MALA LECHE
CINEPREMIERE.COM.MXJULIO 2017 13
INSIDER
DATO CLAVADO
or mucho que se cumplieron 70 años del festival de Cannes, eso no garan-
tizó que hubiera mucho qué festejar en un evento que, en cada edición, re-
sulta más fatigante. Eso de levantarse a las siete de la mañana todos los días para
ver una película generalmente mediocre es como para plantearse preguntas exis-
tenciales. Además, este año, con la amenaza de terrorismo islámico que cunde por
toda Europa, las medidas de seguridad fueron extremas. Cada ingreso al Palais o al
Gran Teatro Lumière implicaba hacer una cola digna de aeropuerto, donde a uno lo
inspeccionaban minuciosamente, pasando no sólo por un detector de metales, sino
también por una revisión manual.
Fuera de las instalaciones ocurría otro tipo de exceso: el de los precios. Bien
sabido es que los comerciantes de Cannes aprovechan el festival para elevar sus
precios en un porcentaje desmedido, por lo que una
modesta comida corrida en un restaurante del mon-
tón cuesta alrededor de veinte euros. O sea, cuatro-
cientos del águila.
Todo eso causa una sensación de cansancio que
se va acrecentando con cada día. Por ello, la con-
troversia de Netflix provocó una fantasía. Como es
sabido, la inclusión de dos producciones de dicha pla-
taforma digital –Okja, del coreano Bong Joon-ho, y
The Meyerowitz Stories, del gringo Noah Baumbach–
motivaron una protesta por parte de los exhibidores
franceses, porque argumentaban que no se exhibirían
después en salas. Hasta Pedro Almodóvar, presidente
del jurado, declaró que no premiaría películas que no
se estrenaran de manera teatral (¡y lo cumplió!).
Una tormenta en un vaso de agua, si se quiere,
pero sugerente de un concepto muy deseable: que
todo el festival de Cannes se transmitiera por una
plataforma digital en una especie de pago por even-
to. Sólo el personal acreditado tendría acceso a ver las
películas en competencia desde su casa. Así se ahorra-
ría no sólo el boleto de avión, sino también el hospe-
daje y la comida: una suma considerable. También se
evitaría el roce con otros críticos y el verse forzado a
comparar opiniones, pues, como dijo Borges, es la ac-
tividad más inútil del mundo.
De por sí, todas las conferencias de prensa son
subidas al sitio web del festival y se pueden ver en
YouTube. ¿Para qué molestarse en asistir a ellas?
La información de las películas ya llega en forma
de EPK a nuestras computadoras, orillando al viejo
press kit a la obsolescencia.
Uno podría argumentar: “Bueno, pero te vas a per-
der el ambiente de la Costa Azul”. Para eso se recurriría
a la realidad virtual, pues, como lo demostró la instala-
ción Carne y arena, de Alejandro González Iñárritu, ya
se puede reproducir cualquier ambiente mediante el
uso de unos visores y audífonos.
Por eso hago desde aquí esta humilde propuesta.
En vez de mirarse con suspicacia, Cannes y Netflix de-
berían invertir en una coproducción que nos ahorrara
todo el trajín y el costo de desplazarnos hasta la Costa
Azul. Nuestras neurosis se los agradecerían.
–Waldo Lydeckertiene el récord Guiness de más autos destruidos en
una filmación:Según Michael Bay, los vehículos fueron donados
por la aseguradora de la película.Transformers:
el lado oscuro de la luna
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ILUSTRACIÓN: MICHEL LARIS