EL MUNDO
D X T
LUNES 9 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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E. J. CASTELAO GIJÓN
Ayer en Gijón el fútbol empezó por
la mañana, a la hora del aperitivo,
en los bares de la ciudad, con el
Sporting en la pantalla, jugando, y
perdiendo, contra el Huesca. Otro
año que el proyecto del equipo de
la ciudad no va. Otro año que uno
de los lugares donde más se vive el
fútbol camina hacia la desespera-
ción. Otro año, en fin, en que la pe-
lota no va a dar alegrías por estos
rincones. Dando un paseo por el
Muro, que es lo mismo que decir la
playa de San Lorenzo, un cartel gi-
gante de uno de los patrocinadores
de la selección recuerda la figura
homenajeada en el otro partido del
día, el de la selección, con bastan-
te menos atención entre la gente,
todo sea dicho, que el matinal.
El lleno en las sidrerías y los res-
taurantes, sin billetes a mediodía, la
Fiesta de Asturias, tan arraigada, tan
soleada, no se tradujeron luego en
nada apoteósico en El Molinón. Una
vez más, la selección no logró llenar
un campo mediano. Mediano tiran-
do a pequeño. Ni siquiera la emoti-
vidad de la noche sirvió de reclamo
para la afición. No es que estuviese
vacío no, pero no estaba lleno. El ho-
menaje a Quini y, por extensión, y
por desgracia, a Luis Enrique, se fra-
guó pues con el estadio a algo más
de tres cuartas partes de su capaci-
dad (22.000 sobre 27.000). Los pri-
meros en llegar se quedaron un po-
co atónitos cuando sonó por la me-
gafonía, a modo de animación,
«Vivir así es morir de amor», uno de
los himnos de Camilo Sesto, falleci-
do en la madrugada del domingo.
Superado el detalle, era cuestión
de esperar al tributo a Quini, pro-
bablemente el mayor icono no ya
del Sporting, sino de la ciudad
misma. Fue algo corto, discreto, no
es la UEFA muy partidaria de fes-
tejos, ni alegres ni tristes, antes de
sus partidos. De modo que un ví-
deo de menos de un minuto, con
algunas de las fotos más reconoci-
bles del Brujo dio paso a que dos
ex jugadores del Sporting, Juan
Carlos Ablanedo y Eloy Olalla, le
entregaran a Pablo, el nieto ado-
lescente de Quini, una camiseta
con su nombre, con el número 9 y
firmada por todos los jugadores de
la actual selección. Era la manera
de reconocer la figura, un año y
medio después de su muerte, de
alguien que llegó a jugar 35 parti-
dos con la selección. En ellos mar-
có ocho goles.
Al tiempo que comparecían Es-
paña y las Islas Feroe, una enorme
fotografía se desplegó hasta ocu-
par buena parte del lateral frente a
la tribuna, y un mosaico con la
bandera nacional cubría todo el
Fondo Sur. Sin embargo, todavía
quedaba el momento más emocio-
nante. «A continuación, se guarda-
rá un minuto de silencio por el fa-
llecimiento de la hija de Luis Enri-
que Martínez, seleccionador
nacional», se escuchó a través de la
megafonía. Tras repetirlo en inglés,
el estadio, que lo fue de Luis Enri-
que, enmudeció. Un crespón negro
y una gaita triste congelaron el am-
biente durante menos de un minu-
to, pues consideró el árbitro polaco
que era más importante cumplir
con las obligaciones televisivas que
mantener el momento.
Cuando el balón echó a rodar, y
visto que en el campo el espectácu-
lo no era muy divertido, fue el mo-
mento para reparar en la brutali-
dad de los números de Sergio Ra-
mos, que desde ayer presume del
mismo número de partidos inter-
nacionales que Iker Casillas (167).
El próximo mes de octubre, en los
partidos ante Suecia y Noruega, si
no hay lesión mediante, se queda-
rá solo al frente de esa exclusiva
clasificación. El sevillano, dueño de
de 124 victorias, también de 21 go-
les –apenas Daniel Pasarella, con
22, ha marcado más tantos que él
siendo defensa en una selección–,
ha anotado en ocho de los últimos
nueve partidos y lleva 14 penaltis
seguidos viendo portería (para es-
ta estadística hay que contar tam-
bién los del Real Madrid, claro).
Ahí, con el 15 a la espalda y el bra-
zalete de capitán, dirigió a los suyos
en una noche plácida que puso
rumbo a la Eurocopa.
Gaitas tristes por Xana
HOMENAJE. El tributo a Quini, cuyo nieto recogió una camiseta firmada por los jugadores, dio
paso a un minuto de silencio por la hija de Luis Enrique / Ramos iguala a Casillas con 167 partidos
Con De Gea sirve la re-
flexión orteguiana de
que el portero es el por-
tero y sus circunstan-
cias. Las suyas no fue-
ron sencillas: desde la
sucesión de Casillas en
una Eurocopa de malas
caras a la implosión de
la selección en un Mun-
dial de mala leche. Las
vergüenzas de todos cristalizaron en el portero,
del que no pudimos saber lo que tenía, pero sí lo
que no tenía, y es el don con el que Casillas aca-
baba el lema de Ortega: salvar las circunstancias
es salvarse a uno mismo. Un escándalo sexual
en relación con amistades peligrosas como la de
Torbe y las críticas del futuro presidente del Go-
bierno, Pedro Sánchez, contribuyeron a atrapar
al guardameta en un bucle negativo del que úni-
camente podía escapar
fuera de España, al ca-
lor de Old Trafford. El
fax que impidió su llega-
da al Bernabéu, donde
todo se blanquea, fue la
última viñeta del cómic.
Pese a esas circuns-
tancias, Luis Enrique
siempre dijo con clari-
dad que De Gea era su
portero, y de esa forma empezó la clasificación,
frente a Noruega. El día que hubo de abandonar
la selección por la fatal noticia recibida, en Mal-
ta, apareció Kepa bajo los palos, tal y como ha-
bía planificado, en un partido a la medida para
dar minutos a la segunda unidad, igual que ayer,
en Gijón, frente a Islas Feroe, pero con los pape-
les cambiados. Luis Enrique no volvió al banqui-
llo, ocupado por Robert Moreno, y el vasco ya
no se movió de la portería. Es difícil saber si el
técnico catalán decidió en el corto espacio en el
que ofició de seleccionador como interino o si
Luis Enrique cambió de parecer. Ya no importa.
La única certeza es que el portero de Moreno es
Kepa. Lo dicen los hechos, como es su titulari-
dad en el primer partido que preparó el técnico
en su totalidad, la visita a Islas Feroe, y ante Sue-
cia y Rumanía. En Bucarest, el arquero del Chel-
sea fue lo que se espera de su rol: decisivo.
Las palabras del seleccionador, en cambio,
dicen otra cosa, pero la rotación es un brindis
hacia el vestuario por parte de quien, a falta de
curriculum, necesita empatía. La España de las
oportunidades no le dio en Gijón todo lo que
esperaba, salvo los puntos. Rodrigo y Alcácer
conservan el gol y Sergio Ramos, el derecho
de pernada, ya que un récord no precisa 84
minutos. A De Gea, aunque acabara con el
brazalete, por ahora sólo le queda la pedrea.
LIBRE DIRECTO
ORFEO SUÁREZ
De Gea juega
la pedrea
La selección española, antes de comenzar el partido, con la fotografía gigante de Quini en el lateral del estadio de El Molinón, ayer. J. L. CEREJIDO / EFE
Pese a los reclamos
emotivos y a ser el Día
de Asturias, no se pudo
llenar El Molinón