El Mundo - 05.11.2019

(WallPaper) #1

EL MUNDO. MARTES 5 DE NOVIEMBRE DE 2019
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E S P A Ñ A
i

JUANMA LAMET MADRID
Pablo Casado salió satisfe-
cho de su debate electoral
porque opina que evidenció
que «la única alternativa» a
Pedro Sánchez es el PP. Esa
llamada al voto útil fue su leit
motiv durante los pasajes
principales de la cita televisi-
va. Y por eso el candidato
popular fue más incisivo que
en la anterior campaña.
Logró colocar con limpieza
sus mensajes en materia terri-
torial y económica, pero tam-
bién se fajó en el cuerpo a
cuerpo contra el candidato
socialista y contra Albert Ri-
vera, sobre todo. Génova que-
ría afianzar su giro hacia la
moderación y, a la vez, apre-
tar más al presidente del Go-
bierno a cuenta de la crisis ca-
talana, tras los episodios vio-

lentos que se produjeron ayer
en Cataluña durante la visita
del Rey y la heredera al trono.
«No entiendo por qué no apli-
ca la Ley de Seguridad Nacio-
nal en el día en el que el Rey
no puede pasear por la se-
gunda ciudad de España. Y le
hago responsable de que se
pueda votar el 10-N en los co-
legios catalanes», añadió.
Uno de los principales tan-
tos que se anotó Casado ocu-
rrió al final, en el bloque de
regeneración democrática:
«¿Va a pactar con Torra y
Junqueras, sí o no? ¿Y a reci-
bir la abstención de Bildu?»,
le preguntó dos veces a Sán-
chez, que no quiso contestar.
«Quien calla otorga», convino
Rivera. «Pacto Frankenstein,
de nuevo», añadió Casado.
Lo cierto es que el candida-
to del PP se centró en Catalu-
ña más que en cualquier otro
asunto. Hasta cuatro veces le
preguntó a Sánchez: «¿Cata-
luña es una nación?». Ante la
falta de respuesta, él mismo
se contestó: «El señor Sán-
chez cree que Cataluña es
una nación y abraza la pluri-
nacionalidad porque necesita
los votos del PSC y del PSOE
de Galicia, Baleares y Valen-
cia, que ya gobiernan con los
nacionalistas». «No puede
presidir España si no cree en
la nación española».
El líder del PP descolló en
el bloque económico, donde
alertó de que la estrategia de
Sánchez acabará «como Za-
patero», con millones de pa-
rados más y «una recesión».
Y contrapuso su bajada fiscal
de 700 euros por persona al
alza de 1.000 del PSOE.
Pero Casado sufrió para
despojarse de la sombra de
corrupción de su partido y no
entró a polemizar con Santia-
go Abascal en temas como la
violencia de género. Ni siquie-
ra quiso criticar la propuesta
de Vox de ilegalizar al PNV.
¿Por qué? Porque el fuerte in-
cremento demoscópico de los
de Abascal va en detrimento
de Casado, y en el PP creen
que hay 25 diputados en jue-
go en el electorado indeciso.
Sí lo hizo con Rivera. De
hecho, uno de los momentos
clave del debate fue el cho-
que de cuernas de los líderes
de PP y Ciudadanos. Casado
le aconsejó que «no se equi-
voque de adversario» y lo
llamó veladamente veleta:
«A lo mejor tengo que espe-
rar al final del debate, a ver
si cambia de opinión».
«Hoy tenemos un referén-
dum sobre Sánchez». Quien
quiera «bloqueo» debe votar,
a su juicio, al PSOE «o inclu-
so a Vox, porque el fracciona-
miento de la derecha le da ré-
ditos» a Sánchez. «Sólo hay
dos opciones», y por eso pidió
a los electores de Cs y Vox
que «unan su voto en el PP».

Lo mejor. Casado logró
situar varias veces el eje
en la dicotomía PSOE-PP.
Con tono firme, pero sin
pasarse de frenada,
evidenció que Sánchez
puede pactar con Torra y
ERC y alertó de que los
votos a Vox podrían
favorecer al PSOE.

Lo peor. No logró
desligarse de las
propuestas más
radicales de su socio
Vox, dándole aire a
Sánchez. Peleó mucho
con Cs. Y sufrió para
rebatir las críticas sobre
la corrupción del PP.

SALDO POSITIVO


Victoria a los


puntos en el


‘ring’ catalán


El candidato del PP logra evidenciar


que Sánchez puede pactar con Torra


PABLO CASADO


RICARDO RUBIO / EP


LUIS ÁNGEL SANZ MADRID
Albert Rivera arrancó el de-
bate más moderado que en
su etapa del no es no a Pedro
Sánchez. Firme y contunden-
te en el fondo, pero construc-
tivo en las formas en línea
con su nueva imagen más
dialogante y de hombre de
Estado. El presidente de Cs
comenzó haciendo su pro-
puesta de desbloqueo para
evitar unas terceras eleccio-
nes y prometió que buscará
acuerdos con los constitucio-
nalistas desde el gobierno o
desde la oposición.
A medida que avanzó el
debate, fue entrando en la
confrontación con sus adver-
sarios. Buscó el cuerpo a
cuerpo con sus dos principa-
les rivales: el presidente del
Gobierno y el líder del PP, los

dos líderes del «bipartidis-
mo». Pero sólo encontró res-
puesta en Pablo Casado.
El líder del PP saltaba a la
mínima y confrontaba con
dureza con él a cuenta de las
supuestas cesiones de PP y
del PSOE al independentismo
o de la corrupción. Sánchez
hizo el vacío a todos sus re-
proches y no respondió. Rive-
ra tampoco supo ponerle
frente a sus contradicciones o
dejarle en evidencia con sus
silencios de forma tan descar-
nada como lo hizo Casado. Ni
siquiera consiguió que Sán-
chez le contestara cuando le
hizo una pregunta directa so-
bre los ERE: «¿Va a dimitir si
se produce una sentencia
condenatoria para el PSOE o
los dirigentes socialistas?»
El dirigente catalán no
consiguió esta vez erigirse en
alternativa frente al candida-
to socialista por incompare-
cencia de Sánchez y por una
mayor habilidad y agresivi-
dad de Casado.
Rivera comenzó el debate
en inferioridad de condicio-
nes y en caída libre en las en-
cuestas. Para despuntar y sor-
prender, recurrió a los golpes
de efecto visuales que tan
buen resultado le dieron en
abril. Sustituyó la foto enmar-
cada de Pedro Sánchez con
Quim Torra por un adoquín
lanzado por los radicales a la
Policía en Cataluña que re-
presenta «la amenaza a la de-
mocracia española». O La fo-
to de la líder del PSE-EE,
Idoia Mendia, con Arnaldo
Ortegi por un larguísimo plie-
go de papel lleno de «cesio-
nes y concesiones del PP y
del PSOE a los nacionalistas».
Incluso, exigió suprimir el
ICB (Impuesto de la Corrup-
ción del Bipartidismo), ense-
ñando un cartel que denun-
ciaba que las corrupción del
PP y del PSOE ha costado a
los españoles 48.000 millones
de euros. De nuevo, el único
que le respondió fue un enfa-
dado Casado.
El presidente de Cs tam-
bién confrontó con Abascal,
al que acusó de «falta de
coherencia» por pedir supri-
mir las autonomías después
de cobrar 331.525 euros en
cuatro años de «un chiringui-
to» de la Comunidad de Ma-
drid. O al que acusó de com-
plicidad con Salvini.
Desde el entorno de Rivera
valoraron muy positivamente
el debate. En su opinión, Ri-
vera combinó las propuestas
y una actitud propositiva con
un tono contundente frente al
líder del PSOE y sus cesiones
al nacionalismo o frente a la
corrupción de los ERE. Como
afirmó después el propio Ri-
vera, Sánchez «no contestó a
nada» porque «no quería de-
batir», con lo que quedó en
evidencia frente los demás.

Lo mejor. Colocó sus
mensajes contra la
corrupción y a favor de
aplicar la Constitución
en Cataluña. E hizo
responsables de la
actual situación al
PSOE y al PP por sus
«40 años de cesiones
ante el nacionalismo».

Lo peor. No consiguió
llevar la iniciativa del
debate. Ni confrontar
con Pedro Sánchez
como sí hizo en los
debates de abril,
cuando se presentó
como alternativa
al líder del PSOE.

CAL Y ARENA


A la ofensiva


contra el


bipartidismo


El líder de Cs confronta con Sánchez


y Casado pero sólo el PP le responde


ALBERT RIVERA


RICARDO RUBIO / EP


CAMINO AL 10-N LOS CANDIDATOS

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