El Mundo - 05.09.2019

(Ron) #1

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Primero fue la ilustración, las luces, Vol-
taire, Diderot, los pensadores; después,
el compromiso, los intelectuales; más
tarde, los nuevos filósofos y, por último,
los tertulianos y los hackers. Fernando
Vallespín ha explicado cómo los tertulia-
nos suplantaron a los intelectuales y les
dieron la puntilla. La opinión, el grito, los flash mob, las no-
ticias falsas se han apoderado del debate político. Como es-
cribe Shlomo Sand, en el nuevo bazar mediático la explo-
sión de la imagen ha cambiado la relación de los intelectua-
les con los medios. «Con su físico, –dice– Sartre no
accedería hoy a ninguna televisión». Y como no nativo di-
gital sería incapaz de reducir el existencialismo a un título.
El propio Sartre anunció la decadencia de su sindicato: «Du-
rante mucho tiempo tomé la pluma como una espada; aho-
ra conozco nuestra impotencia. La cultura no salva a nadie,
pero es un producto del hombre; el hombre se proyecta en
ella, se reconoce». Un delantero centro, un cocinero, un ter-


tuliano, un tuitero tiene hoy más tirón mediático que un in-
telectual.
Ya dijo Ortega que en España siempre había sido difícil
que hubiera Estado y casi imposible que no hubiera tertu-
lias. Eran parlamentos paralelos: el café Pombo, la Granja
El Henar o el Gijón. Los tertulianos largaban gratis en los
cafés; ahora, casi gratis largan en los platós o en los estu-
dios de la radio. Al café Lyon le llamaba el banco Azul por-
que de allí, como del Ateneo, salían ministros y otra vez, en
las últimas elecciones, han reclutado diputados entre los ter-
tulianos. Con los cambios de gobierno hay cambio de guar-
dia de los que le dan al pico y empiezan las purgas; además,

ahora, de los tertulianos, tienen la com-
petencia los tuiteros. Podemos, que nació
en una plaza y en una tertulia, ganaba la
batalla en la nube. Eran, y quizás lo sean
aún, los reyes de las redes, que en vez de
militantes para pegar carteles tenían ci-
beractivistas, sus dirigentes tenían miles
de seguidores. Pero están perdiendo la hegemonía. Se sien-
ten calumniados por hackers orgánicos de Ferraz. En la
guerra de las galaxias la pelea es feroz; los de Podemos con-
traatacan con vídeos duros y viejos, como ése en el que Mi-
guel Ángel Heredia, entonces diputado del PSOE, les dice
a las Juventudes Socialistas de Málaga: «Nuestro adversa-
rio es el PP, pero nuestro enemigo es Podemos. Tenemos
que atacar a la cabeza de Podemos que se llama Pablo Ma-
nuel Iglesias». Por cierto, le jode mucho que le digan Pablo
Manuel porque quieren que le llamen Pablo Iglesias. A ése
hay que dispararle de forma permanente porque no es que
sea malo, es peor; odia a los socialistas.

Pregunta.– La película trata de cuentas pen-
dientes y segundas oportunidades, ¿qué tie-
ne usted en la lista de errores del pasado a
arreglar en el futuro?
Respuesta.– Ni me lo planteo. Me esfuerzo
mucho por vivir en el aquí y en el ahora. El
futuro no me inquieta. Llevo años entrenan-
do para ser capaz de no echar la vista atrás ni
preocuparme por lo que no sé si va a suceder
mañana. Perdemos mucho tiempo en esto.
P.– ¿De verdad consigue obviar tanto los re-
cuerdos como las expectativas?
R.– Sí. Llevo mucho tiempo trabajando para
lograrlo, esto no es gratis. Yo antes miraba
mucho hacia atrás, pero para estas cosas va-
mos al psicólogo. Vivimos en una sociedad
que invita mucho a no estar conectado con
uno mismo sino preocupado por lo que espe-
ran los demás de ti, lo que se supone que de-
bes hacer. Eso es cómodo. Lo complicado es
saber lo que tú quieres y ser honesta.


P.– En toda su carrera en el cine, es sólo la
segunda vez que la dirige una mujer. ¿Por
qué sigue habiendo tan pocas directoras?
R.– Es un problema antiguo que sólo mejo-
rará el día que dejemos de planteárnoslo co-
mo algo diferente a que te dirija un hombre.
No lo es. Lo diferente es la cantidad de opor-
tunidades. La igualdad real aún está lejos.
P.– De 2011 a 2016 no paró de hacer cine, tres
nominaciones al Goya, Almodóvar... Pero
desde entonces, casi todo series. ¿Por qué?
R.– Porque no hay tantas cosas interesantes
en cine y he aprendido a decir que no. Ade-
más, a mí me da igual cine, tele o teatro. No
creo que uno valga más que otro. En todo ca-
so, ahora los proyectos más interesantes co-
mo actriz son series. La línea se ha difumina-
do hasta desaparecer: la calidad de Arde Ma-
drid no la ves habitualmente en una peli.
P.– ¿A qué ha aprendido a decir que no?
R.– Esto es una carrera de fondo y hay que
tener mucha serenidad, inteligencia y mano
firme para saber cuándo tienes que decir que
no. Hay papeles que no te aportan absoluta-
mente nada aparte de dinero y, quizás, públi-
co. Pero yo no trabajo por trabajar. Por ejem-
plo, últimamente la comedia que se está ha-
ciendo en España es taquillera, pero yo no
quiero formar parte del retrato que se hace
en ella de la mujer. No me gusta. Es delicado
que se haga tanta comedia de ese tipo, con
personajes femeninos tan, digamos, obvios.
Huyo de esos papeles.

P.– ¿No han evolucionado los roles de mujer
pese al movimiento feminista?
R.– Yo he leído muchos guiones que siguen
en los clichés de siempre y buscando que ha-
gamos lo mismo de siempre. No está nada
claro que se haya avanzado a raíz del #Me-
Too. Miras la cartelera y ves que sigue muy
mal repartido. De todos modos, no me gusta
que se convierta el movimiento en algo tan
panfletario. Hay que hacer visible el proble-
ma, por supuesto, pero el feminismo no pue-
de ser una moda. Tiene que verse en las de-
cisiones que tomas día a día, como rechazar
esos papeles, no en lo que digas en una en-
trevista. Desde ahí se construye la igualdad.
P.– ¿De dónde le viene la vena reivindicativa?
R.– De familia, imagino. Mi abuelo era co-
mandante republicano y, aunque él no habla-

ba de aquello, mi padre sí. La libertad y la res-
ponsabilidad social que tenemos son funda-
mentales. Yo no voy a decir a nadie qué tiene
que votar, pero sí pido a todo el mundo que
vote, porque luego nos llevamos las manos a
la cabeza. No soy política, sólo quiero ser res-
ponsable y no olvidar de dónde venimos.

LA ENTREVISTA FINAL


INMA CUESTA. Valencia, 1980. Con el éxito de ‘Arde Madrid’, premio Feroz
incluido, como última muesca, regresa a un cine que tenía un tanto abandonado
por decisión propia con ‘Vivir dos veces’, de María Ripoll, que se estrena mañana.

Su adversario


y su enemigo


EL RUIDO DE LA CALLE


RAÚL DEL POZO


SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

PUESTOS A VIVIR SÓLO UNA
VEZ, ¿QUÉ QUIERE HACER
CON ESA VIDA? Lo que hago.
Tengo una vocación enorme y
quiero ser actriz desde que tengo uso de razón.
Bueno, actriz, bailarina, cantante, escritora,
pintora... Pero es que hago un poco de todo eso
y, además, viajo, descanso, salgo... Compagino
estupendamente el trabajo con la vida.

LA ÚLTIMA


PREGUNTA


«No está claro


que se haya


avanzado a raíz


del #MeToo»


IÑAKO DÍAZ-GUERRA


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