National Geographic Viajes - 09.2019

(ff) #1
como la neorrománica catedral.
Entre las decenas de museos de la
ciudad destaca el del sombrero de
paja toquilla, más conocido como
sombrero Panamá porque se elabo-
raron en grandes cantidades para
los obreros del canal panameño, a
principios del siglo xx.

La selva amazónica ofrece el ma-
yor contraste al paisaje del alti-
plano. Resulta fácil desplazarse de
Cuenca a Quito y de la capital a la
selva de Cuyabeno o la de Yasuní.
Estas áreas protegidas están atrave-
sadas por los caudalosos Aguarico
y Napo, respectivamente. Ríos que
son como caminos que descienden
de los Andes y que conducen a los
poblados o hasta alojamientos es-
condidos bajo el dosel verde, como
el complejo en el que me albergo
en Cuyabeno, gestionado por una
comunidad quichua.
Durante la jornada se realizan
salidas guiadas en barca o a pie por
el bosque en busca de especies ani-
males y vegetales curiosas. Cuan-
do el motor se apaga, solo queda el
silencioso zumbido de la selva y el
chapoteo de los remos. Cerca de
la canoa, una nutria gigante (Pte-
ronura brasiliensis) de casi 45 kg y
1,8 m de longitud comparte su pes-
ca en comunidad, mientras que
un delfín rosado (Inia geoffrensis)
saca la cabeza del agua de vez en
cuando. Ante la canoa el espacio
se amplía por sorpresa. La lámina
de agua de la laguna se extiende e,
inmóvil, refleja perfectamente las
palmas, las nubes rosadas del ama-
necer o el arcoíris de la tarde. Una
cría del hoatzín (Opisthocomus
hoazin) se lanza al agua en cuanto
detecta nuestra inofensiva presen-
cia. Es un mecanismo de defensa
muy practicado: el polluelo bucea
entre las ramas sumergidas y luego
trepa hasta el nido. Para despistar

A la bella ciudad de Cuenca, la si-
guiente etapa del viaje, se llega en
uno de los múltiples autobuses que
conectan todos los rincones del
país. En cualquier parada, los ven-
dedores ambulantes ofrecen agua
helada y bocados calientes a los pa-
sajeros a través de las ventanas.


Cuenca, ciudad de artistas con un
centro histórico Patrimonio Cul-
tural de la Humanidad, es una po-
blación tranquila que invita a pasear


por los verdes parques que rodean
los ríos Tomebamba, Yanucay, Tar-
qui, Machángara y Milchichig, entre
edificios de estilo colonial y repu-
blicanos. Los primeros recuerdan
a los pueblos andaluces, como las
casas coronadas con tejas anaran-
jadas, paredes encaladas de blan-
co, balcones de madera o forjados y
amplios patios interiores. Durante
el periodo de la primera República
(siglo xix) se construyeron algunos
edificios con fachadas de ladrillo,

En el Territorio Waorani,
dentro del P.N. Yasuní, viven
etnias que conservan su
modo de vida tradicional.


FOTOS593/ SHUTTERSTOCK
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