El Mundo - 05.11.2019

(WallPaper) #1

EL MUNDO. MARTES 5 DE NOVIEMBRE DE 2019
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ESPAÑA
i


ANA MARÍA ORTIZ ZARAGOZA
El juicio contra Rodrigo Lanza por el
llamado crimen de los tirantes arran-
có ayer con la constitución del tribu-
nal del jurado. Como exige la ley, de-
bieron presentarse en la Audiencia
Provincial de Zaragoza al menos 20
candidatos previamente selecciona-
dos, que quedaron en nueve tras un
sorteo. Ocho de los elegidos por el
azar, sin embargo, fueron enviados a
sus casas y sustituidos por otros des-
pués de que tanto la defensa como
las acusaciones agotaran el número
máximo de jurados que se les permi-
te recusar: cuatro por cada parte. La
Ley Orgánica 5/1995 del Tribunal del
Jurado establece que los abogados
de uno y otro lado pueden formular-
les, antes de recusarlos sin alegación
de motivo alguno, «las preguntas que
estimen oportunas y el magistrado-
presidente declare pertinentes».
Entre las cuestiones que les plan-
teó Endika Zulueta, el letrado que
defiende a Rodrigo Lanza, figuraban
qué habían sentido al ser llamados
como jurados, si les gustaban las his-
torias policiacas o si habían visto Do-
ce hombres sin piedad. Por si alguien
no conoce el argumento, la película,
de 1957, versa sobre un tribunal del
jurado que entra en la sala de delibe-
raciones convencido de condenar
por asesinato a un adolescente. Has-
ta que uno de sus miembros, el pro-
tagonista, interpretado por Henry
Fonda, siembra la duda sobre su cul-
pabilidad y acaba logrando que el ve-
redicto gire hacia la absolución.
Esta es precisamente la estrategia
que desplegó ayer Zulueta ante el tri-
bunal: tratar de hacer vacilar a los
miembros del jurado sobre la consis-
tencia del relato de los hechos que
hacen las acusaciones –que piden 25
años de prisión por el asesinato de
Vítor Laínez por motivos ideológi-
cos–, lanzarles otra versión de lo su-
cedido y subrayarles: «Si les quedan
dudas, tendrán que absolver».
«Van a tener una oportunidad de
oro, como mucha gente no va a tener
el resto de su vida, de bucear en una
auténtica película, pero una película
que es de terror », les decía, animán-
doles a ampliar «su campo de visión»
antes de ilustrarlos con una anécdo-
ta de sus años de estudiante de Dere-
cho. «Había un catedrático que nos
decía: “Si uno abre el portal de su ca-
sa por la mañana y está el suelo mo-
jado, una persona normal dirá que
ha llovido y ya está. Una persona
que se dedica al Derecho Penal, abo-
gado, secretario, fiscal, dirá, quizás
ha llovido. Y a partir de ese momen-
to tendrá que mirar otras posibilida-
des, quizás ha pasado un camión y
ha mojado el suelo, quizás ha habido
una fuga de agua, quizás los vecinos
están regando y se les ha ido la man-
guera, quizás han venido unos pe-

rros y han meado frente al portal.
[...] Amplíen, ampliemos. Lo que
proponen las acusaciones es, con to-
dos los respetos, un análisis simple,
muy simple. Analicemos si existen
otras posibilidades. Ellos dicen: “El
suelo está mojado, ha llovido”. Yo di-
go: “Quizás, pero quizás no”».
A su derecha escuchaba atento y
con gesto compungido Rodrigo Lan-
za, quien irrumpió en sollozos en va-
rios momentos de su declaración y
acudió al juicio físicamente casi irre-
conocible, trasmutado en la antítesis
estética del joven antisistema que era
antes de entrar en prisión. Con el pe-

lo corto y raya al lado, sin rastas ni
piercings, con camisa azul y panta-
lón crema. Un lavado de imagen que
David Arranz, abogado y diputado
en las Cortes de Aragón por Vox,
que se ha personado como acusa-
ción particular, resumió diciendo:
«Parece que viene de comunión».
Acabada la sesión, la familia de
Víctor Laínez permanecía en la puer-
ta de la Audiencia, en corrillos, de-
morando la vuelta a casa. Su cuñada,
Raquel, casada con uno de sus her-
manos, contaba que fue ella quien le
regaló los famosos tirantes con la
bandera de España, como una espe-

cie de broma. «Se los puso mi mari-
do con el bañador un día que estába-
mos de celebración con la familia y
le hizo tanta gracia que le compré
unos. Pero otras veces los llevaba
con cosas de moteros o calaveras»,
decía tratando de alejar a la víctima
de la calificación de «fascista» que le
sigue desde que comenzó el caso.
Rodrigo Lanza también habló en
su declaración de los tirantes para
decir que ni siquiera se percató de
que los llevaba puestos. La versión
que dio ayer de los hechos y la de las
acusaciones no coincidieron prácti-
camente en nada salvo en el inicio.
Estuvieron de acuerdo en que Rodri-
go llegó al local acompañado de un
conocido, de nombre Pablo, y de dos
amigas de éste; en que Víctor Laínez
estaba sentado en la barra, y en que,
después de que Pablo le comentara
que «el hombre era un fascista del
barrio», Lanza fue a hablar con él.

Según el acusado, se acercó porque
Laínez le hizo un gesto con la cabe-
za; según las acusaciones, lo hizo
por motu proprio. Según Lanza, que
nació en Chile, la víctima le dijo: «Tú,
sudaca, vete a tu país»; según las
acusaciones, Lanza lo insultó lla-
mándole «facha» y «fascista».
Dieron por bueno todos también
que después de esta conversación,
cuando Lanza abandonaba el local,
Laínez lo siguió y se enzarzaron de
nuevo antes de la salida. Según las
acusaciones, cuando la víctima re-
gresaba a su sitio en la barra, Lanza
le dio un golpe mortal por detrás
con algún «objeto contundente» y
cayó al suelo, tras lo cual siguió pe-
gándole brutalmente en la cara. Ne-
garon las acusaciones que Laínez
mostrara o portara ninguna navaja
o cuchillo, arma que no se encontró
en el escenario de la agresión.
Lanza, sin embargo, aseguró que
actuó en defensa propia, que, cuan-
do salía, su amigo Pablo le gritó:
«Cuidado, que lleva un cuchillo», que
al girarse vio cómo empuñaba un ar-
ma y que, temiendo perder la vida,
repelió a Laínez a patadas. En nin-
gún momento, dijo, usó ningún obje-
to para golpearle. Tampoco se en-
contró, pero pudo llevárselo él o al-
guien, igual que alguien pudo retirar
el cuchillo. Esas claves determinará
el juicio, que Lanza arrancó justifi-
cando que la lesión en la cabeza de
Laínez se la produjo al caer al suelo.
Y acabó su declaración con pala-
bras para la familia del fallecido: «La-
mento lo que ha pasado, siento mu-
cho que una persona haya muerto
pero yo actué porque se me atacó sin
motivo aparente. Lamento también
el dolor de la familia pero... No sé ni
qué decirles, he estado todos estos
meses pensando qué decir a la fami-
lia de Laínez. Ahora solo espero que
puedan entender que sólo actué de-
fendiéndome, que tuve muchísimo
miedo, que creí que iba a morir...».

Un cuchillo y el objeto mortífero,


claves del ‘crimen de los tirantes’


Lanza dice que Laínez iba armado y que él no le golpeó / Se presentó «vestido de comunión»


Tras escuchar ayer en la
primera sesión del juicio,
dos versiones
contradictorias de lo
sucedido, la de la defensa
y la de las acusaciones, la
jornada de hoy podría ser
clave. Declaran las ocho
personas, al margen de
la víctima y del acusado,
que se encontraban en
el local Tocadiscos de
Zaragoza cuando
sucedieron los hechos.
Se trata, por un lado de
Pablo, el joven que
acompañaba a Rodrigo
Lanza, y de dos amigas
de aquél. Según el
acusado, no conocía a

estas chicas hasta aquella
noche y tampoco era muy
íntimo de Pablo, al que
calificó como
«conocido». Que no los
presente como amigos
puede beneficiar a la
credibilidad que el
jurado dé a sus
testimonio. Los cinco
testigos restantes son
la persona que se
encontraba aquella
noche sirviendo tras la
barra, donde Víctor
Laínez se encontraba
sentado cuando Lanza
entró en el local, y otros
cuatro jóvenes, que se
encontraban tomando
unas copas. Ellos podrán
aclarar, por ejemplo, si
Laínez llevaba un
cuchillo o sí Lanza lo
golpeó con algún objeto.

LOS 8 TESTIGOS


DE LA AGRESIÓN


DECLARAN HOY


Rodrigo Lanza, ayer, tras el espectacular cambio de imagen al que se ha sometido. EUROPA PRESS


Ocho jurados fueron
recusados; la defensa
les preguntó por ‘Doce
hombres sin piedad’

La cuñada de Laínez:
«Fui yo quien le
regaló los tirantes
como una broma»

20


Minutos. Duró el
monólogo de Rodrigo
Lanza contando lo
sucedido aquella
noche. Lo hizo a
petición del juez.

Rodrigo Lanza en 2015. ANTONIO MORENO

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