dad, desde reyes, papas, obispos y nobles
hasta mercaderes y campesinos.
EL ORIGEN DE UNA FORTUNA
DESCOMUNAL
Dicha imagen de opulencia templaria
causaba estupor y bastante perplejidad en
muchos cronistas contemporáneos. Sospe-
chaban del mal uso y abuso que la orden
hacía de sus riquezas. Así, el historiador
británico y monje benedictino Mateo de
París razonaba en su Chronica majora que,
ante todos los miles de bienes que el Tem-
ple y la orden de San Juan del Hospital
administraban en Europa, le resultaba
incomprensible la caída de Jerusalén y
la derrota sufrida por los cruzados en La
Forbie el año 1244 ante los musulmanes:
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sobre estos asuntos, siempre asumen que
[dichas órdenes militares] están ocultando
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no bajo piel de ovejas; pues si no hubiera
engaño o fraude, un gran número de caba-
lleros occidentales valientes vencerían por
la fuerza la resistencia de todos los pue-
blos del este”. La crítica de Mateo de París
evidenciaba la percepción que parte del
común de las gentes tenía sobre la fortuna
y patrimonio templarios, a su juicio, más
TXHVXÀFLHQWHVSDUDGHUURWDUFXDOTXLHUejército rival en Palestina y Siria. Por otro
lado, no está de más recordar que toda
institución poderosa genera detractores
que lanzan dardos y opiniones interesa-
das. Indudablemente, el Temple fue uno
de esos gigantes económicos que suscitaba
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Pero, al margen de estas cautelas a la
hora de ponderar los testimonios antiguos,
la historiografía moderna se ha preocu-
pado de calcular y analizar al detalle la
estructura patrimonial y el tesoro de los
freires. Los resultados obtenidos, pese a laOSTENTACIÓN, ORGULLO Y AVARICIA APARECÍAN COMO
SEÑAS DE IDENTIDAD Y CENSURA PÚBLICA CONTRA UNA
MILICIA RELIGIOSA QUE NACIÓ ALARDEANDO DE POBREZA