El Mundo - 05.11.2019

(WallPaper) #1

EL MUNDO. MARTES 5 DE NOVIEMBRE DE 2019
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E S P A Ñ A
i

El nuevo Gobierno tiene como primer reto
responder a la carta de la Comisión Euro-
pea que advierte España de que está en
«riesgo de desviación significativa» de las
reglas del euro por la cronificación de su dé-
ficit y su deuda. Así lo recordó al introducir
el bloque económico la moderadora Ana
Blanco preguntando a los líderes cómo van
a hacer el ajuste necesario. Son un 0,65%
del Producto Interior Bruto, equivalentes a
6.700 millones adicionales de ajuste vía
más ingresos o menos gastos. No sólo es
necesario para evitar el bochorno de volver
al furgón de déficit descontrolado bajo con-
trol de Bruselas, sino por corregir una vul-
nerabilidad de la economía española que
puede ser letal en caso de nueva crisis.
Sin embargo, ningún candidato respondió
en el debate electoral a cómo afrontarían es-
te primer reto si llegan a Moncloa y que lue-
go es real, como demostró Mariano Rajoy
cuando nada más llegar a la Presidencia del
Gobierno en 2011 subió por sorpresa los im-
puestos. Ni siquiera respondieron para decir
que se pedirá flexibilidad a la Comisión Euro-
pea aprovechando los nuevos vientos de rela-
jación. La mayoría reconoció que la situación
económica ya ha cambiado con respecto a las
eleccionesde abril, pero no variaron sustan-
cialmente sus propuestas de entonces.
Pedro Sánchez reconoció el enfriamien-
to, pero tras asegurar que «tenemos que ser
rigurosos», dio un dato erróneo en su favor
en 200.000 empleos. «Desde el tercer tri-
mestre de 2018 hemos [¿hemos?] creado en
torno a 530.000 puestos de trabajo», cuan-
do según el Instituto Nacional de Estadísti-
ca la cifra correcta son 332.000. Es decir, un
35% menos de lo que dijo Sánchez.

El líder socialista ocultó una vez más qué
impuestos pretende subir para financiar su
programa electoral que, según no desmin-
tió al líder del PP, Pablo Casado, implica
30.000 millones de euros al año al final de la
legislatura. Entre sus escasas concreciones
en este bloque anunció que, si logra seguir
en Moncloa, nombrará vicepresidenta eco-
nómica a Nadia Calviño, que teóricamente
ya lo es de facto como presidenta de la Co-
misión Delegada de Asuntos Económicos.
Por cierto, que planea, si gana, una fuerte
ampliación del Consejo de Ministros, pues
mencionó añadir al Ministerio de Despobla-
ción y otro de Vivienda. Sí dejó claro que es-
tá en contra de bajadas de impuestos y sor-
prendió usando como fuente de autoridad
al ex ministro de Hacienda del PP, Cristóbal
Montoro, que se ha declarado escéptico so-
bre la rebaja fiscal de Casado de 16.000 mi-
llones. El líder del PP fue el más rotundo a
favor de bajar impuestos sin concretar tam-
poco con qué recorte de gastos o incremen-

to de nuevos ingresos para responder a la
carta de los comisarios europeos.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, pare-
ció no creerse su propia propuesta estrella de
crear una renta básica universal con un coste
de 10.000 millones y no la reiteró, pero sí pro-
metió dentista, educación infantil y universi-
dad gratuitas, además de blindar la revalori-
zación de las pensiones por ley. Algo no en-
caja a los ciudadanos para que con tan bellas
promesas no vaya primero en las encuestas.
No hubo objeciones de ningún candidato a
subir las pensiones con el IPC, lo que implica
el fin del 0,25%, pero nadie explicó cómo ha-
cer sostenible el sistema con tamaño aumen-
to de gasto anual. Sánchez intentó un perfil
más centrista en el área económica y repren-
dió a Iglesias que criminalizara a los empre-
sarios y salió en defensa del dueño de Inditex,
Amancio Ortega, sin que nadie le pregunta-
ra. Lo que sí le preguntó Iglesias es qué pasa
con su promesa de derogar la reforma labo-
ral y la publicación de la lista de amnistía fis-
cal. Pero el líder del PSOE optó por hablar del
cambio climático en respuesta. En cuanto al
líder de Vox, Santiago Abascal, defendió co-
mo receta la supresión de la subvención a la
inmigración ilegal, pero sin saber su alcance
y preguntó en varias ocasiones al líder del
PSOE sobre el ahorro que supondría.
Y quedó en el aire cómo sanear por fin las
cuentas públicas. No hay manera.

El primer


gran reto,


sin respuesta


CARLOS
SEGOVIA

Para saber quién ha ganado un debate uno
no debe pensar jamás en lo que sentenciaría
un periodista y menos un tuitero. Uno debe
pensar en un ciudadano que no lee periódicos
ni está en las redes sociales y alimenta su es-
píritu con dudas y televisión. A él se dirige es-
te debate y solo por él cobra sentido un espec-
táculo tan alejado de Sócrates y tan cercano
a Supervivientes. Ese ciudadano ahorra mu-
cho en categorías politológicas y decide el vo-
to por sensaciones estrictamente televisivas.
Esas sensaciones le dijeron ayer cosas dis-
tintas sobre los candidatos de las que venían
contando los medios. No porque los medios
mientan, sino porque los candidatos mutaron
para hablarle estrictamente al dudoso que se
sentaba delante de la pantalla. Así, Sánchez
se olvidó por unos minutos de Sánchez y se
puso a vender dureza en Cataluña con mate-
riales saqueados del programa de Cs y del PP.

Casado aparcó el neomarianismo y adoptó el
tono más belicoso de sus tiempos lampiños
para cortar la progresión demoscópica de
Vox. Rivera se alejó del Rivera de abril, que
principalmente pegaba a la izquierda, para
golpear también a la derecha a cuenta de la
corrupción y asentar perfil de centro. Iglesias
se distanció del papel de monaguillo del
PSOE para erigirse en su confesor, esforzán-
dose sin éxito por extraer de Sánchez el pe-
cado de la gran coalición. Pero la gran trans-
formación la protagonizó Abascal, que dijo
las mismas cosas imposibles sobre las auto-
nomías e inmorales sobre los inmigrantes pe-
ro sin corbata y con aplomo de padre de la
Constitución, solo que de una Constitución
que no tiene nada que ver con la nuestra. Nos
había prometido un tigre pero acabó critican-
do los subfusiles y pidiendo exhumaciones
dignas para los represaliados de la guerra: co-
mo viaje televisivo al centro no está mal.
Certezas no nos llevamos ninguna, porque
no somos el público ideal del espectáculo. Di-
ría que Sánchez no sacó un voto de la izquier-
da pero tampoco del centro porque no des-
carta un Frankenstein II: Sedición Edition. Di-
ría que Abascal debutó con provecho pero
que la derecha exige algo más que una ban-
dera para decantar su voto, básicamente un
programa económico. Diría que Casado no
brilló, pero se beneficia de representar una si-
gla refugio en tiempo de zozobra. Diría que
Rivera luchó por el centro, y el domingo sa-
bremos si el centro en España es concebible.
Y diría que Iglesias está llamado a darnos lec-
ciones de pureza moral desde una oposición
ceñuda pero suficiente para pagar el chalet.
Pero si el debate resultó decepcionante es
solo porque el espectador sigue esperando de
la política del siglo XXI lo que solo podía dar-
le la política de la segunda mitad del XX. Se
dice que los ciudadanos llegan a estas eleccio-
nes más frustrados que nunca, pero ignora
que su frustración está en pañales. Tiene un
enorme recorrido por delante para crecer
hasta reventar. El votante del PSOE aún pue-
de ver a su partido abocado a depender de
Iglesias y Rufián, cuando no de Casado. El
votante del PP aún puede ver a Casado rin-
diéndose a la presión para hacer presidente a
Sánchez. El de Ciudadanos ha experimenta-

do la frustración antes de votar, porque unos
no perdonan a Rivera que mantuviera el veto
prometido y otros que lo retirara cuando los
socios preferentes riñeron: se le ataca por es-
tatua y por veleta, en realidad por existir, por-
que el centro es lo primero que estorba en
una pelea. En cuanto al votante de Podemos
o de Vox, cómodo cada cual en su polo, le im-
porta muy poco que haya Gobierno o terce-
ras elecciones porque él va a las urnas a en-
señar la herida por la que sangra su anhelo
de reconocimiento, no a desbloquear un país.
He aquí el escenario de ruido y furia al que
nos ha conducido aquella moción de censu-
ra. Año y medio después el separatismo ya
asume como útil la violencia, el jefe del Esta-
do ha dejado de serlo en Cataluña, el adver-
sario es degradado a fascista, los pactos se in-
terpretan como rendiciones, la inhumanidad
pasa por valentía, la economía se deteriora, la
Constitución se burla y los ciudadanos se po-
larizan en busca de certezas. Enhorabuena a
todos los idiotas y a cada uno según su grado.

Ruido y


furia en


noviembre


JORGE
BUSTOS

LA FREGONA TAMBIÉN ES DE HOMBRES. El 22 de abril, en el primer debate para el 28-A, la
escena con dos mujeres limpiando el suelo ante los candidatos fue duramente criticada: «Ellos
debaten, ellas limpian». Ayer la imagen cambió, ‘en mínimos’. Con los candidatos casi preparados,
apareció también un varón, fregona en mano, junto a varias mujeres para dar los últimos retoques.

JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

Sánchez se equivocó
en 200.000 empleos
tras pedir «rigor» al
resto de contendientes

Si el debate resultó
decepcionante es porque
se espera demasiado de
la política del siglo XXI

CAMINO AL 10-N LA OPINIÓN

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