El Mundo - 14.11.2019

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P A P E L


EL MUNDO. JUEVES 14 DE NOVIEMBRE DE 2019 HOJA Nº 29


C I E N C I A

Mundial de fútbol de 2018.
1-1 en el marcador. España
se juega su pase a cuartos
de final en la ronda de
penaltis contra Rusia.
Koke ha fallado uno.
Chéryshev está preparado
para tirar. Mete el tanto. Le
toca a Aspas. Expectación.
Pitido. Lanzamiento y...
parada de Akinfeev.
Perdemos el partido.
¿Se podría haber
evitado? Responde Tom
Crawford, el enfant terrible
de los números, un
punkrocker en la corte de
matemáticos de la
Universidad de Oxford.
Y lo explica con camiseta
desgastada, cazadora de
cuero, pelo encrestado,
piercing y tatuajes. Porque
Crawford no es un
científico al uso. Es Tom
Rocks Maths, un
investigador y comunicador
alternativo que transforma
aburridas fórmulas en
modelos fascinantes que
aplica a las ciencias del
deporte.
Pero, como ninguna
ciencia es exacta ni
Crawford es adivino, las
predicciones están basadas
en datos, en tener en cuenta
todas las variables posibles
y, sobre todo, en la mayor
probabilidad de acertar. Se
trata de adelantarse a los
hechos, de contar con toda
la información para reducir
los errores y mejorar las
marcas.
Las matemáticas del
deporte consisten en
«construir modelos usando
datos del pasado para
predecir el futuro. Cuando
no los tienes, tienes que ir al
campo, contactar con los
deportistas y recolectar
información nueva», explica
Crawford en una entrevista
tras la charla que dio el
martes en Madrid durante el
ciclo de conferencias
organizado por el Instituto
de Ciencias Matemáticas
(ICMAT), la Residencia de
Estudiantes y el CSIC.
Los países que mejor
saben tirar penaltis son
Uruguay, Alemania,
Argentina y Brasil. España
está en la media. Pero que a
un equipo se le dé mejor
que a otro no es cuestión de
tradición ni de genética,
sino de números.
Lo primero es conocer
cómo han respondido los
jugadores a los penaltis


Tom Crawford.
El científico de Oxford,
conocido como
‘Tom Rocks Maths’,
transforma aburridas
fórmulas en modelos
para mejorar la marca
en cualquier deporte

EL MATE-


MÁTICO


QUE TE


DICE CÓMO


NO FALLAR


UN PENALTI


POR MAR
DE MIGUEL MADRID

antes, sus estadísticas de
fallos y aciertos. Según
Crawford, en el caso del
Mundial de 2018, mientras
que Iniesta tuvo cuatro
aciertos de cinco disparos,
Koke tuvo cero de uno y
Aspas, 16 de 17. La gran
sorpresa la podría haber
dado Thiago, suplente ese
día pese a su pleno de
aciertos, cuatro de cuatro.

También se puede medir
sus respuestas al estrés con
unas gafas que observan el
movimiento ocular. Los
que no se inmutan por la
presión mantienen la vista
fija. Los más distraídos
mueven los ojos. Saber
esto de antemano es
importante para escoger a
los más concentrados en
esos penaltis decisivos de
un Mundial. «Los clubes de
fútbol de ahora tienen
equipos enteros de
matemáticos y científicos
que analizan todos estos
datos», afirma Crawford.
En una portería se
pueden hacer medidas al
estilo de Arquímedes y
hallar el radio del área
exacta dónde debes colocar
el balón sin que lo pare el
portero. Se llama zona
insalvable y depende, entre

otras cosas, de la distancia
que recorre el portero en el
menor tiempo posible desde
su posición en el centro.
«Estos cálculos te van a
ayudar pero no te
garantizan que el penalti
sea perfecto. De hecho,
también el portero puede
haberse entrenado contra
estas fórmulas».
Pero si los penaltis son
toda una ciencia, los tiros de
falta también. Definir su
trayectoria es una de las
ecuaciones favoritas de
Crawford cuando al balón
se le da con efecto, como
hemos dicho toda la vida, lo
que tiene también su
nombre científico: efecto
Magnus. «La pelota que gira
sobre sí misma no va en
línea recta, porque la
rotación la desplaza hacia
un lado», aclara.

Para Crawford, Roberto
Carlos fue el rey del efecto
Magnus por un partido
contra Francia en 1997.
Ocurrió así: colocó
cuidadosamente el balón
con sus manos en el suelo.
Chutó. Pasó por encima de
la barrera de jugadores,
giró en el aire a la derecha,
luego a la izquierda, golpeó
un palo y entró con

violencia. «Lo vi con ocho
años y pensé que era
magia. Pero años más
tarde, usando esta
ecuación para modelar el
tiro de Roberto Carlos, al
introducir los datos
correctos, la fórmula
predijo con exactitud aquel
movimiento. Ahora tengo
una explicación que me
dice que no rompió las
barreras de la física».
En su mente hay
fórmulas y gráficas
favoritas, como la curva
que calcula cuándo se
logrará correr una maratón
en menos de dos horas,
algo que cree que se
conseguirá entre 2027 y


  1. La mejor marca la
    posee el keniata Eliud
    Kipchoge: 2:01:39. La
    obtuvo en 2018. En octubre
    de este año este mismo
    atleta la batió y la dejó en
    1:59:40, pero su proeza no
    fue aceptada por la
    Federación Internacional
    de Atletismo.
    ¿Cómo se hizo? «Creando
    la carrera perfecta». Un
    recorrido llano en línea
    recta; unos zapatos con
    fibra de carbono que
    balancea y ahorra un 4% de
    energía; un pelotón de
    acompañantes en uve para
    cortar el viento; un coche
    que marca con láser el
    suelo para que esos
    corredores mantengan la
    posición de uve perfecta; un
    control por escáner del
    acúmulo muscular de
    hidratos de carbono y una
    dieta enriquecida.
    «¿Dónde trazas la línea
    entre lo que se debe al
    elemento humano o a un
    zapato increíble. ¿Qué es
    lo siguiente? ¿Poner
    cohetes en las suelas?», se
    pregunta Crawford. Las
    matemáticas ayudan a
    vencer pruebas y marcas
    pero «nunca puedes
    predecir con total certeza
    un deporte. Hay variables
    desconocidas», como el
    control mental de los
    atletas, argumenta.
    Y, volviendo al partido
    de fútbol que perdimos en
    2018, ¿lo habríamos
    ganado de conocer a fondo
    los datos y haber tirado
    otros los penaltis que nos
    echaron del Mundial?
    Según él, podríamos haber
    reducido el riesgo de
    perder... pero es algo que
    nunca sabremos.


“LOS CLUBES DE


FÚTBOL TIENEN


AHORA EQUIPOS


ENTEROS DE MATE-


MÁTICOS Y CIENTÍ-


FICOS ANALIZANDO


TODOS LOS DATOS”


El matemático de la Universidad de Oxford Tom Crawford, durante su visita a Madrid. ANTONO HEREDIA

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