El Mundo - 08.08.2019

(Dana P.) #1
EL MUNDO. JUEVES 8
AGOSTO DE 2019

D E V E R A N O


E N P O R TA DA HOJA Nº^19


Para Sandra, una china
risueña de 55 años, los
problemas de la
manicura no están
tanto en la piel sino en
la tos y los dolores de
cabeza. Los suyos son
solo algunos de los
síntomas que deja la
larga exposición al
cóctel de disolventes,
esmaltes y acrilatos que
se respira en los
salones de uñas.
“Las esteticistas tienen
obviamente asma
ocupacional”, afirma la
neumóloga Isabel
Urrutia, miembro de la
Sociedad Española de
Neumología y Cirugía
Torácica. Según datos
del Ministerio de
Trabajo, cerca de siete
trabajadoras piden
cada mes la baja laboral
por dermatitis alérgica
de contacto. Pero desde
Comisiones Obreras,
Daniel Barragán
advierte que esas cifras
se quedan cortas.
Buena parte de las
manicuristas son
extranjeras que no
suelen denunciar sus
casos y la mayoría no
tiene representación
sindical. A ello se suma
la falta de formación y
prevención de riesgos
laborales del sector. El
caso de Raquel Dávila,
madrileña de 38 años,
es paradigmático:
empezó a hacer las
uñas como hobby y
terminó trabajando en
una peluquería. Hace
un año sufrió quemadu-
ras de segundo grado
tras sumergir sus
manos en un bote de
acetona pura para
retirarse las uñas de
gel. La normativa no
exige ninguna medida
de protección específi-
ca. “Se tiende a
trivializar el tema de la
peluquería y no debería
ser así. Sería perfecta-
mente compatible
aplicar las medidas
usadas en un laborato-
rio científico”, zanja el
inspector de prevención
de riesgos laborales del
CSIC y profesor de la
Universidad Carlos III,
Joaquín Quirós.

SIN PODER
RESPIRAR

Organización Mundial de
Alergias, lo tiene claro:
«La solución a todo este
problema sería prohibir el
uso de las manicuras
permanentes», dice. Pero
la cosmética es un gran
negocio para Europa, líder
mundial del sector y un
exportador dominante de
esos productos. Así que,
para Gonçalo, «lo que hay
que hacer es regular el uso
de esos productos», lo
mismo que recientemente,
en junio de este mismo

año, pidió pidió la
Academia Española de
Dermatología y
Venereología (AEDV).
La Comisión Europea,
encargada de la
regulación de cosméticos,
no respondió a las
cuestiones de Papel. Sí lo
hizo Cosmetics Europe, la
asociación europea de
fabricantes de cosméticos.
Tras enfatizar que es una
industria «altamente
regulada» en Europa (más
de 1.300 sustancias están
prohibidas), admitió que
sabe que un «cierto
número de consumidoras»
de manicuras duraderas
«sufre este tipo de
sensibilización». Pero
matizó que «a menudo»
las alergias se producen
por «una incorrecta
aplicación del producto».
Sin embargo, la
normativa europea de
cosméticos no obliga a que
la información de los
peligros llegue a las
usuarias. De hecho, si las
manicuristas se
protegieran, como
recomiendan varios
estudios, con guantes
metalizados para químicos
y cubriéndose el rostro
con unas máscaras y gafas
especiales, quizás muchas
clientas se lo pensarían
dos veces antes de entrar
en los centros de uñas,

donde el nivel de químicos
tóxicos se puede comparar
al de una refinería
petrolera, según un
informe de la Universidad
de Colorado (EEUU).
La falta de control en el
sector de las manicuras es
otra cuestión que rodea el
asunto. En Madrid, cerca
del 20% de las peluquerías
y centros de estética
inspeccionados en 2017 no
presentaban licencia de
actividad, según datos del
Ayuntamiento obtenidos a
través de la Ley de
Transparencia. Las
condiciones higiénicas
tampoco eran alentadoras:
alrededor de un 40% tenía
deficiencias generales,
incluyendo problemas de
esterilización del material.
Ante la falta de apoyo
público, las afectadas
recurren a las redes
sociales en busca de
ayuda. Beatriz Muñoz y
Rocío Pérez, dos
madrileñas que
empezaron a hacerse las
uñas y también a amigas y
familiares con kits
caseros, abrieron un grupo
en Facebook, donde 150
mujeres comparten penas,
experiencias y consejos.
Renunciar a las
manicuras permanentes
no parece una opción. En
una terraza en Leganés,
las dos amigas comentan
cómo es una misión
imposible encontrar
productos a los que no
sean alérgicas. Rocío, que
llegó a tener las manos en
carne viva, reconoce que
«hay gente que le da un
poco igual, que le da
alergia y se las sigue
poniendo». Aún con las
yemas de sus dedos
levemente descamadas, el
rosado de sus uñas de gel
brilla en la mesa.

Este trabajo es fruto de la in-
vestigación desarrollada du-
rante el Máster de Periodismo
de Investigación, Datos y Vi-
sualización de la Universidad
Rey Juan Carlos y Unidad Edi-
torial. La investigación ha teni-
do el apoyo de Caixabank y el
asesoramiento de la Comisión
Europea en España. La edición
corrió a cargo de Marta Ley,
profesora en el Máster y perio-
dista de datos en El Mundo
Data. Lea aquí el trabajo com-
pleto: http://www.manicuraenvene-
nada.com

“FUI INCONSCIENTE


AL NO PENSAR QUE


ESTABA USANDO


QUÍMICOS DAÑINOS


EN LAS MANOS”,


DICE PALOMA, QUE


SUFRIÓ ALERGIA


El vampiro
Nosferatu, con sus
uñas ‘tuneadas’.
ILUSTRACIÓN: AKIRANT
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