Esta corriente cultural surgió en los años ochenta en Italia, como
una protesta contra el auge de la comida rápida. Con el paso de
los años, la idea de no hacer solo por hacer sino de disfrutar cada
actividad y volverla una experiencia placentera, se convirtió
en una filosofía adaptable a diferentes aspectos de la vida.
Carl Honoré, uno de los principales representantes de este movi-
miento, ha asegurado que el objetivo principal es romper con la
idea de que lo “lento” es malo; se trata de asimilar que en ocasio-
nes está bien poner el freno para dedicarse por completo a ciertas
labores, como una comida familiar o resolver un problema laboral,
de una manera más tranquila, saliendo de esa prisa y estrés que el
mundo moderno han hecho tan cotidianos.
Escapar del “virus de la prisa” significa ser realmente conscien-
te del tiempo que le inviertes a todo lo que haces y que tú misma
desarrolles la habilidad de decidir la marcha de cada momento de
tu día, permitiéndote acelerar solo en aquellas ocasiones en las que
sea realmente necesario.
El secreto está en
el equilibrio, busca
hacer todo a una ve-
locidad armónica y
disfrutarlo, en lugar
de vivirlo rápido.
Saludable JUNIO 2017 • 37