El Mundo - 02.08.2019

(Jacob Rumans) #1

EL MUNDO. VIERNES 2 DE AGOSTO DE 2019
31


i


MUNDO


IMANE RACHIDI LA HAYA^
Holanda ha tardado 13 años en
aprobar y poner en marcha la ley
que prohíbe en los espacios públicos
el uso de cualquier tipo de prenda
que oculte la cara, lo que incluye el
burka, el niqab, los pasamontañas y
los cascos integrales. Pero ayer, día
en el que entraba en vigor la ley, na-
die parecía estar dispuesto a hacer
cumplir la norma: ni la policía, ni los
ayuntamientos ni los conductores de
transporte público actuaron activa-
mente para exigir respeto a esta
prohibición. No se conoce el núme-
ro exacto de mujeres usuarias de las
prendas islamistas burka (que cubre
la totalidad de la cara) y niqab (que
deja entrever los ojos) en Holanda,
pero se calcula que no superan las
200 personas en un país de 17 millo-
nes. El hecho de que no exista un
precedente problemático o de segu-
ridad relacionado con el burka, jun-
to a que la prohibición es sólo parcial
(no incluye la calle), ha provocado
una rebelión entre las autoridades
que deben vigilar su cumplimiento.
Las mujeres con el rostro tapado
no pueden entrar al colegio donde
estudian sus hijos, ni a la universi-
dad en la que estudien ellas mismas.
Tampoco podrán acceder a los hos-
pitales, tanto si son ellas las pacien-
tes, como si se trata de acompañan-
tes de un menor. Si no quieren mos-
trar su cara al público, también
deberán hacer las gestiones buro-


cráticas por internet porque no se
les permitirá entrar al edificio guber-
namental, y tampoco pueden viajar

con el rostro oculto en los trenes,
metros, autobuses ni tranvías.
Ésta es la ley sobre el papel, pero
los médicos ya han dicho que no de-
jarán a una mujer enferma a las
puertas del hospital sólo porque uti-
lice burka. Los conductores de auto-
buses tampoco expulsarán a las pa-
sajeras islamistas que no quieran re-
tirar el velo que oculta su rostro. Los
agentes de la policía permitirán el ac-
ceso a comisaría de estas mujeres,

aunque se nieguen a quitarse el velo
integral. Eso sí, tendrán que permitir
su identificación ante una agente,
porque eso estaba penado con una
multa de 95 euros.
«Hacer cumplir las leyes es una ta-
rea de la policía y el poder judicial,
no del conductor de un tren. No pue-
den poner esa responsabilidad en
nuestras manos. Primero porque no
es nuestro rol y segundo porque nos
parece discriminatorio», dice un por-

tavoz de las principales empresas de
transporte público del país. Han da-
do órdenes a los conductores de de-
cidir dependiendo de si creen que
hay riesgo para la seguridad, pero no
tienen obligación de expulsarlas.
Los ayuntamientos de las ciuda-
des más grandes de los Países Bajos
tampoco incluyen esta prohibición
entre sus prioridades. Amsterdam y
Rotterdam aseguran tener una esca-
sez importante de agentes de seguri-
dad y recuerdan que tienen otras
prioridades como el crimen organi-
zado y el narcotráfico, a los que de-
ben hacer frente. Ambas ciudades, li-
deradas por la izquierda verde y los
socialdemócratas, respectivamente,
están en contra de la ley desde que
pasó por el Senado el año pasado.
La ley establece que una persona,
sea hombre o mujer, que ingrese en
un espacio público sin la cara a la
vista, se arriesga a recibir una multa
de 150 euros. Ellos tendrán que pa-
garse la multa, pero ellas tienen al-
ternativa. El partido islamista NEDA,
que considera el uso de esta prenda
como libertad religiosa, se ha ofreci-
do a pagar la multa, y subrayan que
la prohibición «conduce a la discri-
minación de las musulmanas».
El ultraderechista Geert Wilders,
que promovió esta ley hace más de
una década, alerta al Gobierno de las
consecuencias de la rebelión genera-
lizada de no exigir el cumplimiento
de la ley. «Si la policía no lo hace, si
los hospitales no lo hacen, entonces
los ciudadanos lo podrían hacer ellos
mismos», dijo el político populista,
que defendió esta norma porque, en
su opinión, el uso del burka «impide
la integración de las mujeres en la vi-
da social y laboral» de Holanda.
Las autoridades temen choques
entre detractores y defensores. «No
teníamos problemas de seguridad
con el burka», dicen.

Holanda se rebela contra la


prohibición de llevar el burka


Médicos, policías o conductores de autobuses boicotean la entrada en vigor de la ley


Las autoridades ruandesas,
temerosas que que el ébola
alcance su país, cerraron ayer
las fronteras con la República
Democrática del Congo. Un
año después, el virus avanza
sin control y ya ha matado a
más de 1.800 personas.
Además, ya son tres los casos
detectados en la ciudad
fronteriza de Goma desde que
un traficante de oro llegó
infectado a la población. Ni la
vacuna ni el despliegue de la
OMS están consiguiendo
sofocar la epidemia en una de
las zonas más violentas del
planeta, donde hay enormes
movimientos de desplazados y
grupos armados, pero también
donde el Estado congoleño no
está presente. En la imagen, la
‘petit barriere’, el paso
fronterizo que comunica
Goma, capital de Kivu Norte,
con Gisenyi, en Ruanda,
cerrado a vehículos y personas.
FOTO: DJAFFER SABIT / REUTERS

RUANDA CIERRA SU


FRONTERA CON EL


CONGO POR EL ÉBOLA


Una mujer tapada con un ‘niqab’ regresa de la compra por las calles de Rotterdam. ROBIN UTRECHT / EFE


Las mujeres con
el rostro tapado
no pueden entrar a
hospitales o colegios
Free download pdf