El Mundo - 05.09.2019

(Ron) #1

EL MUNDO. JUEVES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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i


DEPORTES


DESPLIEGUE SIN PRECEDENTES


Ese mismo domingo, pero con más fuerza el


lunes y el martes, se organiza el «mayor


operativo de búsqueda de la historia de la


Comunidad de Madrid», según fuentes


oficiales. Perros, drones, helicópteros y más


de 100 voluntarios buscan a Blanca.


EL PEOR DESENLACE POSIBLE
Alrededor de las 13.00 de ayer, un guardia
civil fuera de servicio encuentra el cadáver.
Ahora, la investigación deberá resolver las
incógnitas generadas estos días: su estado de
ánimo real, lo que hizo desde su desaparición
y, por supuesto, las causas de la muerte.

que no sea ella, algo que choca con
la realidad de los acontecimientos.
Terminaba así un proceso que
arrancaba el pasado sábado 31 de
agosto, cuando la Policía difundió un
tuit pidiendo colaboración para en-
contrar a Blanca, que había sido vis-
ta por última vez comprando en un
supermercado de Pozuelo de Alar-
cón el sábado 24 de agosto. Su hija
denunció su desaparición el 29, cua-
tro días después de marcharse de ca-
sa, donde había asegurado que se
iba a Asturias a pasar varios días.
El domingo 1 de septiembre se en-
contró el coche de la esquiadora
aparcado en la zona de las Dehesas
de Cercedilla y, desde ese día, cerca
de 400 agentes, bomberos y volunta-
rios buscaban el cuerpo de Blanca
en el Valle de la Fuenfría, un enclave
natural frecuentado por la ella.


La búsqueda se iba a centrar ayer
en la zona de La Peñota después de
que un vecino declarara por la ma-
ñana que había visto a Blanca Fer-
nández Ochoa en el centro de Cerce-
dilla, junto a la estatua de su herma-
no fallecido en 2006. En ese
encuentro ella, le dijo al hombre que
se iba a ir de excursión a la zona de
La Peñota. La Guardia Civil tomó
ayer declaración a este testigo, que
explicó que iba ataviada con una
bandolera, y que no recordaba si la
vio el mismo día de su desaparición
–hace 11 días– o al día siguiente.
La hija de Blanca Fernández
Ochoa, Olivia Fresneda, recibió la
noticia en Granada, donde estaba
concentrada con la selección de
Rugby 7. La Federación de Rugby
comunicó la noticia a la jugadora
tras el entrenamiento de su equipo y
enseguida puso rumbo a Madrid pa-
ra acompañar al resto de la familia.


El cadáver de la


deportista estaba


ya en avanzado estado


de putrefacción


El cuerpo no tenía


signos evidentes


de traumatismos


propios de una caída


Fue hallada a unos 20


metros de un sendero


y a una distancia


lejana de un mirador


QUICO ALSEDO CERCEDILLA
«Siempre pensé que conocíamos
estos montes como la palma de
nuestra mano, que eran nuestra ca-
sa, un lugar para disfrutar, amable,
hermoso. Ahora, buscando a Blan-
ca, me doy cuenta de la enormidad
que es esto. Cuando empezamos a
buscarla, pensé que no sería tan di-
fícil encontrarla, porque conocemos
esto tan bien... Sin embargo...».
Sin embargo, el miembro de la
familia Fernández Ochoa que hacía
estas reflexiones a EL MUNDO se
dio cuenta de pronto de que la Sie-
rra de Guadarrama, donde la fami-
lia de ocho hermanos creció, era
grande, oceánica incluso, colmada
de vericuetos, sendas, cuevas, tro-
chas, collados. Un pajar en el que
buscar una pequeña aguja, Blanca.
Tan estrecha era la relación de
los Fernández Ochoa con estos
montes, que refulgen bajo el habi-
tual sol del lugar, que para la bús-
queda los hermanos facilitaron a la
Policía una suerte de álbum de fa-
milia: todas las fotos que Blanca y
sus hermanos se habían hecho en
los últimos años en estos parajes de
belleza torrencial. Fotos geolocali-
zadas, que permitieron trazar un
mapa sentimental y situar las prefe-
rencias de la desaparecida.
Al final, todo fue más prosaico. El
monte que Blanca amó no tuvo más
consideración con ella que hacerla
suya cuando llegó la hora, y su
cuerpo, probablemente transitado
por los animales de La Peñota, apa-
reció poco reconocible, ya fusionán-
dose con la propia naturaleza. Todo
terminó de un plumazo, consumien-
do las últimas esperanzas de la fa-
milia, que ardían ya como una te-
nue vela –sólo David, su hijo, se ne-
gaba a aceptar que había pasado
demasiado tiempo–, cuando una pa-
trulla canina salió escopetada del
puesto de mando hacia las 13.30
horas de ayer y, oliéndose la tosta-
da, un enjambre de cámaras co-
menzó a buscar indicios de que sí,
que algo había aparecido al fin.
Campamento Blanca (llamémos-
lo así) había sido durante casi cua-
tro días, justo donde apareció el co-
che de Fernández Ochoa, un quiero
y no puedo repleto, eso sí, de bue-
nas intenciones y energía positiva.

La Policía y la
Guardia Civil, con
su habitual pugna
por pillar cacho y
hacer puntos, osci-
laban entre la co-
laboración leal y el
sacar pecho cada
uno por su lado.
La familia, más
educados y pa-
cientes imposible,
atendían a todo el
mundo y se nega-
ban, siquiera for-
zosamente, al de-
saliento. Los equipos de TV, devo-
rándolo todo y pidiendo más y más.
El funcionario del Ayuntamiento de
Alpedrete que de pronto aparecía
con 100 bocadillos de mortadela.
Cirilo, el del bar, amiguete de la ex
esquiadora, ofreciendo ayuda y ca-

ñas. Toda esa bonhomía de pueblo
tan de los Fernández Ochoa se daba
la mano con la sociedad del espec-
táculo y sus dudosas voracidades.
El final fue el anticlímax horrible-
mente esperado. David, el hijo de
Blanca, cruzando exhausto ante las
cámaras rodeado de guardias civi-
les. Adrián Federighi, cuñado, anfi-
trión durante nueve meses, negán-
dose a admitir la realidad. La fami-
lia, que temió que Blanca se había
ido para siempre casi desde el mis-
mo momento en que desapareció
(signifique eso lo que signifique),
sangrando a cielo abierto. Como te-
lón de fondo, pero en realidad pro-
tagonista, el monte, el impresionan-
te monte, que todo lo ve y lo calla
–también que tenía a Blanca–, con
esa majestuosidad que de pronto se
torna inhumana, inabarcable, in-
franqueable, y que se llevó a su hija.

Y el monte la hizo suya



Una patrulla canina salió escopetada del puesto de mando a las 13.30 y el enjambre de cámaras


hizo presagiar el desenlace / «Pensé que conocíamos esto como la palma de nuestra mano»


FUENTE: Elaboración propia. Fotografía: Adrián González EL MUNDO

EL FINAL DE UNA GRAN BÚSQUEDA


Posible ruta seguida,
tardando 2 h. 30 min.
aproximadamente

Cercedilla

La Fuenfría

Navacerrada

Los Molinos

Pico de
La Peñota
(1.945 m.)

Lugar donde
apareció el coche

SEGOVIA

COMUNIDAD
DE MADRID

Pico de la Peñota
Sentido del trayecto
de Blanca

0 km 3 km

1.106 m

1.945 m

Siete Picos

Puerto de
Navacerrada

Parque Nacional
de la Sierra
de Guadarrama

Vista desde el Pico de La Peñota hacia Los Molinos

MADRID

SEGOVIA

(Domingo 1 de
septiembre)

Localizan el
cuerpo de Blanca
en la cara de La
Peñota que da a
Los Molinos.

01
Km

N

TESTIGO DIRECTO


LA CALLE TRISTE. En Cercedilla
hay muchos recuerdos familiares.
La estatua de Paco, pero también
la avenida con el nombre de Blanca,
cerca de la plaza de toros y del
cuartel de la Guardia Civil. Ayer
permanecía desierta. Á. NAVARRETE
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