Yoga Journal Spain N.96 — Julio-Agosto 2017

(Greg DeLong) #1

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julio-agosto 2017

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«verduras saladas», que en la Roma
antigua se tomaban acompañadas con
dátiles. Plinio el viejo escribió a un amigo
acerca de una ensalada que se mantenía
fresca con nieve, y le reprendía por dis-
traerse con las bailarinas y no haberse
dado cuenta de este fenómeno. El escritor
y jardinero italiano Giacomo Castelvetro
se horrorizó al observar los hábitos ali-
menticios de los ingleses en el siglo XVI,
y escribió un libro en el que explicaba que
debían comer más ensalada. ¡No quería
que desperdiciásemos las hierbas y hojas
que teníamos!
Según Castelvetro, para hacer una
gran ensalada, en primer lugar debes
comenzar con los ingredientes: ¿Qué
tenemos en la nevera que hay que acabar?
¿Qué hay en el mercado que esté de tem-
porada? Toma los ingredientes del súper o
de la huerta y mézclalos. Eso es ensalada.
A nosotros nos encanta usar una
variedad de texturas para hacer nuestras
ensaladas divertidas, diferentes, y en
general más ricas (mira «Haz la ensalada
perfecta»). Lo esencial es encontrar el
equilibrio entre fresco y seco, así como
entre suave y crujiente. Por ejemplo,
podríamos empezar con un par de zana-
horias, rallarlas en un montón, sazo-
narlas, exprimir un limón por encima, y
luego coger un trozo de queso, y con un
pelador hacer virutas transparentes junto
a la zanahoria. Después desmenuzamos
en trocitos un poco de pollo cocido, echa-
mos un chorrito de aceite de oliva, y aña-
dimos escamas de sal y pimienta negra
recién molida. Por último, lo mezclamos
todo con un puñado de hojas suaves,
rodajas de pimiento morrón, cereales o
alubias cocidas, unas semillas tostadas o
frutos secos, y un aliño casero.
Para cerciorarnos de que en nuestro
libro estuviese lleno de ensaladas inte-
resantes, Giancarlo y yo viajamos por
el Sudeste asiático, Marruecos, Italia, y
Estados Unidos con el fin de descubrir
nuevas formas de comer. Trabajamos con
cocineros y chefs de varios países, inclui-
dos la India, Nepal, Sri Lanka, Camboya,
América del norte y del sur, China, Japón,
Francia, Kuwait, Grecia, Perú, Corea, y
más. Por eso todas las ensaladas del libro,
incluidas las tres que verás en estas pági-
nas, son vibrantes, refrescantes, y equili-
bradas, con toda una variedad de texturas
–ideales para la familia y los invitados, y
con todo el sabor del verano–.

Ensalada de verduras asa-
das y orzo con albahaca,
piñones y parmesano
PARA 8 PERSONAS
Esta receta italiana combina bien con
carne o pescado a la parrilla, pero es
suficientemente potente como para lle-
narte así sin más. Si quieres variar, pue-
des añadirle otras verduras, como
brécol, hinojo, y berenjena.

3 calabacines medianos (medio kilo),
cortados en rodajas de 1 cm.
2 pimientos morrones rojos o amarillos
cortados en tiras de 1 cm.
2 cebollas rojas cortadas en 8 cuñas
20 tomates cherry
½ taza de aceite de oliva virgen extra
2 cucharaditas de orégano seco
6 dientes de ajo con piel aplastados
Tomillo (un par de ramitas)
1/3 taza de piñones
½ kilo de pasta orzo
1/3 taza de parmesano rallado muy fino
1 taza de hojas de albahaca ,
y algo más de aderezo.

Precalienta el horno a 175 °C.
En un bol echa el calabacín, el pimiento,
la cebolla, y los tomates con 4 cuchara-
das de aceite de oliva, orégano, un poco
de sal y pimienta negra recién molida;
pásala a una sartén para asar y añade el
ajo y el tomillo. Cocínalo todo una media
hora hasta que las verduras se ablanden
y empiecen a dorarse. (Puedes hacerlo
con una parrilla o en barbacoa para darle
otro sabor.)

Tuesta los piñones en una bandeja de
horno hasta que se doren, de 3-5 minu-
tos; retíralos y resérvalos al frío. Cuece el
orzo como se indique en el paquete;
escúrrelo y remuévelo con las otras 4
cucharadas de aceite en un bol.

Aparta el ajo y el tomillo del calabacín;
mezcla y remueve la mezcla con la pasta.
Deja enfriar a temperatura ambiente, o
sirve el plato caliente. Añade parmesano,
la albahaca picada, sal y pimienta. Sirve
aderezada con unas hojas de albahaca.
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