EL MUNDO. MIÉRCOLES 30 DE OCTUBRE DE 2019
42DEPORTES i
El Atlético vuelve a su diván
FÚTBOL. Empata en Mendizorroza víctima de su pobre producción ofensiva / Lucas Pérez neutraliza el gol de Morata
SERGIO R. VIÑAS VITORIA
Resultó que lo del sábado en el Wan-
da fue un espejismo, que aquellos
dos chispazos de Correa y las salva-
doras intervenciones de Oblak ante
el Athletic fueron simplemente eso,
detalles extraordinarios para disimu-
lar las carencias colectivas de este
Atlético, anclado en la mediocridad yMENDIZORROZA. 17.235 ESPECTADORESALAVÉS1
ATLÉTICO1
LALIGA (JORNADA 11 )Árbitro: Estrada Fernández
Tarjetas amarillas: Llorente, Wakaso, Felipe,
Laguardia, Hermoso y Manu García.
Goles: 0-1: Morata (min. 70). 1-1: Lucas (min. 83).Pacheco....... i Oblak...........
Martín.......... i Arias...........
Laguardia...... i Felipe.........
Magallán........ i Hermoso........
Duarte.......... i Lodi............
Manu García.... i Llorente.........
Wakaso......... i Herrera.........
Aleix Vidal....... i Saúl............
Rioja............ i Lemar...........
Lucas........ i Correa..........
Joselu.......... i Diego Costa......
Cambios en el Alavés: Pere Pons () por Rioja
(min. 68). Burke (s.c.) por Wakaso (min. 75).
Pina (s.c.) por Joselu (min. 88).
Cambios en el Atlético: Thomas () por Llorente
(min. 46). Morata () por Herrera (min. 60).
Koke () por Diego Costa (min. 70).en una tendencia preocupante, una
sola victoria en los cinco últimos par-
tidos de Liga. En Vitoria, visita tradi-
cionalmente amable para los de Si-
meone, no pasó del empate y no po-
drá argumentar que mereció más.
Marcó Morata en una jugada aislada
y se conformó con ello. Conservadu-
rismo castigado por el Alavés con un
golazo memorable de Lucas Pérez,
que agarró la pelota en tres cuartos
de campos, se deshizo de Koke y Lo-
di y se sacó de la manga un chut ma-
ravilloso desde la frontal.
Morata, que marcó por tercer par-
tido consecutivo, fue casi la única
nota positiva que deparó el duelo
para el Atlético. Acaso también He-
rrera, el único de los que tenían algo
que demostrar que convenció con
su actuación, algo que no puede de-
cir Llorente, ni por supuesto Diego
Costa. Pero más allá de los nombres
propios, el Atlético dejó en Mendizo-
rroza la sensación de ser un equipo
con escasos recursos ofensivos,
cuando el caché de su plantilla dice
exactamente lo contrario.
Especialmente preocupante fue-
ron los 45 minutos iniciales de los ju-
gadores de Simeone, protagonistas
de la nada más absoluta. Lo más pa-
recido a una ocasión de gol que hu-bo en esa primera parte fue un suce-
dáneo de remate de Joselu desde la
frontal que sólo sirvió para constatar
que, en efecto, el Atlético jugaba con
portero. El Alavés también lo hacía,
pero no hubo manera de contrastar
dicha información. Pacheco se mar-
chó al vestuario con los guantes im-
polutos, como recién salidos de fá-brica, reflejo de la completa inope-
rancia ofensiva de los visitantes.
En cierta manera, los ostentosos
bostezos de Diego Costa durante el
calentamiento habían servido despoiler de lo que iba a suceder. Lo
que no quedó claro es si destripaba
lo que iba a ser la primera parte en
general o la actuación del hispano-
brasileño en particular: un encuen-
tro más, un alma en pena que no en-
cuentra la salida al pozo futbolístico
en el que está sumido. Durante 70
minutos, los que estuvo en el campo,se limitó a buscar (y perder) refrie-
gas con Laguardia y a quejarse al ár-
bitro por cualquier cosa sin hallar
una rehabilitación que nunca llega.
El resumen más simbólico del parti-do de Costa fue que el gol del Atléti-
co llegó segundos después de que
Simeone le enviara al banquillo, co-
mo si su presencia fuera un obstácu-
lo insalvable para el éxito de su
equipo. La combinación entre Mora-
ta, Koke y Correa permitió a los de
Simeone desencallar un partido que
se le había puesto muy feo.
Ya antes había frenado el dominio
a los puntos del Alavés, especial-
mente con balones diagonales hacia
la carrera de los laterales que hicie-
ron daño a la defensa local. También
con la presencia de Thomas en el
centro del campo, sustituyendo tras
el descanso a un Llorente gris y te-
merario en el regreso al lugar donde
más feliz ha sido como futbolista.
El duelo, no obstante, se mantuvo
igualado hasta que Morata logró
quebrar la defensa albiazul a 20 mi-
nutos del final. Ya no tenía nada que
perder el Alavés, por lo que asumió
riesgos frente a un Atlético que pare-
ció conformarse con el que era el gol
de la victoria. Pacheco le negó el do-
blete al madrileño en un mano a ma-
no y a partir de ahí desapareció el
Atlético, renuncia que aprovechó Lu-
cas Pérez para cincelar la obra maes-
tra que estableció el definitivo y jus-
to empate en el marcador.Koke y Morata se lamentan después del gol de Lucas Pérez para el Alavés, que evitó la victoria del Atlético de Madrid ayer en Mendizorroza. ANDER GILLENEA / AFP
Simeone, en Vitoria. EFE
Morata: «Si me preocupara
sólo por mí, sería tenista»
A Morata le bastaron ocho minutos para
rematar al Leverkusen, 64 para derribar al
Athletic y apenas 10 para quebrar el fortín
de Mendizorroza: tres goles en los tres
partidos del Atlético en esta semana. Con
cuatro dianas ya es el pichichi del equipo
por delante de Joao Félix. Pero seguro que
se acordará del cara a cara con Pacheco
desperdiciado y con el que pudo rematar al
Alavés. «Si me preocupara sólo por mí, me
dedicaría al tenis», relativizó el delantero,
con la mente ya puesta en el Sevilla. / C. G.