Yoga Journal Spain N.96 — Julio-Agosto 2017

(Greg DeLong) #1

82


MAYTE CRIADO


Opinión


julio-agosto 2017

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estático, las paradas, la interiorización, la
relajación final– es en realidad el sonido
de la voz del profesor. A través de una
voz abierta y fuerte, el profesor genera la
intención y llama a la puerta de una ener-
gía más dinámica en el alumno. Mediante
una voz suave e interiorizada, la voz del
profesor inspira la lentitud y la energía
relajante en el alumno.

Para poder manejar el volumen, la
cadencia y el ritmo, el profesor debe
confiar en sí mismo. Tiene que “creer”
con todo su ser en lo que transmite, pero
paciencia... eso llega en la medida en que
caminamos hacia nosotros mismos y nos
permitimos ser lo que somos. Todos nos
encontramos siempre ahí... caminando.

Respiración. En todas las clases que versan
sobre técnicas de voz, siempre escuchamos
la misma canción: tener presente la respi-
ración, inhalar después de cada frase, lle-
narse de aire, darse el tiempo de respirar. Y
efectivamente es así. Solo que para un pro-
fesor de Yoga, además, la respiración cobra
una relevancia casi trascendente, pues la
mayoría de las instrucciones que va a ofre-
cer tienen que ver con el hecho de respirar,
mejor dicho, con el hecho de permanecer
presentes en la respiración.

Quizás sea este el matiz que más puede
aportar a un instructor de Yoga: permane-
cer con plena presencia en la respiración.
Dicha presencia aporta sin duda, la cone-
xión con uno mismo. Es imposible perma-
necer presentes en la respiración si uno no
está presente en aquello que transmite, y al
contrario, no es posible permanecer conec-
tados si no se está o se es en la propia respi-
ración. Así, es muy posible acoplar al hecho
de hablar y decir, una u otra inhalación o
exhalación en tal o cual palabra, pero en
una clase de Yoga, eso no es suficiente para
conectar con la propia autenticidad.

Libertad y Naturalidad. Cuando la voz
que ofrecemos contiene lo que en rea-
lidad somos, no hay mayor liberación.
Muchas veces, la voz del profesor denota
sus debilidades, su cansancio, si tiene
dudas... Qué maravilla si esa energía
sonora, basada en la naturalidad de
la propia verdad, se acompaña de la
seguridad en las indicaciones e instruc-
ciones que se están dando en la clase!
Ello implica que la autoridad y el rigor,
imprescindibles en una clase de Yoga,
pueden siempre sumarse a la ternura de
sonar con la voz del momento que se abre
ante uno mismo sin intentar cambiarlo o
hacerlo desaparecer.

Mayte Criado impartiendo una clase
para profesores de Yoga.

Liberar la voz de la culpa, de la insegu-
ridad, del parecer o del demostrar, es uno
de los procesos más transformadores que
podemos abordar. Forma parte del camino
del profesor de Yoga.

La voz sin ego. Esta conciencia de alcanzar
el estado de autenticidad, de proyectarlo,
de respirarlo, de liberarlo y de encontrar la
propia verdad en cada momento, es lo que
yo entiendo como las piezas fundamentales
del camino yóguico. Para mí, como profe-
sora y formadora de profesores de Yoga,
no se trata de alcanzar ningún tipo de
perfección idealizada o transmutada. No es
querer convertirme en una maestra al uso
ni perseguir ninguna suerte de iluminación
etérea. Nada más lejos de mi realidad. Más
bien es la constante búsqueda de mejorar
y encontrar mi propia autenticidad, en
cada momento, con la humildad de quien
simplemente pretende mirarse para poder
compartir, desde lo que es, aquello que le
sirve para vivir con conciencia.
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