El Mundo - 12.09.2019

(Marcin) #1

EL MUNDO. JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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ESPAÑA


En todo este sainete de la no investidura, el
mendicante Iglesias ha persistido en un error
y Sánchez ha cultivado pétreo e impasible la
misma virtud. Iglesias pensó al principio que la
negociación sería fatigosa pero iría en serio. O
sea, que había algo que negociar. Sospechó
que Sánchez iba de farol cuando le señaló co-
mo obstáculo. En ese momento dispuso de la
mano y la perdió en seguida. Contumaz en su
creencia y equivocación, ha vuelto de vacacio-
nes recitando la versión de Sánchez: admite
que hubo una oferta socialista de tres ministe-
rios y una Vicepresidencia en julio. Desde que
propuso retomar en ese punto la negociación
está perdido, pues ignora que era un señuelo.
Sánchez no pensó nunca conceder algo que
Iglesias pudiera aceptar. Es decir, ese 3+1 estu-
vo en vigor –en la tele, no en el Parlamento–
mientras en el PSOE tenían la certeza de que
Unidas Podemos la rechazaría. Sánchez se ha
dedicado a bailar la zanahoria delante de Igle-
sias. Nada que ofrezca Iglesias doblegará el
ánimo de Sánchez porque, con cada meneste-
rosa propuesta, Iglesias capitula, sostiene y re-
fuerza el libreto de Sánchez, que expresa com-
pungido: «No quiero elecciones». La potencia
de Sánchez radica en que su trama no tenía gi-
ro: vasallaje o urnas. Iglesias estuvo de moda a
costa de explotar el dolor porque dotaba de ci-
nematográficos virajes a sus guiones. El pres-
tidigitador que fue arrastra hoy sus pies con el
pañuelo, la chistera y la paloma al aire.
Sánchez ha jugado al desgaste con todos.
Vapulea a Iglesias y prepara la pira para Rive-
ra. He aquí su virtud. Combina sus registros
–tersura, contracción, crispación, victimismo,
gravedad, parsimonia, solemnidad, desencan-
to, determinación, vanidad, fiereza...– y consi-
gue que su estado de ánimo y gestos describan
por sí solos los hechos, los que son o los que
vienen. Lo cual le permite permutarlos y pirue-
tear sobre ellos con sólo mudar su rictus. Fue
presidente y pareció que había ganado unas
elecciones; puso los recursos del Estado a dis-
posición de su plataforma electoral y lo justifi-

có como viernes sociales; ganó pírricamente
las elecciones generales y simuló que arrolló; a
partir de entonces se afanó en mostrar que su
aclamación es inevitable: todos los demás son
escollos. Su puesta en escena le resulta sufi-
ciente para crear un clima de opinión. Bien es
cierto que ningún otro presidente ha dispuesto
de semejante batallón mediático a su favor.
Gracias a su energía ha recuperado el orgu-
llo socialista herido. Ha devuelto al PSOE el vi-
gor y autoestima perdidos: «Con toda la humil-
dad, antes [de] que ustedes llegaran a la políti-
ca hubo otros gobiernos socialistas que
ampliaron derechos y libertades», lanzó a bo-
cajarro a Iglesias. Es una sentencia: después
del 10-N, sugiere, Podemos será irrelevante
porque su jugada es otra, timón a estribor.

«Sánchez nunca pensó en
conceder algo. El 3+1 estuvo
en vigor mientras supo
que Iglesias lo rechazaría»

La zanahoria


del timonel


LIBRE DE MARCA


JAVIER


REDONDO


El plan Sánchez:


¿abstención del


PP tras el 10-N?


Su divorcio con Podemos le lleva a Casado


como ‘apoyo’ ahora o incluso si hay urnas


MARISOL HERNÁNDEZ MADRID
Primero fue Ciudadanos, luego el
PP, algunas semanas se ha apunta-
do a los dos y ahora el foco se vuel-
ve a situar en Pablo Casado. El di-
vorcio con Unidas Podemos ha lle-
vado al presidente del Gobierno en
funciones, Pedro Sánchez, a pedir
de nuevo a los populares su abs-
tención. Lo hizo en el debate de
ayer en el Congreso, donde se pico-
teó sobre el futuro de Europa, la
celebración de la Diada, las turbu-
lencias económicas. Pero donde el
tema central, el único que como un
tornado engulle el resto de asuntos
de la política española, fue la in-
vestidura, la gobernabilidad y la
posibilidad de unas nuevas eleccio-
nes en otoño.
No hay vida sin Gobier-
no, por mucho que el Par-
lamento haya intentado
estrenar la legislatura.
Con la amenaza de repe-
tición electoral cada día
que pasa más plausible,
la duda latente es si otros
comicios cambiarán en
algo la situación actual. A
juzgar por las posiciones
que mantienen Sánchez e
Iglesias no se percibe nin-
gún camino para el
acuerdo. Pero, ¿qué suce-
derá si después del 10-N
Podemos continúa siendo
indispensable?
Ahí entra en escena el
PP. El jefe del Ejecutivo le
reclamó ayer su absten-
ción después de que Ca-
sado le exigiera solucio-
nes para la asfixia que su-
fren las comunidades
autónomas porque el Go-
bierno esgrime que al es-
tar en funciones no puede
entregar los adelantos de
la financiación autonómi-
ca. Después lo repitió: «Si al final
no se llega a un acuerdo con Uni-
das Podemos porque quieren coa-
lición y sólo coalición habrá que
mirar al conjunto del arco parla-
mentario, mirar también al grupo
popular porque ustedes hicieron lo
mismo con el PSOE». «Si usted no
quiere elecciones tiene la capaci-
dad para abstenerse», le insistió a
Pablo Casado.
Esta petición se abre paso incluso
a futuro, como salida después de
unas nuevas elecciones, según
apuntan fuentes socialistas. Porque
a pesar de que ni el presidente ni el
jefe de la oposición se ahorran nin-

guna crítica entre ellos, en estos mo-
mentos ambos mantienen la mejor
relación de la política española.
La interlocución de Sánchez con
Iglesias o Albert Rivera es nula. De
hecho, el presidente no hace más
que profundizar en el deterioro de
la figura política del jefe de Ciuda-
danos. Con gruesos calificativos y
dando toda la relevancia política al
dirigente popular como líder de la
oposición. Ayer en el Congreso le
acusó de «sobreactuar» en su peti-
ción de aplicar el 155 y aseguró
que sólo habla de esto, de ETA y de
Venezuela poniendo en cuestión
que sea un verdadero liberal. «Hay
una diferencia tal entre lo que ha-
ce y lo que dice, que ¿sabe lo que
es, señor Rivera? Un hipócrita». Y

siguió: «Usted es un político ausen-
te, que nadie entiende ya ni fuera
ni dentro de su partido».
Por mucho que algunos barones
socialistas vieran en Cs un refugio
para huir de la influencia de Pode-
mos, Sánchez ha elegido. Rivera
sale de escena y entra Casado. Si a
alguien se presionará para abste-
nerse ahora y después de un previ-
sible 10-N será al PP. Entonces, tras
unas segundas elecciones, los po-
pulares ya no encontrarán el modo
de zafarse. Mientras, al PSOE no le
importa que suba el PP, que se con-
solide Casado, siempre que sea a
costa de Rivera.

Pablo Casado, ayer en el Congreso. BERNARDO DÍAZ


LÍMITE
PARA EVITAR
OTRAS ELECCIONES,
23 DE SEPTIEMBRE

FALTAN
11 DÍAS
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