EL MUNDO. LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2019
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ESPAÑA
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ANA MARÍA ORTIZ MADRID
El 27 de agosto de 2018 una enfer-
mera que se cambiaba en uno de los
dos vestuarios femeninos que tiene
la UCI del hospital Mateu Orfila, en
Mahón, en la isla de Menorca, repa-
ró en una caja de zapatos, en con-
creto la de unos zuecos como los
que usa el personal sanitario. Estaba
colocada sobre las taquillas, muy de-
teriorada, rajada, y de ella sobresa-
lía una bolsa de basura negra. Es
justo la caja que reproducimos jun-
to a estas líneas. Si observan a don-
de apunta la flecha, verán lo que
descubrió la enfermera tras avisar a
una compañera y examinar ambas
juntas el contenido. La bolsa de ba-
sura tenía un agujerito justo a la al-
tura del objetivo de un teléfono mó-
vil que se ocultaba dentro y que en
esos momentos estaba grabando có-
mo las enfermeras se quitaban la ro-
pa de calle y se ponían el uniforme.
Las sanitarias alertaron al perso-
nal de seguridad y se inició la bús-
queda del dueño del teléfono. El
shock entre el personal fue mayús-
culo cuando apareció el doctor José
Claudio L. E. y reconoció que era su-
yo. El médico en cuestión, 44 años,
peruano de origen pero con residen-
cia hace años en España, reputado
especialista de la UCI, afable, aten-
to, educado, apuesto incluso, era el
depravado que las estaba grabando.
José Claudio L. E. fue detenido
aquel mismo día –se encuentra en
libertad provisional en espera de
juicio– y la Brigada de Policía Judi-
cial de Mahón inició una investiga-
ción que ha cerrado hace una sema-
na con resultados sorprendentes.
Sobre todo por el abultado número
de víctimas y el largo tiempo que el
médico habría estado grabándolas
impunemente. «No creo que haya
habido un caso igual en España»,
dice uno de los investigadores.
Los agentes han contabilizado 101
afectadas, de las que han podido
identificar a 93. La mayoría, 83, fue-
ron grabadas dentro de la UCI del
Mateu Orfila, donde José Claudio
trabajaba: en alguno de los dos ves-
tuarios femeninos con que cuenta la
unidad, en el aseo de uso exclusivo
para el personal, en el cuarto de des-
canso de los médicos y también en el
baño para los familiares de los enfer-
mos, por lo que entre las víctimas
hay mujeres ajenas a la plantilla.
El médico, sostiene la investiga-
ción, se hizo con las llaves de los
dos vestuarios femeninos de la UCI,
llegaba pronto al trabajo para entrar
en ellos antes que sus compañeras
y le daba al play de su móvil. «Co-
menzó grabando en los vestuarios y
la ducha y acabó en los retretes»,
explican fuentes del caso. «La parte
más complicada ha sido contactar
con las víctimas, enseñarles sus ví-
deos y explicarles las circunstan-
cias. Hay algunas que lo han enca-
jado mejor y otras peor», añaden.
El doctor José Claudio L. E. rea-
lizaba los vídeos con alguno de los
dos iPhone que poseía, escondidos
en la caja o en las papeleras de los
servicios. «En algunos casos los si-
multaneaba, grababa con ambos
para tener dos ángulos de visión...»,
detallan en la Brigada de Policía Ju-
dicial de Mahón.
Tras la detención del médico se
procedió al registro de sus dos vi-
viendas –la residencia habitual y
otras de vacaciones– y de su taqui-
lla del hospital. Todos los vídeos
–2.300 en total– se hallaron en un
disco duro que guardaba en su ta-
quilla en el Mateu Orfila.
Una de las cuestiones que más
ha sorprendido a los investigado-
res es la meticulosidad con que Jo-
sé Claudio tenía archivadas las
imágenes, perfectamente cataloga-
das. Estaban distribuidas en carpe-
tas etiquetadas con el nombre del
lugar donde habían sido realizadas
las grabaciones: toilet si era en el
baño, dressroom si en un vestuario.
Y dentro de ellas había a su vez
otras subcarpetas en las que se
identificaba a cada mujer con un
nombre en clave que ha costado
desentrañar. «Usaba una especie
de acrónimo, una palabra que in-
cluía algunas letras de los nombres
y apellidos reales y que es lo que
nos ha llevado un año descifrar»,
continúan fuentes del caso.
José Claudio realizó los 2.300 ví-
deos a lo largo de cuatro años, entre
2015 y agosto de 2018, cuando fue
descubierto. Hay otra grabación
suelta fechada en 2004, en la que no
se ha podido identificar a la víctima
ni el lugar en el que se tomaron las
imágenes, pero que la Policía sospe-
cha que podría haber sido en Perú, el
país donde nació el doctor L. E.
De las 101 víctimas, 83 fueron
grabadas dentro del hospital, pero
no así las 18 restantes. Éstas, se-
gún sostiene la investigación, fue-
ron grabadas en el propio domici-
lio de José Claudio L. E, quien está
casado con una española y es pa-
dre de al menos una niña.
El personal del hospital Mateu
Orfila guarda un escrupuloso silen-
cio sobre el caso. «Es un sitio muy
pequeño», se excusa una de las en-
fermeras. El hermetismo en parte
se debe a la deferencia hacia la es-
posa del detenido, que trabaja co-
mo médico en el mismo centro.
Nada más trascender los hechos,
la dirección del Mateu Orfila sus-
pendió de empleo y sueldo a José
Claudio, retiró su nombre del lista-
do de especialistas de la UCI y bo-
rró de su web las imágenes en las
que posaba con los especialistas de
este servicio, entre ellos las colegas
a las que grababa. Se le ha retirado
el pasaporte y sobre él pesa una or-
den de alejamiento del hospital y de
las víctimas a petición de la Aboga-
cía de la Comunidad Autónoma de
Baleares, que se ha personado co-
mo acusación en representación de
una veintena de enfermeras. Algu-
nas han preferido no denunciar y
otras lo han hecho por su cuenta.
También acusa el Colegio de Enfer-
mería de Baleares.
El acusado ha colaborado con la
investigación y, según algunas
fuentes, se estaría sometiendo a
tratamiento psicológico para supe-
rar esta adicción.
Arriba, José Claudio L. E. con el
personal médico de la UCI. A la
izda., lugares donde ocultaba
su móvil para grabar, como una
caja o una papelera. EM / POLICÍA
Tres detenidos en dos
meses en Madrid. En
agosto la Policía divulgó la
detención en Madrid de un
colombiano que había grabado
las partes íntimas de 555
mujeres que llevaban faldas y
vestidos con un móvil oculto en
la mochila. Unos días después
fue detenido otro hombre que
hacía lo mismo con una cámara
escondida en una bolsa en el
mercadillo de Aluche. Y el 29 de
septiembre fue detenido otro
varón que grababa en el parque
del Retiro con dos cámaras
adosadas a su bicicleta.
El ‘mosso d’Esquadra’.
En septiembre de 2018 la
Audiencia Provincial de
Barcelona condenó a un año de
cárcel y a otro de inhabilitación
a un agente de los Mossos
d’Esquadra por grabar a 17
compañeras en el vestuario de
mujeres de la comisaría de
Badalona (Barcelona). Lo
hacía con una cámara oculta
en una mochila que fue
descubierta por sus colegas.
OTROS CASOS
El afable doctor
que grababa a
las enfermeras
en los vestuarios
Durante cuatro años, José Claudio filmó a
más de 100 mujeres y obtuvo 2.300 vídeos