El Mundo - 21.10.2019

(Steven Felgate) #1

EL MUNDO


D X T


LUNES 21 DE OCTUBRE DE 2019


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Admitía estos días que los
éxitos de Fabio Quartararo,
que con la Yamaha satélite
no se baja del podio, le dejan
en mala posición. Es cierto.
Años atrás aplaudimos su es-
fuerzo para seguir siendo
competitivo, para luchar por
el Mundial, pero a los 40
años sus resultados ya ad-
vierten el ocaso. Desde 2017
no suma ninguna victoria y
además esta temporada sólo
ha subido dos veces al podio,
las dos en primavera. Con la
caída de ayer en Motegi, la
cuarta del año, es séptimo
por detrás de Quartararo.


Uno de los acontecimientos precursores de
la guerra de los Balcanes fue la gran pelea
ocurrida durante el clásico del fútbol yugos-
lavo: Dinamo de Zagreb vs. Estrella Roja de
Belgrado. Mayo de 1990. Los Bad Blue Bo-
ys de Zagreb y los Delije de Belgrado repre-
sentaron cuchillo en mano a los ustachas y
los chetniks con una virulencia que sólo es
posible entender en el contexto político pre-
bélico: ni siquiera el fútbol puede destilar
por sí mismo tanto odio a menos que esté
desaguando el de la política.
El Estrella Roja estaba tan entreverado
con el nacionalismo serbio que, cuando
quiso formar su brigada de Tigres, lo pri-
mero que hizo Zeljko Raznatovic, alias
Arkan, fue reunirse con los Delije y pedir
voluntarios. Hace años, en Belgrado, al sa-
lir del vestíbulo del hotel Intercontinental
que entonces conservaba los impactos de la
ráfaga de AK-47 que mató a Arkan, conocí


a Marko, un veterano de los Delije que es-
tuvo en aquella reunión y contaba que ha-
cía falta una gran fuerza de voluntad para
sustraerse a la fiebre patriótica en la que
hombres jóvenes ya habían justificado los
asesinatos que se disponían a cometer.
Bastaría recordar todo esto a cualquier
periodista deportivo de credo progresista
para que éste declarara sin dudarlo que no
hay aberración más peligrosa que convertir
un equipo de fútbol en un instrumento polí-
tico al servicio del ultranacionalismo y el su-
premacismo. Sin embargo, si a ese mismo
periodista deportivo se le dice a continua-
ción que no nos referimos ya al Estrella Ro-
ja, sino al FC Barcelona, entonces se inco-
modará, eludirá una respuesta contunden-
te, se esconderá en generalidades y en
tópicos tales como el mito antifranquista del
«más que un club». La pregunta le habrá in-
cordiado más precisamente ahora que la úl-
tima semana de brutal odio derramado, un
odio de Balcanes años 90, ha demostrado
que la posibilidad de que en España vuelva
a haber muertos por culpa del nacionalismo
no es tan remota como lo parecía hace un
mes. Esos muertos dosificados, sí, que To-
rra pidió cuando puso como ejemplo la vía
eslovena, que es la que trata de ejecutar
ahora con la coartada de la sentencia.

Aquello del «ejército desarmado de Cata-
luña» que acuñó Vázquez Montalbán alu-
de ahora, después del apoyo institucional
culé a la semana incendiaria, a matices más
complicados de justificar. Pero al gauchis-
mo deportivo le ocurre con las acepciones
políticas del Barcelona lo mismo que al
gauchismo político con
las del independentis-
mo. Incluso ante el es-
pectáculo de la violen-
cia cafre, nacionalista,
es difícil renunciar de
pronto a un santuario
que repartía credencia-
les de superioridad mo-
ral y que supo crearse
una leyenda luminosa
en comparación con los
estigmas culpables y
oscuros de la España
eternamente posfran-
quista. Militar en el
ejército desarmado de Cataluña, oh, gau-
chismo divino, era una expiación del peca-
do de haber nacido españolazo. Y no es fá-
cil renunciar a semejante narcisismo, ni si-
quiera ahora que Europa entera
comprueba que manejó prejuicios equivo-
cados y que lo que existe en España es una

agresión a una sociedad abierta y libre per-
petrada por una reminiscencia zombi de las
ideologías nacionalistas, regresivas, atávi-
cas, que se convirtieron, durante el siglo
XX, en una cadena de montaje dedicada a
la producción de muerte.
Esa superioridad moral gauchista adjudi-
cada al nacionalismo
durante todo el ciclo a
partir de la Transición
explica también que fut-
bolistas como Guardio-
la puedan salir a aren-
gar odios, a pronunciar
proclamas cerriles de
nacionalismo decimo-
nónico y a perjudicar to-
do lo posible a España y
su reputación sin que
nadie le retire siquiera
las credenciales de gurú
progre y menottista que
lee poesía y cura lepras
por imposición de manos. Harán falta mu-
chas tragaderas para olvidar que en el arran-
que de la violencia promovida por Tsunami
hubo un discurso cómplice de Guardiola.
Imaginen que ocurre al revés: un futbolista
ultranacionalista español alentando una se-
mana de odio y algaradas fascistas.

SALGAN Y DIVIÉRTANSE


DAVID GISTAU


El ejército


desarmado


Pep Guardiola. EFE


STORIES


VALENTINO
ROSSI

SABE USTED QUE


LA DESPEDIDA


ESTÁ CERCA


ENRIC
MAS

ÚLTIMO TRIUNFO


ANTES DE FICHAR


POR MOVISTAR


DANI
PAREJO

EL MEJOR INICIO


GOLEADOR DE


SU CARRERA


SEBASTIÁN
MORA

UN ORO QUE


ILUSIONA PARA


LOS JUEGOS


AITOR
ELIZEGI

SUPERA CON


DIFICULTAD SU


PRIMER EXAMEN


ANDY
MURRAY

GANA UN TÍTULO


DOS AÑOS Y


MEDIO DESPUÉS


Primer éxito de la tempora-
da y último con el equipo
Deceuninck- QuickStep.
Usted, tras un curso algo
irregular, se reencontró con
esas buenas sensaciones
del año anterior al impo-
nerse en la etapa reina del
Tour de Guangxi (China),
que concluye mañana, y
que ahora figura como
gran favorito para la victo-
ria en la clasificación gene-
ral de la ronda que conclu-
ye mañana. Un triunfo se-
ría un excelente bronche en
el equipo belga antes de in-
corporarse al Movistar.

El despido del entrenador
que le hizo sentirse especial,
Marcelino García Toral, ni
mucho menos conllevó un
descenso en su rendimiento.
La hinchada del Valencia, en
permanente guerra con el
propietario del club, Peter
Lim, continúa encontrando
consuelo en su capitán. Ya
son cinco los goles que ha
marcado en nueve jornadas,
su mejor inicio realizador.
Su gol de falta a Oblak, ade-
más, fue el décimo tanto de
libre directo que marca en la
Liga. Sólo uno menos que el
legendario Kempes.

Felicidades por ser el mejor
representante español en el
Europeo de ciclismo de pis-
ta cubierta en el campeo-
nato celebrado en Apeldo-
orn (Holanda). Su medalla
de oro en la modalidad de
Scratch otorga lustre a su
palmarés. Ya puede presu-
mir de sumar cuatro títulos
continentales, los anterio-
res también en Scratch
(2015) y en la especialidad
de Madison (2015 y 2016).
Un triunfo que le convierte
en uno de los aspirantes
más cualificados para los
Juegos Olímpicos de Tokio.

Con el debido respeto, presi-
dente, no es de recibo que la
directiva del Athletic desco-
nozca el mecanismo que fi-
jan los estatutos para que los
presupuestos del club sean
aprobados. Primero dijeron
que habían sido rechazados,
porque no alcanzaron la ma-
yoría absoluta, y luego se vie-
ron obligados a rectificar
cuando les avisaron de que
bastaba con más síes que
noes. En todo caso, han que-
dado aprobados por apenas
ocho votos, algo que también
debería hacerle reflexionar
tras su primera asamblea.

Admirable su logro. Le dába-
mos por retirado de la com-
petición individual tras so-
meterse a una operación de
cadera después del Abierto
de Australia, pero, en un
ejemplo de tenacidad y pa-
sión por el tenis, no se con-
formó con matar el gusani-
llos en los dobles y volvió a
disputar singles el pasado ve-
rano. Ayer ganó en el ATP
250 de Amberes su primer tí-
tulo desde hace dos años y
medio, al imponerse a Stan
Wawrinka. A los 32 años, es-
tá claro que aún no ha dicho
su última palabra.
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