El Mundo - 14.10.2019

(Grace) #1

EL MUNDO


D X T


LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2019


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FUENTE: Elaboración propia. J. Aguirre y A. Matilla / EL MUNDO


2 mortales

3 giros sobre
sí misma (tirabuzones)

EL TRIPLE DOBLE DE SIMONE BILES


3 metros es la
altura máxima
que alcanza en
el ejercicio

Altura
de Biles
1,42 m.

Primer
giro
Segundo
giro

Tercer
giro

Rondada Flic flac Primer mortal con tirabuzón y medio Segundo mortal con otro tirabuzón y medio Recepción

LA ÚLTIMA GENIALIDAD DE BILES


Secuencia del ‘Biles II’, el espectacular y genuino salto patentado por la
estadounidense, con el que ayer logró la medalla de oro en la modalidad de suelo.

Otra maravilla


tras el trauma


Con una infancia muy difícil,
mejoró su versión desde Río 2016,
después del ‘caso Nassar’

SIMONE


BILES


JAVIER SÁNCHEZ


En el proceso de escritura de su bio-
grafía, Courage to Soar (Sin miedo a
volar, Palabra, 2017), Simone Biles
volvió a un sabor olvidado, un sabor
de infancia: los cereales con agua. La
leche era demasiado cara para su
madre, Shanon, que con cuatro hijos
de menos de siete años a su cargo
(Ashley, Tevin, la propia Simone y
Adria) sufría una grave adicción a las
drogas, y a los niños no les quedaba
más remedio que bañar los copos de
maíz bajo el grifo. «No recuerdo mu-
cho más de Shanon. Sí recuerdo ha-
ber perseguido a un gato al que to-
dos alimentaban. En esa época pasa-
ba mucha hambre y me cabreaba
con el gato con eso», escribía Biles
en aquel relato del milagro, el que le
llevó de una situación muy precaria
a descubrir su don: la gimnasia.
Porque si Biles es hoy el prodigio
que es, la mujer con más medallas
en Mundiales, es sólo por una serie
de coincidencias y por su capacidad
para elevarse ante las adversidades.
Adoptada a los tres años por una
pareja, Doris y Leo, y meses más tar-
de por su abuelo materno, Ron Biles,
y su segunda mujer, Nellie, su mu-
danza desde Columbus, en Ohio, al
pueblo de Spring, cerca de Houston,
fue clave para sus inicios: a los seis
años, fue a una excursión al gimna-
sio Bannon, allí la entrenadora Ai-
mee Boorman advirtió su talento y
en poco tiempo ya era parte de la se-
lección de Estados Unidos. Allí, en el
conjunto nacional, conoció el durísi-
mo regimen de Marta Karoly, ex en-
trenadora de Nadia Comaneci, que
le prohibía bromear y reír durante
los entrenamientos –y mucho menos
en competición– y que le incitó a ha-
cer una pirueta peligrosa, la Amanar,
para la que no estaba preparada.

Allí, en el conjunto nacional conoció
el horror del médico Larry Nassar,
que la agredió sexualmente, como
hizo con otras 300 gimnastas duran-
te más de dos décadas.
«Yo también soy una de las mu-
chas supervivientes que sufrieron
abusos sexuales por Larry Nassar»,
escribió Biles en Twitter en enero de
2018 cuando ya había sido campeo-
na de todo (cinco medallas, cuatro
de ellas de oro, en los Juegos Olímpi-
cos de Río 2016) y cuando se hallaba
en tratamiento para deglutirlo todo.
Su infancia, su camino al éxito y,
sobre todo, los abusos de Nassar –y
el proceso judicial por el que se le
condenó a cadena perpetua– obliga-

ron a Biles a hacer un parón que le
llevó a anunciar su retirada en 2017,
con sólo 20 años, y que le exigió mu-
cha preparación para volver a lo
grande el año pasado en el Mundial
de Doha. Entonces confesó que esta-
ba medicándose y acudiendo a tera-
pia. Entonces ya advirtió que en los
próximos años, rumbo a los Juegos
Olímpicos de Tokio 2020, ofrecería el
espectáculo que está ofreciendo.

Estamos ante un portento físico que
ejecuta elementos de máxima dificul-
tad. El éxito de Simone Biles y su capa-
cidad competitiva son también conse-
cuencia de muchas horas de trabajo.
Falla muy pocas veces y responde a los
cánones de las escuela estadouniden-
se, que siempre se ha distinguido por
su seguridad. Hay dos aparatos en los
que extrema los riesgos. En la barra de
equilibrios realiza un doble mortal y ca-
da uno de los mortales lo acompaña
con un giro longitudinal, apoyada sobre
una superficie de 10 diez centímetros.
En suelo, son tres las piruetas entre los
dos mortales. Gira muy bien, tanto de
manera longitudinal como transversal,
avalada por su fortaleza física.
Biles se ha presentado en el Mundial
en el punto más dulce de su carrera, con
el grado de experiencia preciso para de-
sarrollar todo su talento. A veces resulta
complicado volver después de un tiem-
po sin competir, pero ella ha demostra-
do que adora la gimnasia y ha regresado
en un punto superior a como la había
dejado: aún más firme, más serena e in-
crementada su audacia. Comparar épo-
cas es complicado, dado que la gimnasia
ha evolucionado mucho y también hubo
cambios en los códigos de puntuación.
Las modificaciones en algunos aparatos
propician elevar el nivel de riesgo. Nadia
Comaneci popularizó la gimnasia como
nadie lo había hecho hasta su irrupción,
aunque antes de ella este deporte ya ha-
bía disfrutado de figuras de la dimensión
de Larisa Latynina u Olga Korbut.
Salvando las distancias en su favor, a
quien más se asimila Biles es a su com-
patriota Mary Lou Retton, la gran pro-
tagonista de los Juegos de los Ángeles.
Las norteamericanas se nutren de la
potencia para elevar la dificultad, a di-
ferencia de escuelas como la rusa o la
china. Las condiciones de Biles son su-
perlativas. De no mediar lesiones, está
llamada a ser una de las estrellas de los
Juegos de Tokio, donde puede conti-
nuar reescribiendo la Historia.

Laura Muñoz participó en los Juegos Olím-
picos de los Ángeles y Seúl y logró nueve me-
dallas en los del Mediterráneo (1983 y 1987).

LAURA MUÑOZ


Talento, potencia


y riesgo


Biles, con sus medallas, ayer. AFP

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