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do en el estudio de posproducción más grande
que tiene Warner Bros. Si imaginan una sala de
cine comercial, la quitan todas las butacas y las
reemplazan con una fila de consolas, compu-
tadoras y un piano, podrán darse una idea del
lugar de trabajo del equipo de Dunkerque (ver
cuadro en la página anterior).
Lo que haces es lo que te define
“Te dejo con Emma, voy a seguir trabajando un
ratito y luego platicamos, ¿okay?”. De esa for-
ma, el realizador que alguna vez mandó vol-
car un tráiler real en plena calle de Chicago, se
da la vuelta y entra a la sala de edición. Emma
Thomas, al parecer mi guía para hoy, me lleva
a un sofá en la par-
te trasera de la sala
para ver al equipo de
Dunkerque trabajar.
Al frente, Nolan
da indicaciones a sus
ingenieros de audio.
“Repitámosla otra vez”,
les dice en una oca-
sión. “Pero haz que
el sonido de la explo-
sión entre tres o cua-
tro cuadros después”.
La secuencia, de no
más de diez segun-
dos, es repetida en la
pantalla enorme y la
diferencia es casi im-
perceptible. Una y
otra vez, la cubierta de
un barco militar, una
explosión y una olea-
da que abarca toda la
pantalla. “Esta parte
puede ser cansada”,
me dice Thomas en
voz baja. “Pero es in-
creíble ver la película ya casi terminada”.
“Es curioso, pero en un set la persona menos
experta es el director”, me dice Chris al regresar,
cuando le pregunto qué parte del proceso de rea-
lización es la que más disfruta. “Pero eso es lo
que me gusta: sabes muy poco de muchas cosas,
pero tienes una visión y te haces del mejor equi-
po para cumplirla”. De vuelta en la sala de edi-
ción, veo que junto al sillón que ocupa Nolan hay
una copia de la revista Wired, publicación de la
que fue editor invitado hace unos años a pesar de
tampoco ser un experto en eso. Pero si algo nos
dice su obra cinematográfica es que la experien-
cia no es tan importante para él como la pasión.
Fionn Whitehead interpreta a
Tommy, lo más cercano que el
filme tiene a un protagonista.
kiana
(Kiana)
#1