El Mundo - 08.11.2019

(vip2019) #1
EL MUNDO. VIERNES 8 DE NOVIEMBRE DE 2019
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OPINIÓN i


EL ABSTENCIONISMO es un modo equi-
vocado de darse importancia, de sentirse
por encima del aparente gregarismo de
quienes votan. Yo, a diferencia de vosotros,
los que votáis, no trago, no se han hecho
estas mieles putrefactas para mi exquisito
y exigente paladar. Yo no arrojo la marga-
rita de mi voto a los cerdos. Ahí os quedáis,
que os den a todos por donde más os due-
la. Ni contáis con mi voto, ni lo contaréis.
Mi silencio va a ser un grito clamoroso de
hartazgo y de reproche. Me abstengo de
participar en vuestro revenido ritual por-
que yo no creo en ninguno ni me creo na-
da. Yo estoy en otra onda, como si no pisa-
ra la calle, como si no pisara por donde pi-
san todos, como si a mí no me pisara nadie
y no me interesara saber quién me puede
pisar más y quién me puede pisar menos.
El grado de perfección que yo exijo para
que alguien cuente con mi apoyo no se
compadece con esta epidemia de chapuce-
ría. Yo no entrego la verdad de mis convic-
ciones a esta caterva de mentirosos...
Si nos fijamos bien, quienes, en estos
días, pregonan su abstención, lo hacen

muy alto, quieras o no quieras oírles, y
con el yo por delante. Porque el absten-
cionismo implica una cierta hiperplasia
del yo, una megalomanía de la individua-
lidad que necesita ser proclamada frente
al cencerrismo del rebaño. Y todo ese ha-
blar hoy, y bien clarito, es para callar el
domingo como una caja vacía, como una
pared sin pintar: no quieren que cuenten
con ellos y se restan de los que cuentan y

se suman a los descontados, a los que ya
están en su tumba antigua. O a los que es-
tán con gripe en la cama, que el virus de
la gripe ya está en danza este otoño. No se
han enterado de que su voto es importan-
te siempre y cuando lo depositen en la ur-
na, y no tanto si se lo guardan en un forro.
Del mismo modo que cualquier derecho

que tengas cobra importancia, vida al me-
nos, cuando lo ejerces. Del mismo modo
que un individuo toma relevancia cuando
se junta con otro, con otros, y entra en li-
za o aúna fuerzas, pero no tanto cuando
se separa, se adentra en lo confuso del
bosque, y ni se le ve, ni se le oye.
Se consigna el porcentaje de las abs-
tenciones, y algo quiere decir que sea
más alto o más bajo, pero ese algo es

más equívoco que unívoco: hace bulto,
pero no deja de ser un hueco indiscerni-
ble. Un desierto sin mapa. El que calla
cree que su mutismo es elocuente, pero
no se puede hablar con quien nada dice,
ni hay modo de saber lo que quiere ni lo
que no quiere. Otros acaban decidiendo
por él. Y sobre él.

A PESAR de ellos, a pesar de los deba-
tes, de las soflamas, de la plastilina inte-
lectual de sus discursos. A pesar de tan-
to desastre para nada, votar es el último
refugio para no seguir descendiendo por
el estercolero. No hay nada que seduzca
menos que unas elecciones donde la po-
tabilidad de los candidatos es más que
dudosa. (No digamos ya el disparate de
tantas de sus propuestas).
Votar es algo más que seguir las ins-
trucciones. Votar es probablemente el úl-
timo salvoconducto para desactivarles las
excusas. El mérito común de los candida-
tos que piden el voto para el domingo es
el de haber malversado un hermoso oto-
ño español hasta convertirlo en un acci-
dente estacional crispado, agresivo.
La sensación general se resume en una
certeza fea: a esta convocatoria los ciuda-
danos llegamos algo más desvalijados.
Pero aún quedan posibilidades de no hu-
millarnos más. La principal, en situacio-
nes políticas límite como la que zarandea
a este país, es votar. Acudir el domingo
con la certeza de que ellos son los incapa-

ces. Artífices de otro golpe bajo a una de-
mocracia que antes o después hará su en-
juague y muchos serán desalojados por el
desagüe. En nuestro sistema no sólo tie-
ne autoridad la máquina. Votar es elegir
y eso aún es asunto de humanos. Votar es
un gesto íntimamente cotidiano, respon-
sable, necesario. Sobre todo en casos de
emergencia grave. Es lo hay.
El espectáculo obsceno de los últimos

meses no debe quedar avalado por una
abstención o un voto en blanco. Los polí-
ticos que salgan de las urnas no deben te-
ner ninguna posibilidad de prolongar el
mamoneo. Es la única manera de que no
acabemos en el fondo del mar. Tenemos
derecho a decir no. A evitar que todo se
degrade aún más. Que nadie pueda inva-

dir con soflamas racistas, xenófobas y si-
niestras una realidad que es mucho me-
jor que sus berreas. Para eso también hay
que votar. En un momento así, fuera de
ese gesto, sólo está el abismo.
Con una papeleta cualquiera puede
aportar algo para que algunos de los
energúmenos de nueva hornada que se
aúpan hasta los altos de Congreso no
nos arrojen más al vacío.

Si estamos de nuevo en estas es por-
que hemos recibido por parte del equipo
político habitual otro navajazo. Igual que
existe el deber cívico de ir al colegio
electoral, debieran existir multas fabu-
losas por tiempo perdido. Que no vuel-
van a ensalivarnos depende también de
ir a votar. Suerte.

CABO SUELTO


ANTONIO
LUCAS

LA BALSA DE LA MEDUSA


MANUEL
HIDALGO

LOS FRANQUISTAS trajeron la
democracia pactando con el PCE, la
única oposición al franquismo y que no
se parecía al comunismo podemita de
hoy, enemigo rabioso de la Transición.
Pero el gran beneficiario de la
democracia ha sido el PSOE, partido
inexistente en la dictadura y que suele
arreglárselas para que no haya
elecciones tranquilas. Si está en el poder,
nunca. En la oposición, rara vez. En estas
elecciones organizó el aquelarre de
ultratumba con Franco para provocar
una situación de anormalidad, como si el
golpe en Cataluña fuera poco.
Desenterrar la Guerra Civil no le ha
salido bien, pero ellos siguen a lo suyo,
que es el caos, y han dejado arder
Cataluña para que Iceta aparezca como
bombero auxiliar de ERC, a cambio de
que Junqueras invista a Sánchez. Ese es
el pacto de Can Roures: que haya dos
gobiernos tripartitos: socialistas,
comunistas y separatistas, en Madrid;
separatistas, comunistas y socialistas, en
Barcelona.
Por eso sólo veo un aliado
estructuralmente necesario para que el
Partido Socialista siga en Moncloa:
Esquerra Republicana. El resto, con el
marqués de Galapagar al frente, viene
detrás. Y viene para cargarse el régimen

constitucional. Pero como la trampa
electoral está en la naturaleza sociata,
creo que el supuesto error en el que habría
caído Sánchez maltratando a un siervo de
la gleba radiofónica pudo existir en lo
referido a la crisis económica, no al pintar
a la Fiscalía como órgano dependiente del
Gobierno. Lo de ayer de Ferreras –el
Victoriano Fernández de Asís de la tele
franquista, pero en iletrado y en borde–
fue un número para blanquear la oscura
faz del déspota, pero no altera lo
sustancial: degradar la Fiscalía, que, si se
oye bien la entrevista, no lo dice Sánchez,
sino el periodista, inducido por él. Por si
faltaba algo, Carmen Calvo añadió: «La
Fiscalía no pertenece al Poder Judicial».
Peor que afirmar la dependencia del
Gobierno es negar la división de poderes
en España. Justo lo que necesitaba el
abogado de Puigdemont para evitar su
extradición.
¿Y a quién beneficia en las próximas
elecciones catalanas que Fregonet de la
Republiqueta quede varado en Waterloo,
tras ser inhabilitado Torra el 18? Al socio
de Sánchez, Junqueras, héroe de la
independencia en la calle y TV3, gracias a
la sentencia de Marchena y sus Unánimes.
No fue un error. Es El Pacto.

No es un error,


es el pacto


Solo veo un aliado necesario
para que el PSOE siga en
Moncloa: ERC. El resto, con
el marqués de Galapagar al
frente, viene detrás

COMENTARIOS
LIBERALES

F. JIMÉNEZ
LOSANTOS

RICARDO


Votar


La abstención

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