ECOS - 09.2019

(Michael S) #1
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ECOS 9/2019 SOL Y SOMBRA


Todos nosotros tene­
mos una segunda vida
en los pensamientos de
los demás. Lo escribía
Graham Greene en su
deliciosa novela Nues-
tro hombre en La Habana:
Siempre me sorprende que los demás pien­
sen en mí en mi ausencia. Tiene razón: resul­
ta extraño pensar que en cualquier momen­
to, sin tú saberlo, alguien que se encuentra
cerca o en la otra punta del mundo piensa en
ti, no importa si bien o mal. Significa que vas
dejando huella, que tus palabras y tus accio­
nes pueden echar
raíces en la mente
de los demás. Es
posible que te en­
teres de ello, por­
que por casualidad
te encuentras con
esa persona y te
dice que ha pen­
sado en tal o cual
cosa que dijiste en
su presencia, o puede que no lo sepas jamás.
El fenómeno también es cierto al revés: los
demás dejan en nosotros anécdotas, gestos
y frases que no sólo recordamos a menudo,
sino que a lo mejor han tenido una influencia
decisiva sobre nuestra existencia. Esa frase o
esa actitud pueden habernos ayudado inclu­
so a tomar una decisión y, por lo tanto, han
cambiado el curso de nuestra vida.
Da cierto vértigo pensar en esa especie de
tráfico subterráneo, ¿verdad? Lo más curio­
so de todo es que, a veces, te encuentras con
la persona que hace tiempo dijo algo que te
abrió todo un mundo de posibilidades hasta
entonces ignoradas, y cuando, lleno de grati­
tud y entusiasmo se lo comunicas, descubres
que... ¡lo ha olvidado por completo! Cómo
puede ser, te preguntas sorprendido, que lo

Segunda vida Unser zweites Leben: Andere


Menschen sagen oder tun etwas, das tiefen Eindruck in uns


hinterlässt. Was wir bei anderen und die anderen bei uns


bewirken... POR MERCEDES ABAD AVANZADO


da cierto vértigo
, es ist ein bisschen
verwirrend
cometer perjurio
, e-n Meineid leisten
indeleble
, unauslöschlich
premiar
, belohnen
resultar verosímil
, glaubwürdig, realistisch
erscheinen
estrujarse la memoria
, (ugs.) sich das Ge-
dächtnis zermartern
halagar
, schmeicheln
entrañar
, mit sich bringen;
bedeuten
sembrar el mundo de...
, überall ... verbreiten

que ha sido tan importante para ti haya desa­
parecido sin dejar rastros de la mente del pro­
pio autor. Cómo puede ser que no le quede
el menor recuerdo, como si jamás lo hubiera
dicho y te lo hubieras inventado tú, aunque a
ti te consta, y lo jurarías delante de cualquier
tribunal sin miedo a cometer perjurio, que,
en efecto, lo dijo. Lo recuerdas como si lo hu­
bieras oído hace cinco minutos, porque que­
dó grabado en tu mente con letras indelebles.
Y que el otro no lo recuerde parece una bro­
ma pesada, una de esas impagables ironías
con que nos premia la realidad, esa dama que,
a diferencia de lo que sucede con las buenas
novelas, no tiene
la obligación de re­
sultar verosímil, y
por eso hace siem­
pre lo que le viene
en gana.
Pero también
llega el día en que
alguien te comuni­
ca que algo que tú
dijiste le ha cam­
biado la vida y, por más esfuerzos que hagas
para estrujarte la memoria, ¡lo has olvidado
por completo! ¿Te sientes halagado? Un poco.
Pero también impresionado ante la evidencia
de que unas palabras que quizá pronunciaste
a la ligera y después olvidaste, hayan pasado a
formar parte de la vida de otro.
Ahora que lo pienso, también cabe una
posibilidad espantosa. ¿Y si un día viene al­
guien a decirnos, pistola en mano, que le he­
mos arruinado la vida con algo que dijimos?
Admito que sería horrible, pero no pienso
dejarme impresionar por esa segunda vida
nuestra en la mente de los demás. Lo mejor
será seguir actuando y hablando sin pensar
en la responsabilidad que entraña sembrar el
mundo de hechos y palabras. De lo con trario,
qué mundo tan triste un mundo silencioso.

Mercedes Abad
escritora española
residente en Barcelona.
Colabora con ECOS
desde 1996.

T


Tus palabras y tus
acciones ... pueden
echar raíces en la
mente de los demás
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