de relojería con
sombrillita surgieron
codificadas. «La coctelería
tiki era tan popular que
Don The Beachcomber
diseñó una manera de
desarrollarla para que no le
copiaran», cuenta Diego
Cabrera.
Un truco contra el
espionaje industrial:
primero llevaba al barman
detrás para ensamblar los
cócteles, pero se perdía el
dinero de las propinas, así
que contrató a gente
específica para hacer las
mezclas en la cocina antes
de llegar al barman.
«El barman no sabía qué
llevaba, sólo que era la
mezcla número 7 y que
correspondían 10 cl. Así
controló el éxodo de
bartenders y que le
copiaran tanto. Fue la
coctelería más top pero lo
que se sirve hoy como tiki
es una castaña. Mezclan
mil ingredientes y mucho
sirope». Eso sí, invita a que,
si hay mil recetas del
Zombie, «¿por qué no
inventar la tuya?».
1934 parece ser la fecha
de la receta original. Diez
años más tarde aparecía el
Mai Tai, seguramente bajo
la autoría de Trader Vic,
la némesis del pionero
Beachcomber y también
fundador de su propia
cadena. Teorías peregrinas
para el primer Zombie no
faltan: que si Don se lo
preparó a un amigo antes
de un vuelo y que acabó
más muerto que vivo, o que
si fue un invento anti-
resaca. Todo bastante
improbable: «Lleva cuatro
onzas de rones distintos y
uno de ellos es un over
proof de 75 grados», aclara
Miguel Escobedo, junto
con Oriol Elías uno de los
más aventajados en el
mundo tiki y bartender del
Tiki Chateau de Madrid.
«La receta original ahora
mismo es inviable, no se
adapta al paladar ni al
organismo del siglo XXI.
Tumba a cualquiera».
El Zombie original sólo
se podía beber en los
bares, hoy también
desaparecidos, de su
celoso creador. «La fama,
como ocurre con el Mai
Tai, hace que se ponga su
nombre en las cartas
CÓCTELES CON HISTORIA
Mañana, el Espresso Martini
porque vende, pero el
contenido es muy
diferente. Podías tomar
20 tipos de Zombie y de
Zombie tenían el nombre
nada más».
No fue hasta que en
2005, el citado Jeff
Beachbum Berry, el
Indiana Jones de las
bebidas tiki, en una labor
detectivesca de más de 10
años no exenta de azar, se
hizo con el santo grial de
estas pócimas, más que
simples ensaladas
tropicales de ron. La hija
de un antiguo trabajador
de un bar Don The
Beachcomber le entregó un
cuaderno de recetas que su
padre había guardado en el
bolsillo de su camisa
durante los 15 años que
pasó allí. Quedaba aún por
descifrar esa media onza
de Donn’s Mix, la clave de
bóveda del cóctel. Contenía
zumo de pomelo, pero algo
más. Sin desfallecer, tiró
del hilo hasta que el
ingrediente #4 vio la luz:
jarabe de canela. El enigma
del Zombie Punch, como
se llamó en origen,
quedaba resuelto para
delirio de la comunidad
tiki-head.
«Mi receta es
simplificada», nos dice
Miguel Escobedo.
«La original tiene nueve
ingredientes y además
rebajo un poco el
contenido alcohólico.
Aún así resulta un trago
duro, no para todos los
paladares. En todas estas
recetas el alcohol está muy
enmascarado, no notas el
sabor del destilado, pero sí
los efectos».
Tres Zombies siguen
siendo muchos Zombies.
RECETA DE...
Diego
Cabrera
INGREDIENTES
2 cl de ron
cubano.
2 cl de ron
puertorriqueño.
2 cl de ron
jamaicano.
1,5 cl de licor de
plátano.
3 cl de zumo de
piña.
3 cl de zumo de
naranja.
1 cl de granadina.
Agregar todo en
una coctelera con
hielo, batir y servir
la mezcla en el
vaso tiki. Decorar.
Cócteles con historia. Don ‘The
Beachcomber’ creó esta pócima
letal y fue un as del márketing
que puso de moda el bar tiki,
de inspiración polinesia,
en Estados Unidos en los años
previos a la II Guerra Mundial.
La receta original de esta
combinación de rones fue un
enigma guardado bajo llave que
pudo ser desvelado en 2005
EN
SERIE
ZOMBIE
LA ‘BOMBA’
SECRETA
QUE TE
TUMBA A
LA TERCERA
“LA RECETA ORI-
GINAL HOY ES
INVIABLE. TUMBA
A CUALQUIERA”
EXPLICA EL
‘BARTENDER’
MIGUEL ESCOBEDO
ÁNGEL BECERRIL