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al cliente: 91 050 16 29.LUIS ALEMANY / MADRID
Pregunta.– Encontré dos textos de
1979 en los que dicen que usted de-
cidió que el PSOE fuera un partido
de clases medias.
Respuesta.– Yo había publicado dos
libros en 1975 y 1979 sobre el tema:
España se estaba convirtiendo en un
país de nuevas clases medias, más
socialdemócratas y menos esencia-
listas.
P.- ¿A quién hubo que convencer?
R.- No fue difícil. El PSOE nunca fue
un partido marxista. Indalecio Prie-
to ya era un socialdemócrata. Fer-
nández de los Ríos era una socialista
humanista. Besteiro era más marxis-
ta pero se parecía a los socialdemó-
cratas alemanes.
P.– ¿Nunca fue del PCE?
R.– Nunca. Estaba en la Unión de
Estudiantes Demócratas. Leía mu-
cho, tuve a Sampedro de profesor...
Y estaba el recuerdo de la Guerra Ci-
vil, que era una historia de confron-
tación que sentía que había que su-
perar. Teníamos que ir hacia un con-
senso.
P.– Pero le dirían pusilánime.
R.– En la facultad me llamaban
moderado como un insulto, pero
luego me votaban delegado de cla-
se. En esa época me esforcé por
persuadir a mis compañeros de
clase para que no se radicalizaran,
les decía que ese camino no lleva-
ba a ninguna parte. Veía a compa-
ñeros de clase que entraban en
ese proceso y lo pasaban mal, se
enfrentaban a angustias vitales
tremendas...
P.– Pero era tentador.
R.– Es que nosotros íbamos con
medios muy rudimentarios, con
una vietnamita que metíamos en la
casa de los padres de alguien. En
cambio, veías que los comunistas
tenían medios, que tenían gente li-
berada... Por eso, daban una ima-
gen de poderío que no se corres-
pondía con la realidad. Luego hici-
mos encuestas de intención de
voto. En ellas podía verse que el
PCE estaba en el 11%.
P.- O sea que usted dijo que el PCE
tenía un techo del 11% en... ¿1975?R.- Sí. En realidad, el PCE nunca su-
peró ese techo. Fue el mejor resulta-
do que consiguieron Carrillo y An-
guita. Y creo que es el techo al que
volverá Podemos.
P.– El Partido Comunista tenía en-
tonces enfrente al PSOE de Gonzá-
lez y Guerra...
R.- Felipe y Alfonso fueron personas
de cualidades muy poco habituales.
En Europa, Felipe era muy reconoci-
do. Si hubiese limitación de manda-
tos, hoy lo veríamos más claro. Pero
el poder cambia a las personas.
P.– ¿Alguien del PSOE le advirtió?
R.- Sí. Yo escribí sobre el cesarismo
como un proceso de autodestruc-
ción. Y no gustó a alguna gente.
P.– ¿Sigue hablando con ellos?R.- Con Felipe he estado en alguna
charla y hemos hablado. Con Alfon-
so no, desde que apoyé a Pedro Sán-
chez no. Somos todos seres libres,
también para la amistad.
P.– ¿Qué es el franquismo sociológico?
R.- En España había una clase media
que apoyaba al régimen y que pen-
saba que, si la economía mejoraba,
para qué meterse en política. En rea-
lidad, no asimiló la democracia... Pu-
do votar a Blas Piñar pero prefirió al
PP, que era el partido que recogía
desde la extrema derecha hasta el
centroderecha. Ahora, ese franquis-
mo sociológico se ha hecho visible
en un partido nuevo. Algunos son los
mismos de hace 40 años y otros son
sus conexiones familiares.
P.– ¿No es una manera de deslegiti-
mar al contrario?
R.– Lo que quiere decir es que no
hay una base ideológica fuerte, no es
gente muy de extrema derecha pero
tiene mentalidades de Sancho Pan-
za, conformistas.
P.– Pero lo mismo pasa en Francia y
en Italia, sin Franco en la memoria.
R.– En Francia es distinto. Aquí es
más reactivo, tiene un sentido de ir a
donde más duele. Yo creo que Le
Pen no hubiese estado en contra de
exhumar los restos de un dictador de
un monumento nacional.
P.– Volvamos al PSOE. El día en el
que Pedro Sánchez salió de la Secre-
taría General, pensé que el PSOE era
un partido condenado a muerte.
R.– El PSOE ha tenido crisis tremen-
das desde la Tercera Internacional.
P.– ¿Dónde le pilló el lío?
R.– Estaba fuera de Madrid, en con-
tacto con gente que estaba dentro.
Lo veía con preocupación pero no
pensé que el PSOE se acababa ahí.
P.– ¿Se deprimió?R.– No. Yo pensé que había un gesto
ético en que Pedro renunciara a la
Secretaría. Luego fui a verlo, a su ca-
sa. Estuvimos trabajando en la coci-
na. Estoy escribiendo un libro que no
sé si publicaré sobre esos días, sobre
la aparición de un líder que sale de la
base, que no viene de clientelas.
P.– Una vez oí decir a Joan Tardà que
«las puñeteras encuestas no me de-
jan decir lo que quiero decir».
R.– Las encuestas hay que relativizar-
las. El ciudadano también busca la
sinceridad. Hay tanto tacticismo, tan-
to experto que dice «no digas esto»,
que todo se difumina en la ambigüe-
dad. Y entonces aparece el disparate
al estilo de Trump como respuesta.
P.– Históricamente, ¿el PP ha tenido
peor información que el PSOE?
R.– El PP ha tenido muy buena infor-
mación y asesores de primera mag-
nitud. Pedro Arriola, por ejemplo.
Conseguir que un inspector fiscal de
gesto adusto y un registrador de la
propiedad que sólo lee el Marca se-
an presidentes tiene su mérito.
P.– ¿En qué acertaron?
R.– Interpretaron bien las potenciali-
dades y dieron con modelos de co-
municación que parecían muy agre-
sivos. Aquello de «Váyase, señor
González» era muy duro.
P.– Ahora no parece para tanto.
R.– Ahora se dicen de todo. Yo creo
que en el PP no ha habido asesoría,
lo que ha habido son brujos que los
llevan por caminos exóticos.
P.– ¿Hablamos de José Ignacio Wert?
R.– Estuvo en el CIS, creo que de di-
rector de Investigaciones. Yo lo co-
nozco de esa época y porque nues-
tros hijos iban al mismo colegio. Te-
nía otras ideas, pero era un buen
sociólogo, hacía buena investigación.
La empresa que montó, Demosco-
pia, hacía buenas encuestas.
P.– Pero entró en el Gobierno y se
convirtió en un personaje quemado
y detestado. ¿Es un presagio...?
R.– ¿...De lo que me puede pasar a
mí? No lo sé. Él mantenía criterios
en educación que la sociedad espa-
ñola no compartía. Yo creo que eso
no me pasa a mí, que lo que defien-
do está refrendado por la mayoría.
P.– Pero recibe muchas críticas.
R.– Es un debate partidista. El CIS
no está politizado. No hay un solo
militante del PSOE en la plantilla. Y
para mí sería absurdo que publicaras
encuestas falsificadas. ¿Para qué sir-
ve eso? En mi vida he falsificado un
dato. Si el ciclo de caída de Zapatero
lo publiqué entero, antes que nadie.
P.- ¿Es relativamente fácil hacer
trampas y que no le pillen a uno?
R.– Hay periódicos que han publica-
do encuestas inventadas.
P.– ¿Trabaja mal el sector privado?
R.- Hay de todo. Depende del costo,
de quién lo encargue... Lo bueno del
CIS es que ofrece encuestas con mu-
cha información y que son de todos.
P.– ¿Estamos ante un periodo largo
de hegemonía de la izquierda?
R.– Posiblemente. Pero también creo
que vamos a ciclos más cortos. Ocho
años como mucho. Dependerá de
cómo vaya la economía, del euro...
Además, ahora el voto es volátil: un
40% de votantes cambia su voto. An-
tes, eso era inimaginable.«En la facultad me
llamaban moderado
como insulto por ser
socialdemócrata»ANTONIO HEREDIAEN CAMISA DE ONCE VARAS. Director del Centro de Investigaciones
Sociológicas, dirigente y/o analista de cabecera del PSOE desde la
Transición, asesor de Pedro Sánchez y sujeto de las críticas feroces de
la derecha y de Echenique. «No me he inventado un dato en la vida»
JOSÉ FÉLIX TEZANOS i SOCIÓLOGO
«PODEMOS VOLVERÁ AL 10%
DEL PARTIDO COMUNISTA»
José Félix Tezanos
tiene su despacho en
el edificio del CIS de
la calle Montalbán de
Madrid, la antigua sede
de Loterías en cuyo
ático habitó alguna vez
Jorge Semprún Maura.MADRID: Avenida San Luis, 25. 28033.
Madrid. Tel.: 91 443 50 00.
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