EL MUNDO. JUEVES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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DEPORTES
FAMOSOS
En los últimos años, Blanca había participado
en varios programas de telerrealidad. Desde
el mundo del espectáculo y la televisión
también llegaron numerosas muestras de
lamento: Antonio Banderas, Paula Vázquez,
Miguel Abellán, Manu Tenorio...
INSTITUCIONES
Las cuentas oficiales de muchas entidades
deportivas se sumaron al dolor por la pérdida
de Blanca: el Real Madrid, el COE (que
también añadió un crespón negro en su
avatar) y numerosas federaciones: fútbol,
voleibol, piragüismo, tenis, vela, esgrima...
Blanca Fernández
Ochoa ha sido una
de las grandes com-
petidoras del depor-
te español, donde
ahora las mujeres
brillan de forma es-
pecial, sobre todo
en el ámbito olímpi-
co, el mismo en el que los Fernández
Ochoa aparecieron prácticamente de la
nada. Primero Paco, en 1972; después
Blanca, 20 años después. Hoy parece na-
tural hablar de medallas olímpicas en Es-
paña, pero hay que remontarse a aquellos
años para poner en valor lo que lograron.
El éxito de Blanca, en Albertville, fue en
el mágico 1992 y llegó de forma premoni-
toria, como un anticipo de la eclosión fi-
nal, en Barcelona.
Había luchado mu-
cho por ese metal,
con el ejemplo de
su hermano Paco.
Creo que todos
los que hemos com-
partido la Edad Do-
rada del deporte es-
pañol, no sólo en el ámbito olímpico, sino
también en el fútbol, de clubes o seleccio-
nes, el motociclismo, el ciclismo de las gran-
des rondas o el baloncesto, debemos saber
que todos esos éxitos son deudores de quie-
nes abrieron camino en un tiempo distinto,
más difícil. Blanca pertenecía a esa estirpe,
como Mari Paz Corominas, Carmen Vale-
ro y otras heroínas que no tuvieron los mis-
mos premios pero se dedicaron a sus depor-
tes con la misma pasión. Es triste que a me-
nudo sea la muerte la que nos lo deba recor-
dar. Debemos hacer más en vida por todos
esos pioneros, a veces olvidados. Es lo que
intentamos en el COE. Carolina Marín,
Lydia Valentín y las grandes campeonas ac-
tuales de nuestro país han caminado por los
senderos abiertos por ellas, y por eso no de-
ben olvidar nunca quiénes fueron, cuánto y
cuándo lo consiguieron.
De los momentos que he pasado con
Blanca me quedo con su sonrisa, con su
alegría, aunque, hoy, sea un momento de
tristeza por esta muerte prematura, la de
una gran campeona, la de una mujer jo-
ven. Esa energía es la que le ayudó a rom-
per barreras, a no ponerse límites. Es se-
guramente eso lo que hizo que fuera al-
guien muy querida por sus vecinos, en
Cercedilla, que se volcaron en su búsque-
da y, en general, por la mayoría de la fa-
milia del deporte que convivió de forma
más cercana con la esquiadora.
El impacto que su desaparición y la no-
ticia de su muerte, después de un esfuer-
zo ímprobo por parte de las fuerzas de se-
guridad del Estado, han causado en la so-
ciedad española nos da una idea de la
dimensión de su figura, como la del resto
de los deportistas españoles que, en la ac-
tualidad, me atrevo a decir que ofrecen
una de las mejores imágenes de nuestro
país. Blanca se sentía orgullosa de ser es-
pañola, como antes lo había hecho Paco.
Por eso, y no sólo por las medallas, era
tan querida. Descanse en paz.
Alejandro Blanco es presidente del COE.
ALEJANDRO BLANCO
Mujer, precursora,
competidora
y querida
Blanquita se ha ido y
yo me quedo con su
sonrisa, una sonrisa
enorme, plena y
blanca, como su
nombre. Cuando son-
reía parecía decirte
‘estoy aquí y quiero ser partícipe de tu felici-
dad’. Una sonrisa como la de su hermano
Paquito. Yo conocía a Blanquita porque era
amigo de su familia. Una amistad que em-
pezó con Paquito y que se extendió al resto
de los integrantes de ese gran grupo huma-
no. Yo era muy amigo de Paquito, vi su
muerte muy de cerca. Los Fernández Ochoa
son muy acogedores y amables. Es un clan
muy especial, tienen la facilidad de interac-
tuar todos juntos y de englobarte, de tal for-
ma que cuando conoces a uno de ellos pa-
rece que ya conocieras al resto desde toda
la vida. Es gente muy sana. Con ellos siem-
pre te sientes muy cómodo.
Yo tengo buena relación con todos, con
Lola, con Juanma, con Luis, con Alberto,
con Ricardo... Muchas veces he quedado
con ellos para esquiar, pero también para ju-
gar al golf en Madrid, en Navarra, en Hues-
ca... Los Fernández Ochoa son muy aficiona-
dos al golf. Blanca era buena jugando con
los palos. La verdad es que Blanca destaca-
ba en muchas modalidades deportivas. Es
incuestionable que ella era una pionera y
que marcó el camino para todas esas que ve-
nían por detrás, como María José Rienda o
Carolina Marín. Lo suyo tuvo mucho méri-
to: ser campeona de esquí en un país como
España, con poca tradición, y residente en
un pueblo de la sierra de Madrid sólo está al
alcance de deportistas excepcionales.
Blanca tenía un talento natural y siem-
pre estuvo guiada por el referente de su
hermano. Bueno,
Paquito fue el guía
y la luz al que toda
la familia seguía.
Era el aglutinante,
y todo estaba amal-
gamado por él. In-
tuyo que su muerte no sólo dejo un gran
vacío en Blanca, sino en el resto de los
miembros de la familia.
Ahora, con la desaparición de Blanca,
parece que un halo de tragedia envuelve
al grupo, pero eso es algo que también ha
ocurrido en otras familias, que igualmen-
te quedaron marcadas por enfermedades
o accidentes. Pero es cierto que las muer-
tes prematuras de dos estandartes como
Blanca y Paco suponen un mazazo enor-
me para los Fernández Ochoa, una fami-
lia fantástica. Es una tragedia para ellos y
para todos los que amamos el deporte y el
equí en particular.
Blanca y Paco merecen un recuerdo es-
pecial para haber sido importantes en el
mundo del esquí. Aparecieron por gene-
ración espontánea. Ella fue la primera que
hizo cosas grandes en un deporte en el
que antes ninguna española había hecho
nada. Su calado deportivo fue enorme.
Blanquita, fue una precursora. Lo suyo fue
como un premio para esa familia en la que
todos sus miembros estaban volcados con
el esquí y vivían el esquí como si lo tuvie-
ran inyectado en la sangre.
Adiós, amiga.
Juan Antonio Corbalán, ex jugador interna-
cional de baloncesto, es amigo de la familia
Fernández Ochoa.
JUAN ANTONIO CORBALÁN
Me quedo con su
sonrisa, enorme y plena
Blanca Fernández Ochoa, izquierda, junto a su hermano Paco y a su hermana Lola, en una imagen de archivo. EUROPA PRESS
«Soy amigo de su familia. La
muerte de Paquito la vi de
cerca. Yo solía jugar al golf
con Blanca y sus hermanos»