ECOS - 11.2019

(Dana P.) #1

ECOS 11/2019 SOL Y SOMBRA 11


Semanas atrás alguien
dijo una palabra que hacía
tiempo que no oía, y tuve
un ataque de felicidad,
como si acabara de en-
contrarme casualmente
por la calle con un viejo y
querido amigo a quien no hubiera visto des-
de hacía siglos. Eufórica como me sentía, es-
tuve a punto de irme con él a un bar a brindar
por nuestra antigua amistad y ponernos al
día, que es lo que se hace con los viejos ami-
gos. La palabra era “paroxismo”, pero podría
haber sido cualquier otra. Desde que volví
a tropezarme con ella, la deslizo en mi con-
versación en cuanto pue-
do, aunque a veces me vea
obligada a forzar un poco
mi discurso con tal de con-
seguir encajarla. Tanto es
así que mis seres más cer-
canos se burlan cariñosa-
mente de mí llamándome
paroxística. A mí no me molestan sus burlas.
Al contrario. Como les sucedía a Romeo y Ju-
lieta, cuanto más se opongan a nuestro amor
o más bromas inspiremos, más amaré a esa
palabra que ahora mismo me refleja más que
ninguna otra. Paroxismo soy yo.
Somos lenguaje y, como seres lingüísticos
que somos, las palabras nos acompañan a lo
largo de la vida. Pero del mismo modo en
que una persona desaparece de repente de
nuestro paisaje habitual, porque se va a vivir
al extranjero o porque cambia de trabajo o
de costumbres y ya no está en nuestra órbi-
ta, hay palabras que un buen día desaparecen
de nuestra cotidianidad. Pero no son ellas las
que nos abandonan.
Al fin y al cabo, en ese sentido las palabras
son tan fieles como los perros. Están ahí,
aguardando obedientes en los diccionarios
y en nuestra cabeza a que les saquemos el
polvo y las llevemos a pasear. Los volubles y
traidores somos más bien nosotros. Durante

Queridas palabras Manche Worte verwenden


wir kaum noch, doch wenn wir sie wieder hören, ist es so, als träfen


wir gute alte Freunde. POR MERCEDES ABAD AVANZADO


el paroxismo
, anfallartige Steigerung
von Beschwerden
deslizar
, (hier) einfließen lassen
voluble
, unbeständig; unstet
obnubilar
, benebeln
ofuscar
, blenden; verblenden
la ignominia
, Schmach
el oprobio
, Verleumdung;
Verunglimpfung
pitorrearse de
, (ugs.) sich lustig
machen über
suculento/a
, schmackhaft; lecker;
saftig
la saciedad
, Sattheit;
(hier) Überdruss

un tiempo nos gustaron tanto que rara vez
transcurrían veinticuatro horas sin que las
pronunciásemos. Luego, nos cansamos de
ellas, sin ser muy conscientes, y las abando-
namos. No me refiero tanto a las modas, que
ponen en circulación expresiones de las que
la sociedad abusa durante un tiempo y las
convierte en tópicos repugnantes a fuerza
de repetirlas, sino a esas palabras de las que
nos enamoramos en algún momento y no
paramos de decirlas.
Por ejemplo, durante toda una época me
pasaba la vida “obnubilada”. Me gustaba sa-
borear esa hermosa palabra y sacarla a relucir
en momentos especiales. Es una palabra cul-
ta e infrecuente que causa-
ba sensación allí donde la
pronunciaba. Ahora, en
cambio, las mismas situa-
ciones que antes me ob-
nubilaban, me dejan ofus-
cada. Y es sólo un ejemplo.
Yo no diría que cambio de
léxico como de vestuario, pero algo de eso
hay. Junto a palabras que permanecen, otras
tienen fecha de caducidad, quizá porque, de
tanto usarlas, pierden expresividad y hay que
sustituirlas por otras más poderosas.
En cualquier caso, la pasión lingüística
es muy contagiosa. Ríanse ustedes de los
resfriados y la gripe. Ya pueden mis amigos
burlarse de mi amor por la palabra “paroxis-
mo”, que lo más probable es que anden repi-
tiéndola por ahí cuando no estoy presente.
E incluso que la pongan de moda. Ya me pasó
con “ignominia” y “oprobio”, dos palabras
con sabor arcaico y resonancias bíblicas de
las que abusé hace años. La primera reacción
era pitorrearse de mí, pero luego “ignominia”
y “oprobio” se convirtieron en las estrellas de
la temporada. Así que ya saben: si quieren di-
vertirse, elijan una palabra rara y suculenta,
repítanla hasta la saciedad y esperen a ver
cuánto tarda en regresar a ustedes en boca
de los demás.

Mercedes Abad,
escritora española
residente en Barcelona.
Colabora con ECOS
desde 1996. Su último
libro, La niña gorda, se
publicó en Páginas de
Espuma.

S
S

Paroxismo
soy yo
Free download pdf