EL MUNDO. JUEVES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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MUNDO
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ses (hasta enero de 2020) si no se al-
canza un acuerdo con Bruselas antes
del 19 de octubre. La ley deja las
puertas abiertas a futuras extensio-
nes del Artículo 50 del Tratado de
Lisboa y prevé un control parlamen-
tario sobre la marcha de las negocia-
ciones con Bruselas.
«Aprobar esta ley no es suficien-
te», advirtió Hilary Benn. «Lo que
hace falta es que se ponga en efec-
to. En otras palabras, debemos ase-
gurarnos de que se produce la ex-
tensión del Artículo 50, o de lo con-
trario corremos el riesgo de unas
elecciones que resulten en una sali-
da de la UE sin un acuerdo». El
Partido Laborista volvió a muestras
de una división interna hacia la po-
sibilidad de unas elecciones antici-
padas. A primera hora de ayer, el
portavoz laborista para el Brexit
Keir Starmer anticipó el voto en
contra de la propuesta de Johnson
para celebrar nuevas elecciones ge-
nerales (las terceras en cuatro
años) el 15 de octubre.
«Celebrar elecciones ahora es
una trampa», declaró Starmer.
«Nuestra prioridad es garantizar
que no habrá una salida de la UE
sin un acuerdo». El diputado labo-
rista arremetió también contra el
asesor personal de Boris Johnson,
a quien acusó de urdir un plan pa-
ra suspender el Parlamento, ade-
lantar las elecciones y arrinconar al
Partido Laborista. «Lo que están
haciendo Johnson y Cummings es
destruir su partido», advirtió Star-
mer. «Esto no va a acabar bien».
Horas más tarde, un portavoz de
Corbyn matizaba sin embargo así
las declaraciones de Starmer. «Que-
remos tener unas elecciones gene-
rales tan pronto como sea posible
para dejar zanjados a los que se en-
frenta el país (...). Pero la ley apro-
bada por el Parlamento tiene pri-
mero que pasar todos los trámites,
incluido el consentimiento real, y
una vez tengamos la confianza de
que el no acuerdo está fuera de la
mesa para el 31 de octubre, enton-
ces apoyaremos unas elecciones».
Los laboristas temen que John-
son pueda beneficiarse en estos mo-
mentos del tirón de popularidad. La
última encuesta de YouGov para
The Times otorga al Partido Conser-
vador un 33% de intención de voto,
frente al 22% del Parido Laborista,
el 21% para los liberal-demócratas
y el 12% para el Partido del Brexit
de Nigel Farage, que se ha ofrecido
de antemano a Johnson para un hi-
potético pacto postelectoral para
impulsar el Brexit «a las bravas».
En un duro intercambio horas
antes de las votaciones, Johnson
acusó a Corbyn de estar «asustado»
ante la perspectiva de una eleccio-
nes anticipadas. «¿Qué es lo que us-
ted quiere y cuándo lo quiere? Na-
die lo sabe», espetó Johnson.
El diputado conservador Jacob Rees-Mogg, partidario del Brexit duro, recostado el pasado martes en uno de los sillones de la cámara de los comunes. E. M.
ALBERTO MUÑOZ LONDRES^
La llegada de Boris Johnson a
Downing Street ha provocado un
cisma dentro del Partido Conser-
vador que ha terminado costándo-
le la mayoría a los torys. Hasta 21
diputados rebeldes han decidido
anteponer su oposición a la salida
sin acuerdo de la Unión Europea
a su continuidad dentro de la for-
mación a la que habían consagra-
do sus vidas. La decisión del pre-
mier ha sido inmediata e implaca-
ble, expulsando a cualquier
opositor que no siga la disciplina
marcada por su Gobierno.
La derrota parlamentaria que
sufrió ayer a manos de la oposi-
ción –allanando el camino para
maniatarle políticamente y obli-
garle a pedir una prórroga a la
Unión Europea hasta enero de
2020 si no consigue un acuerdo
antes del 19 de octubre– ha resul-
tado un golpe demasiado duro pa-
ra su recién estrenada gestión. La
elección como asesor principal de
Dominic Cummings, el hombre
que gestionó la campaña del Lea-
ve durante el referéndum, no ha
sentado demasiado bien, ya que
éste ha instaurado un reinado del
terror que ya se ha cobrado varios
despidos, además de ser el ideólo-
go de la salida «sí o sí» en la no-
che de Halloween.
Tampoco ha contribuido al
buen clima la designación de Ja-
cob Rees-Mogg como líder de los
Comunes, un hombre cuya figura
se aleja tanto del perfil moderado
que demanda el cargo que ayer
fue capaz de repantigarse en me-
dio de una de las sesiones más im-
portantes para el futuro del país e
incluso quedarse dormido. «Segu-
ro que alguien puede traerle una
almohada, se ve que está sufrien-
do», pidieron con sorna desde la
oposición.
Johnson, que fue elegido con
una amplia mayoría como nuevo
líder a principios de este mismo
verano, se ha encontrado sin em-
bargo con una revolución dentro
del partido comandada por ex mi-
nistros de los gobiernos de David
Cameron y Theresa May. El cabe-
cilla visible de esta revuelta es el
ex secretario del Tesoro, Philip
Hammond, que ha sido el encar-
gado de conseguir los números a
la par que ha coordinado junto a
las fuerzas de la oposición la es-
trategia para retrasar el Brexit y
asegurar que el Parlamento tenga
tiempo suficiente para revisar
cualquier potencial acuerdo al que
se llegue con Bruselas.
A sus 63 años es una de las fi-
guras más repudiadas por los bre-
xiteros duros, que le acusan de
haber inflado las cifras de las con-
secuencias de la salida de la UE
durante su etapa como canciller y
de interponerse en los planes de
la preparación para el no acuerdo.
Fue uno de los que dimitieron na-
da más conocerse la victoria de
Johnson, asegurando que «defen-
dería» a su partido, e incluso que
recurrirá ante los tribunales si el
partido le retira su apoyo como
candidato en las próximas eleccio-
nes generales.
Si Hammond es la cara más re-
conocible, el cerebro de la revolu-
ción es el ex ministro de Justicia
David Gauke, que fue además nú-
mero dos del Tesoro británico en
la etapa previa al referéndum de
- No sólo ha criticado la sali-
da sin acuerdo tachándola de
«grave error», sino que también
ha cargado directamente contra el
premier asegurando que están in-
tentando llevar a cabo una «pur-
ga» de voces disidentes. Aun así,
el diputado tory, que ha tenido
tanta influencia en lo sucedido co-
mo para que al grupo de rebeldes
lo lleguen a llamar el «escuadrón
Gaukeward», ha asegurado que
está dispuesto a poner el interés
nacional por encima del suyo.
Por su parte el ex secretario de
Desarrollo Internacional y ex can-
didato al liderazgo tory Rory
Stewart, explicó en la BBC que le
comunicaron la retirada del apo-
yo del partido por medio de un
mensaje de texto. «Ni siquiera
Thatcher, que tenía unas percep-
ciones acerca del mundo muy
fuertes, se planteó expulsar a las
personas que discreparon con
ella», criticó.
Cisma entre
halcones y
palomas ‘tories’
Veintiún diputados rebeldes capitanean la
revuelta interna contra el primer ministro
28
Votos de diferencia
a favor de la
oposición y en contra
de Boris Johnson,
que ha perdido el
control de la cámara.
El nieto de Churchill.
Dentro del grupo de caras
reconocibles en los ‘tories’
díscolos se encuentra el nieto
de Winston Churchill,
Nicholas Soames, que podría
retirarse de la política y que
se toma la lucha contra la
salida sin acuerdo casi como
un último acto de servicio.
Clarke, el decano. Otro de
los rebeldes veteranos,
Kenneth Clarke, además de
ser el diputado más mayor –y
desempeñar los cargos de
secretario del Tesoro, ministro
del Interior, de Justicia, de
Educación y de Sanidad– fue
el único parlamentario
conservador que votó en
contra del Artículo 50 que
inició el proceso de salida.
Moción de censura.
Clarke aseguró que podría
votar a favor de una moción
de censura contra el Gobierno
si se plantea en la Cámara de
los Comunes y no descartó
jubilarse después. / A. M.
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