El Mundo - 21.08.2019

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EL MUNDO. MIÉRCOLES 21 DE AGOSTO DE 2019
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OTRAS VOCES
i


8 El PSOE de Murcia está sumido
en una profunda crisis que pone en
cuestión el liderazgo de su secretario
general. Ayer fueron expul-
sados de la formación la al-
caldesa y los concejales so-
cialistas de Cartagena por el
pacto tras las municipales
con PP y Cs. De este modo, el parti-
do se queda sin representación en la
ciudad, lo que agrava una situación
delicada en la región.

QUIM TORRA

8 El presidente de la Generalitat re-
cuperó ayer su retórica más agresi-
va, rememorando los modos del re-
feréndum ilegal del 1-O. To-
rra llamó a iniciar una nue-
va etapa de «confrontación
con el Estado» y de «ruptu-
ra democrática», una huida
hacia adelante con la sentencia del
juicio cerca para intentar ocultar la
tensión y las discrepancias existen-
tes en el seno del independentismo.

Una retórica agresiva
para esconder la realidad

DONALD TRUMP

8 Tras el abandono del tratado de
desarme nuclear INF por parte de
EEUU y Rusia en medio de acusacio-
nes mutuas de haber violado el tex-
to, Washington ha realizado su pri-
mera prueba de un misil de medio
alcance desde la Guerra Fría lanza-
do desde un sistema terrestre. Mos-
cú define el acto como una «escala-
da de tensiones militares». Entre am-
bos países solo queda en vigor un
tratado sobre materia nuclear.

Su prueba balística hace
crecer la tensión con Rusia

VOX
POPULI

DONALD TUSK

7 El presidente del Consejo Euro-
peo respondió ayer con firmeza a las
amenazas proferidas por Boris John-
son en torno al Brexit. El primer mi-
nistro británico había advertido el lu-
nes que la libertad de movimientos
entre el Reino Unido y la UE se aca-
bará el 31 de octubre si no se llega a
un acuerdo y se ha opuesto al backs-
top irlandés. Tusk le recordó que lo
que se necesitan son alternativas
reales, no palos en las ruedas.

La UE responde con
firmeza a Boris Johnson

JOSÉ ANTONIO SERRANO

Una crisis profunda
en el PSOE murciano

7 La caza. Monteperdido, el exito-
so thriller de TVE protagonizado
por ella que ha logrado un gran res-
paldo de la audiencia en su primera
temporada, ha sido galardonada co-
mo serie del año por el Festval, el
festival de televisión de Vitoria que
este año celebra su XI edición.
Otros reconocimientos, dados a co-
nocer ayer, recaen en el programa
La voz, de Antena 3, o el espacio
nocturno La Resistencia, de #0.

MEGAN MONTANER

Galardonada como mejor
serie española del año

LA MAYORÍA de los comentaristas coincidió en
que la victoria de la izquierda en las últimas ge-
nerales tuvo más que ver con la fragmentación de
la derecha que con la existencia de una gran ma-
yoría social en ese espectro ideológico. De ahí
que se sostenga que mientras no se reunifique en
una única fuerza política todo lo que está a la de-
recha de la izquierda no será posible construir
una alternativa con capacidad de ganar las elec-
ciones y llevar a las instituciones un programa de
gobierno reformista y liberal.
En este sentido, son muchas las voces que abo-
gan por una convergencia de los distintos parti-
dos de centro y de derecha en una fuerza política
de centro que, aceptando los derechos sociales
como grandes conquistas civilizatorias, se dife-
rencie de la iz-
quierda por el re-
conocimiento del
papel del mercado
y el énfasis en las
reformas que ha-
rán que sea soste-
nible el Estado del
bienestar. El asun-
to vuelve a primer plano con la defensa de la pla-
taforma España suma, inspirada en Navarra su-
ma, que integrarían PP, Cs e incluso Vox.
A mi modo de ver, esta reflexión es incomple-
ta y está condenada al fracaso. De entrada, la di-
ferencia con la izquierda no está sólo en cómo se
genera la riqueza necesaria para pagar los dere-
chos sociales, pues en mi opinión también es po-
líticamente relevante el modo de realización de
los derechos sociales. Una vez asumido que todos
los miembros de la comunidad política deben te-

ner acceso a determinados bienes necesarios pa-
ra la realización personal (educación, sanidad, et-
cétera), no es indiferente si el mismo debe ser
consecuencia de una prestación proporcionada
por el Estado (Estado del bienestar), o si lo que
corresponde a las instituciones públicas es garan-
tizar que tenga lugar dicho acceso, dejando espa-
cio para el dinamismo social (Estado garante en
clave de subsidiariedad).
Con todo, no es ésta la mayor de las dificulta-
des para reagrupar todo lo que está a la derecha
de la izquierda; a la anterior hay que sumar dos
cuestiones que, en mi opinión, son relevantes.
En primer lugar, una fuerza de centroderecha
debe ser capaz de articular una defensa de Espa-
ña como algo más que un espacio de disfrute de
derechos individuales. Es cierto que la idea mo-
derna de nación va ligada al reconocimiento de
todos los ciudadanos como individuos libres e
iguales y, por tanto, no puede haber nación polí-
tica sin derechos individuales, pero no puede ol-
vidarse que la nación subsiste en una comunidad
histórica y cultural. Así, es preciso articular un
discurso patriótico racional. Por si vale el ejem-
plo: frente al mito de la España de ciudadanos li-
bres e iguales con origen en 1812, el centrodere-
cha debe construir la casa común con aquéllos
que subrayan que 1812 fue posible por 1808,
arrebato de dignidad de una vieja nación occiden-
tal forjada en siglos de Historia en común.
La segunda dificultad para agrupar el centro-
derecha viene de la constatación de que la iz-
quierda actual es muy distinta a la de Felipe Gon-
zález. No sólo porque la nueva izquierda cuestio-
na activamente el proceso de reconciliación
nacional que culmina en la Transición y la Cons-
titución, sino porque se trata de una izquierda
que ha hecho bandera de la identidad, llevando
al centro del debate público –y de su acción de
gobierno en las instituciones– cuestiones claves
de la identidad que afectan a la libertad ideológi-
ca (género, memoria histórica hemipléjica...).
Es cierto que se trata de cuestiones sobre las
que la sociedad española, incluyendo a quienes
se reconocen de centroderecha, mantiene posi-
ciones plurales. Pero, precisamente porque se tra-
ta de cuestiones controvertidas en una sociedad
plural, el centroderecha debe ser capaz de alejar-
se de las visiones uniformizadoras que, en estos
ámbitos, defiende la izquierda, y distinguir entre
el reconocimiento de la libertad de las personas
y el adoctrinamiento a quienes no compartan las
opciones que, en ejercicio de esa libertad, asu-
man determinados individuos.
Y es que no podrá haber reagrupamiento del
centroderecha sin lealtad recíproca. Tanto el
mundo conservador como el mundo católico de-

ben ser conscientes de que sus objetivos sólo po-
drán ser alcanzados en un marco de libertad.
Frente a la tentación y al espejismo de un poder
burocrático benefactor, deben aprender cómo la
libertad económica no sólo favorece la eficiencia,
sino que conlleva una mejora del ecosistema mo-
ral de la sociedad, pues traslada a los ciudadanos
el mensaje de que las necesidades de los demás
son competencia de todos, no de una máquina
burocrática. Revitalización de los principios de
subsidiariedad y solidaridad que a la vez alienta
el fortalecimiento de la familia, primera unidad
social de solidaridad, y que permite a los católi-
cos, expertos en solidaridad, concurrir en el es-
pacio público en tono positivo y no sólo reactivo.
Por su parte, el mundo liberal debe ser cons-
ciente de que la libertad no puede desarrollarse
en el vacío. La ex-
periencia de la Eu-
ropa de las últimas
décadas demues-
tra cómo el debili-
tamiento de los
vínculos sociales
no ha generado un
individuo más au-
tónomo, libre al fin de la moralidad tradicional, si-
no un agigantamiento de la máquina estatal. Un
orden social individualista, desconectado de las
exigencias morales que plantea la vida comuni-
taria y de las instituciones intermedias en que és-
tas pueden ser aprendidas y vividas, reduce la vi-
da política a la maximización del bienestar mate-
rial en el corto plazo. Al huirse de la
responsabilidad personal, se confía que sea el Es-
tado quien procure a los ciudadanos todo lo ne-
cesario para vivir de modo confortable, desde la
cuna a la tumba. El intervencionismo económico
que padece Europa está en relación con su crisis
cultural. De modo análogo, esta tradición liberal
tiene que asumir que únicamente en un espacio
cultural concreto, a escala humana e histórica-
mente configurado es posible el disfrute de los
derechos individuales. No se trata de sacrificar la
libertad a la identidad, sino de que sólo donde
hay un mínimo de identidad compartida es posi-
ble organizar la convivencia en libertad.
Es evidente que lo que aquí se propone es, en
cierto modo, contracultural. Pero si el centrode-
recha no se arriesga a dar la batalla de las ideas,
impugnando una cultura que ha sido completa-
mente modelada por la izquierda, no podrá aspi-
rar al Gobierno más que cuando haya que arre-
glar los estropicios económicos del socialismo.

Pablo Nuevo López es doctor en Derecho por la
Universidad San Pablo CEU.

El intervencionismo
económico que padece
Europa está en relación
con su crisis cultural

El autor analiza las


dificultades para reagrupar políticamente ‘todo lo


que está a la derecha de la izquierda’. Y subraya la


necesidad de que desde este espectro ideológico


se articule un discurso patriótico racional.


A FONDO iPOLÍTICA


La agrupación


de la derecha


PABLO NUEVO LÓPEZ


El centroderecha debe ser
capaz de alejarse de las
visiones uniformizadoras
que defiende la izquierda
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