El Mundo - 30.10.2019

(Sean Pound) #1

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Me cuentan que muchos ciudadanos es-
tán recibiendo llamadas de las empresas
demoscópicas. A mí no me han llamado
nunca para sondearme, ni siquiera Nar-
ciso Michavila. Si me llamara me pon-
dría en un aprieto porque no sé si voy a
votar ni a quién, aunque todo indica que
la mayoría va a decidir por Pedro Sánchez. Hubo un mo-
mento que lo tenía clarísimo; eran los tiempos de la fe del
carbonero. Narciso Michavila es un tipo encantador aunque
le acusan de hacer las preguntas no en Vallecas sino en el
barrio de Salamanca. Una calumnia trasnochada porque
ahora se puede votar a Vox en Vallecas y a Podemos en la
zona nacional. Como sustituyó a Pedro Arriola en la fonta-
nería de Rajoy sospechan que emplee su clarividencia para
dar esperanza al PP, que, según él, se acerca peligrosamen-
te al PSOE, lo cual acaba de ser desmentido por José Félix
Tezanos. Michavila no puede codearse con el CIS, aunque
lo intenta. «Tezanos –dice Narciso– ha multiplicado el nú-


mero de encuestas enormemente para satisfacer la sed de
datos de sus jefes». El augur de Sánchez confiesa que los
que hacen encuestas no son adivinos y se limitan a hacer
una medición estadística.
En víspera de las elecciones el CIS ha presentado el ma-
crobarómetro electoral: 17.650 entrevistas en 1.091 muni-
cipios de 50 provincias. No hay quién venza a Pedro Sán-
chez cuando emplea la artillería del CIS. Ya le puede poner
un piso el gobernante a su gurú. De los resultados, deduci-
mos que ya no trabajarán juntos Tezanos y Michavila para
la gran coalición que temía Pablo iglesias. Según el CIS, el
PSOE avanza: 150 diputados. Podría gobernar con Albert

Rivera, con Pablo Iglesias, con geome-
tría variable o con quien quiera.
Y no es verdad que los que hacen son-
deos se ajusten a mediciones o que la de-
moscopia sea una rama de las Matemáti-
ca, es necesaria la intuición y la picardía
para complacer a los clientes y para afinar
las opiniones. Pierre Bourdieu, sociólogo francés, reconocía
que la sociología también busca y aprende de los fenómenos
irracionales, místicos y proféticos en conceptos teóricos. O
sea que los romanos y los griegos no sólo son contemporá-
neos nuestros sino que están en la posmodernidad. Los pro-
fetas, magos, iban descalzos, dormían en el suelo. Pero los
clásicos se mezclaban con los dioses. Alguno era ciego como
Tiresias, por haber visto desnuda a Atenea mientras se baña-
ba. A Casandra le lamieron las serpientes los senos para con-
cederle el don de la profecía. Los que hacen ahora sondeos ni
pertenecen a una casta sacerdotal ni son profetas, pero tie-
nen un papel importante o quizás nefasto.

Pregunta.– A un ingeniero, a un ejecutivo
que sea medianamente leído, ¿se le nota en
el trabajo? ¿Para bien?
Respuesta.– Sin duda se nota. Y es una ven-
taja porque, entre otras cosas, a través de la
cultura se crean afinidades que pueden ser
útiles. Pero también hay muchos grandes
directivos que no tienen ningún interés, que
no han leído un libro en 20 años. A mí me
choca mucho, pero supongo que todos esta-
mos expuestos a este mundo del ocio y de
las pantallas.
P.– ¿Usted le saca algún partido profesional
a ser escritor?
R.– La cultura te ayuda a ser mejor directi-
vo. Si tienes cultura, si sabes de Historia,
por ejemplo, estás mejor informado, puedes
tomar mejor las decisiones.
P.– Cuénteme su historia con la literatura.
¿Era una vocación de siempre o fue un des-
cubrimiento de adulto?


R.– Fue un descubrimiento. Soy ingeniero,
trabajo en una multinacional, no tenía nada
que ver con las letras. De joven compuse al-
go de música, me gustaba el arte... pero la
novela la descubrí accidentalmente, escri-
biendo un poco por instinto, me encontré
con una novela que fue finalista del Premio
Fernando Lara. Ahora, le dedico cada minu-
to que tengo libre.
P.– ¿Cuándo escribe?
R.– No tengo una disciplina, escribo por pu-
ro placer. Escribo cuando puedo, los fines
de semana, en vacaciones...
P.– ¿Le es relativamente fácil escribir? Si se
propone contar algo, ¿le suele salir bien?
R.– Escribir es fácil y placentero. Por eso,
cada vez se escriben más libros. Lo malo es
cuando pretendes que alguien te lea.
P.– ¿Y sabría decir qué es escribir bien?
R.– No tengo una definición. Sé que escri-
bo con la idea de causar placer en el lector.
Pienso que tengo que respetarlo, tengo que
pensar en las 12 horas que lleva luchando
con su trabajo, con su familia... Así que tie-
nes que hacerle disfrutar, cuidar el lengua-
je para él, evitarle las escenas muy largas,
dar con el número de personajes justo que
no lo abrume. Y luego hay un trabajo casi
de escultor: esculpes, pules, perfeccionas...
P.– ¿Escribiría novelas de infinitas páginas?
R.– Escribí una de 736 y en la editorial ya
me dijeron que vale, pero que era un poco
larga. A mí no se me había ocurrido que

fuese un inconveniente para el lector, pero
me queda mucho por aprender.
P.– ¿Qué le gusta de El cementerio de los
suicidas?
R.– Creo que es la trama más redonda de
las que he escrito: las dos historias son po-
tentes y se engarzan mejor.
P.– Ese truco lo usa Leonardo Padura.
R.– No he inventado nada. Lo de los dos
planos funciona bien porque crea hambre
de lectura. El lector se oxigena.
P.– ¿Empieza una novela a escribir con la his-
toria muy planeada?
R.– No. Lo único que sé es dónde están los
personajes, en qué momento y lugar. En es-
te caso, en Madrid, en los últimos años del
siglo XIX y una aventura en el Atlántico en
el siglo XVII. Lo que sí levo es mucho estu-

diado leído y mucho leído. Para este libro
volví a Galdós.
P.– Yo a Galdós lo recuerdo como una lectu-
ra un poco durilla.
R.– A mí no me gustaba. Era de esas lectu-
ras obligatorias que uno veía con antipatía.
Pero es un cronista sobresaliente.

LA ENTREVISTA FINAL


MANUEL HURTADO MARJARIZO. Écija, 1962. Ingeniero, directivo de
Saint Gobain y escritor de ‘best sellers’. El último de ellos, ‘El cementerio de los
suicidas’ (La Esfera de los Libros) es una historia de ocultismo en la resaca del 98.

El CIS:


tú eres Pedro


EL RUIDO DE LA CALLE


RAÚL DEL POZO


ÁNGEL NAVARRETE

YO ESTUVE UNA VEZ EN EL
CEMENTERIO INGLÉS DE
MADRID, PERO AL DE LOS
SUICIDAS NO HE IDO. Tiene
su encanto, como todos los cementerios
antiguos. Está lleno de tumbas de judíos, de
ateos. Madrid también tiene sus escenarios y
sus historias mágicas esperando a que alguien
los cuente, como Ruiz Zafón hizo en Barcelona.

LA ÚLTIMA


PREGUNTA


«Escribir es


fácil. Lo malo


es conseguir


que te lean»


LUIS ALEMANY


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