El Mundo - 02.09.2019

(C. Jardin) #1

EL MUNDO. LUNES 2 DE SEPTIEMBRE DE 2019


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OPINIÓN i


DE TODAS las manipulaciones
ideológicas perpetradas por los medios
en este mes de agosto, la más descarada
es la que pretendía convencernos de que
el francés Macron quería salvar el
Amazonas del avieso Bolsonaro, que
quería quemarlo. Ni el Amazonas está
ardiendo un 90% más que otros años, ni
Brasil desprotege el Amazonas,
blindado en un 80%, ni Macron ha
buscado otra cosa que sabotear el
acuerdo UE-Mercosur que permitiría a
la agricultura brasileña –25% del PIB–
competir con la francesa y mejorar su
rendimiento sin tener que hacer
cultivables más hectáreas poco
rentables. O sea, que los números de los
incendios son falsos, la intención de
Macron es la contraria de la publicada y
lo que busca Macroneón, convertido en
Macronaro, es mejorar sus encuestas en
la Francia agrícola, adicta al
proteccionismo de la UE desde la PAC,
invento franco-alemán para mimar su
voto rural frente a las exportaciones
españolas o italianas, algo que Marine
Le Pen llevaría casi al cierre de
fronteras. Y como el FN ya le ha ganado
las europeas a Macron, éste se ha puesto
lepenista pero camuflando el
proteccionismo de feminismo, que vale
para todo: un roto, un descosido y un
sinvergüenza.
Dan Nepstad, el mayor experto en la

Amazonía y miembro del Panel del
Cambio Climático de la ONU, o sea, un
ortodoxo, ha dicho que todo lo publicado
este verano sobre los incendios es «pura
basura», que los fuegos han aumentado
sólo un 7%, sobre todo de matorral y
bosque bajo, menos en Brasil que en
Bolivia (donde empezaron, pero, como
Evo Morales es comunista-indigenista,
nadie le reprocha nada) y que el
problema del ecologismo radical y
anticientífico, del que se aprovechan
demagogos refitoleros a lo Macron, es
que está perdiendo el apoyo de los
agricultores, necesario para conservar un
equilibrio razonable entre la explotación
de la tierra y su conservación. Añade
Nepstad que las injustas acusaciones
contra el torpe Bolsonaro sólo llevarán a
Brasil a una cerrazón mayor, cuando el
acuerdo UE-Mercosur, casi cerrado antes
del liberador Macron, es bueno para
negociar lo que interesa al agricultor, que
es mantener la tierra y mejorar sus
ingresos, y lo que interesa al consumidor,
que son precios bajos y productos de
calidad.
¿Y de Brigitte no dice nada, el tal
Nepstad? Nada. Ni de Epstein. Ni de
Polanski. Se ve que no lee la prensa.

Macronaro


Macron ha camuflado
el proteccionismo de
feminismo, que vale
para un roto, un descosido
y un sinvergüenza

AL PRESIDENTE en funciones no le gus-
ta el debate. Ni siquiera el discurso. Pre-
fiere el sermón, hablar desde el púlpito.
Lleva seis meses encantado de la vida,
dedicado a arar en el agua, jugando a
presidente del Gobierno y disfrutando de
los caviares del poder.
Piensa que tiene los flancos cubiertos
y bien cubiertos. Las encuestas, no solo
las de Tezanos, le acercan a los 150 dipu-
tados en unas eventuales elecciones el
próximo 10 de noviembre. Por eso, si no
le regalan la investidura gratis total, pe-
dirá al Rey que haya convocatoria electo-
ral. En caso de que Pablo Iglesias ceda y
se hinque de rodillas ante el rebenque
sanchista, entonces sí, entonces encabe-
zará un Gobierno en solitario porque más
vale pájaro monclovita en mano que cien-
to volando sobre las urnas.
Pedro Sánchez juega a placer. No quie-
re a Pablo Iglesias ni directa ni indirecta-
mente en un Gobierno de coalición por-
que sabe que el podemita se convertiría
en la estrella de la alianza. Le quiere ge-
nuflexo. Sánchez, rodeado por un núme-

ro creciente de fariseos, más o menos en-
mascarados, ha reiterado a las claras las
palabras del Evangelio: Qui non est me-
cum, contra me est. Y se mofa de todos,
de Pablo Casado y Albert Rivera, pero so-
bre todo de Pablo Iglesias.
En su entorno han aprendido bien la
lección. Su Gobierno es un rebaño man-
surrón y lanar que él pastorea con vara
de fresno. Solo dispone de 123 diputados,

pero la sombra alargada de las elecciones
en noviembre le permite jugar a placer
como si tuviera 193. Pedro Sánchez es un
político roca. No parece hombre de lar-
gos alcances intelectuales, pero ha apren-
dido a sobrevivir en el fragor de la selva
política. Un filósofo español preconizaba
en siglo XIX: «Ay de los pueblos goberna-

dos por un político que solo piensa en
conservar el poder».
Durante este mes de septiembre se es-
cuchará cómo graznan los gansos del Ca-
pitolio. Pero a Pedro Sánchez las adver-
tencias le entran por un oído y le salen
por el otro sin romper ni manchar su ce-
rebro. Tiene todas o casi todas las cartas
en la mano y las reparte sin veladuras so-
bre el tapete de España. Pretende que to-

dos, en especial el indócil alfil podemita,
se olviden de promesas, alianzas y acuer-
dos. Y que cedan y cedan, porque como
escribió el clásico «el que olvidar solicita,
no olvida cuando se acuerda, de que se
acuerda que olvida».

Luis María Anson, de la Real Academia Española.

CANELA FINA


LUIS MARÍA
ANSON

Sánchez juega


a placer


UNA NAVE industrial, una carne mechada
villana del verano y, sobre ella, competen-
cias de la Consejería de Salud y de Agricul-
tura de la Junta de Andalucía, además de
los departamentos de Urbanismo y de Sa-
lud del Ayuntamiento de Sevilla. Escenario
ideal de políticos cobardes: competencias
repartidas. Por otra parte, si los ciudadanos
viéramos los papeles de la legislación mu-
nicipal, autonómica, nacional y europea
con algo que decir sobre una instalación
así, entenderíamos que la promesa de qui-
tar papeles sea uno de los atractivos electo-
rales más poderosos del trumpismo en
EEUU. Papeles, que no inspecciones.
Cerca de Priego, Córdoba, se fabrican las
patatas fritas con aceite de oliva virgen más
exquisitas que he probado, a la venta en
tiendas gourmet de fama mundial. El fun-
dador me contó su satisfacción por lograr
que le certificara una organización británi-
ca que, en cualquier momento, le podía ins-
peccionar sin avisar. Así demostraba que
freía con aceite de la máxima calidad y que,
en cada bolsa, iban los gramos anunciados
en el envase. No ocurre siempre y es bas-

tante fácil incumplir lo que se vende al
cliente porque, como hemos visto con La
Mechá, apenas hay inspecciones oficiales.
Cualquier proveedor de Mercadona, sin
embargo, sabe del control al que Juan Roig
les somete. Para estar en sus lineales, tie-
nen que abrir sus fábricas y libros de con-
tabilidad. A los ejecutivos de su firma les da
igual los permisos oficiales, ellos necesitan
comprobar por sí mismos los controles de

calidad. A diferencia de los políticos, el em-
presario que arriesga la salud de sus clien-
tes tiene un coste directo en ventas.
Con competencias repartidas entre ad-
ministraciones, los políticos saben que su
gestión no tiene coste electoral. Cerca de
casa, una multinacional mantiene perfectos
los jardines de su centro comercial mien-

tras la rotonda cercana es un campo de ma-
tojos: sobre ella tienen competencias varias
administraciones. También en los Baños
del Carmen, ese enclave malagueño al que
llegan a veces foráneos movidos por la voz
de Mayte Martín cantando por Manuel Al-
cántara y se desilusionan con su decaden-
cia, en un enclave privilegiado. «Varias ad-
ministraciones», decimos los locales, enco-
giéndonos de hombros. Pero ahí nos

jugamos un paisaje mejorable, no la vida
por una infección.
La buena noticia es que ha habido me-
nos muertes por listeriosis que en brotes si-
milares en Dinamarca y en EEUU. Con los
enfermos, solo tenía competencia el perso-
nal de los hospitales andaluces. Y lo ha he-
cho bien. Trata a personas y no papeles.

La casa


sin barrer


SOPLA TERRAL


BERTA GONZÁLEZ
DE VEGA

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F. JIMÉNEZ
LOSANTOS

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