Historia Spain - 09.2019

(Sean Pound) #1
A vista de pájaro, el
barrio madrileño, con
sus características
casas bajas, objeto de
una cuestionable
intervención
municipal en tiempos
del alcalde Agustín
Rodríguez Sahagún.

FIDEL CASTRO INVITÓ A LAS FAMILIAS AFECTADAS A
VISITAR CUBA Y SE COMPROMETIÓ A PROPORCIONAR
TIERRA, TRABAJO Y CASA A QUIENES LO SOLICITASEN

Aquel ofrecimiento cogió de improviso a
los vecinos afectados puesto que no espera-
ban que su petición, que había sido formula-
da según la propia representante legal para
lograr publicidad gratuita, diera este resulta-
do tan inmediato e importante. La respues-
ta al ofrecimiento de asilo fue una negativa,
puesto que, si aceptaban, supondría dar por
perdidos los terrenos y los hogares que se
encontraban en riesgo de ser expropiados.

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ban de injusta y especulativa la expropiación
de sus viviendas, al tiempo que esperaban
encontrar en Cuba los derechos y la justicia
que se les estaba negando en España.
Esther Castellanos manifestó que con esta
acción se quería llamar la atención porque, se-
gún declaró, “a los españoles se les está echando
de sus casas mientras que los exiliados cubanos
se les está dando todo tipo de facilidades para
que puedan entrar en España”, haciendo así
referencia a la “crisis de las embajadas” que
había surgido entre los dos países a causa de
la huida de ciudadanos cubanos.
Al mismo tiempo, se denunciaba la su-
puesta operación especulativa en la que, se-
gún los propios vecinos, estaba “...más claro
que el agua que quieren robar a los pobres
para que los ricos se hagan más ricos”. En su
desesperación por mantener sus casas, o al
menos ser compensados por ellas de una ma-
nera más justa, los vecinos de Cerro Belmonte
habían visto en Fidel Castro y su régimen la
tabla a la que aferrarse. Tal y como recogió
la prensa, para estos madrileños el presiden-
te cubano “al contrario que aquí, quitó sus
bienes a los ricos para dárselos a los pobres”.
Pero, ¿cómo iba a afectar esta petición? En
1990, Cuba no tenía un convenio de asilo po-
lítico con España pero, desde la embajada, se
permitió la entrada al recinto diplomático de
dos representantes vecinales y se comprome-
tieron a hacer llegar su escrito al propio Castro.
Cabría esperar que aquel gesto hubiese
caído en saco roto y que dicho escrito hubiese


acabado en alguna papelera de la embajada,
pero, por increíble que pudiera parecer, el
escrito no solo llegó a manos del propio Fidel
Castro sino que este, en un discurso formu-
lado el 26 de julio con motivo de la celebra-
ción del 37 aniversario del asalto al Cuartel
de Moncada, invitó a las familias afectadas
a visitar Cuba y se comprometió a que su
gobierno proporcionase a aquellos que así
lo quisieran tierra, trabajo y casa.

Las protestas de Cerro
Belmonte adquirieron
dimensión
internacional tras la
aparición en escena
de Fidel Castro, que
mostró sus simpatías
a los vecinos e invitó a
algunos de ellos a
Cuba para conocer de
primera mano su
caso.
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