El Mundo - 08.08.2019

(Dana P.) #1

EL MUNDO. JUEVES 8 DE AGOSTO DE 2019
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i


ESPAÑA


ma de gobierno plural», mientras
que para Unidas Podemos «se tra-
ta de dos gobiernos en uno en vez
de uno cohesionado y plural». Así,
Sánchez remitió a las declaracio-
nes de distintos dirigentes de Po-
demos en los últimos días.
El secretario general del PSOE
defendió la existencia de otras al-
ternativas para poder conformar
un Ejecutivo transcurridos más de
100 desde las elecciones. Aludió a
distintas fórmulas como «la portu-
guesa, la danesa, un acuerdo de
investidura o legislatura» como
opciones a tener en cuenta «para
entendernos Unidas Podemos y
PSOE». Insisto: «No tiro la toalla».
Sánchez también conminó a Par-
tido Popular y Ciudadanos a «apo-
yar una alternativa de gobierno».
«Tal y como expresó el Rey el pasa-
do domingo, existe un consenso so-
cial muy amplio entre la ciudadanía,
que no quiere elecciones y que pide
que se materialicen los resultados
del 28 de abril», abundó, «esto inter-
pela a Unidas Podemos, pero tam-

bién a PP y Ciudadanos, que deben
valorar no bloquear un posible go-
bierno». El socialista les acusó de
torpedear esta opción «por un inte-
rés absolutamente partidario aleja-
do del interés general». Volvió a rea-
firmar su esperanza en evitar unos
próximos comicios, con su «no tiro
la toalla». Y después relató que ha-
bía hecho «una lectura crítica de lo
ocurrido en la investidura». Esta re-
visión de lo sucedido es la que le ha-
bría empujado a empezar de cero.
El presidente en funciones de-
sechó la idea de una candidato al-
ternativo, opción puesta encima
de la mesa esta semana por el se-
cretario general del Partido Popu-
lar, Teodoro García Egea. El signi-
ficado de esta propuesta, según él,
es que «los populares están dejan-
do claro que no apoyarán un go-
bierno socialista», lo que supone,
destaca Sánchez, «abocar al país a
una repetición electoral; una irres-
ponsabilidad tremenda».
Descartó contactos con las fuer-
zas del independentismo catalán
como ERC o JxCat y se reafirmó
en su intención de evitar pactar
con ellos. Así, enfatizó que en el
pasado ya había dicho: «Me voy a
centrar en los contactos con las
fuerzas nacionales para desblo-
quear la situación». Esto, según él,
conllevaría reunirse con los líderes
«de las tres grandes fuerzas» que
«verdaderamente son los que tie-
nen la llave para desbloquear la si-
tuación desde el punto de vista par-
lamentario». Para que no quedasen
duda de sus intenciones, subrayó
que los encuentros serían con «Pa-
blo Iglesias, Pablo Casado y Albert
Rivera». Éste último, con mensaje
particular: «Espero que en esta oca-
sión se digne a hablar conmigo».

«Busca a Rivera». Así
respondió el secretario de
Acción de Gobierno de Unidas
Podemos Pablo Echenique a
Sánchez. Le instó a «trabajarse
los apoyos» y que la falta de
confianza era «la enésima
excusa para seguir buscando el
acuerdo con Rivera o llevarnos
a elecciones», informa Efe.


«Problema para la
estabilidad de España».
El secretario general del PP,
Teodoro García Egea, señaló a
Sánchez como «el problema» y
le conminó a que «entre
reunión y reunión improduc-
tiva, debería poner solución».
«Han pasado 101 días, y sólo ha
logrado sumar un diputado».


«Incapacidad absoluta».
El secretario de Capital
Humano de Ciudadanos
Marcos de Quinto afirmó que
Sánchez «está demostrando
una incapacidad absoluta de
llegar acuerdos» y «es
curioso que no quiera pactar
con quienes ya pactó en
Navarra, Baleares y Valencia».


SÓLO «EXCUSAS»,
SEGÚN ECHENIQUE

50


minutos hizo
esperar Sánchez al
Rey. Antes se había
reunido en Madrid
con agentes de
Industria, Comercio...

MARISA CRUZ MADRID
Habló Pedro Sánchez ayer por
fin sin intermediarios, y de su
discurso sólo se concluye una
enorme contradicción, un relato
perfecto para dinamitar justo lo
que asegura perseguir en sinto-
nía, dice, con los deseos de los
españoles y del propio Rey.
Pretende Sánchez un pacto
para formar Gobierno al tiempo
que zurra sin contemplaciones a
sus socios necesarios; aspira a
un acuerdo progresista y de in-
mediato reconoce su desconfian-
za hacia el principal partido que
se lo puede facilitar; asegura ser
el elegido para implementar una
política de izquierdas pero pide a
la derecha que se lo ponga en
bandeja; afirma coincidir al cien
por cien con el jefe del Estado en
su deseo de evitar nuevas elec-
ciones y todo en su estrategia pa-
rece enfocado hacia una próxima
contienda electoral.
El famoso «relato» es, en reali-
dad, un caos, un sofisma que, co-
mo tal, induce al error. La única
línea argumental evidente gira
en torno al lanzamiento de tras-
tos contra la cabeza del contrario
al mismo tiempo que se le pide
ayuda. Y así, convendrá el lector,
resulta imposible construir nada.
Ni a derecha ni a izquierda. No
se puede pretender hacer amigos
repartiendo estopa.
Por aclarar, convendría que el
presidente en funciones definie-
ra lo que entiende por Gobierno
«progresista». Si se trata, como
parece lógico, de un Ejecutivo
con programa de izquierdas, sus
opciones para conformarlo se
restringen a pactar con Unidas
Podemos, Compromís, ERC y
Bildu. Por más vueltas que se le
dé resulta difícil encasillar en la
izquierda al PNV, JxCAT o Coa-
lición Canaria. Sobra hablar del
PP, Ciudadanos o Vox.
Es más, de esta hipotética
alianza, es el propio aspirante el
que se encarga, por más sorpren-
dente que resulte, de suprimir
sumandos sin contemplaciones
hasta reducir su valor a práctica-
mente cero.
Tacha a las fuerzas secesionis-
tas –«el propósito es crear un Go-
bierno progresista que no depen-

da del independentismo»– y, des-
pués, pone la cruz sobre la for-
mación de Pablo Iglesias –«des-
confío de Unidas Podemos; la
desconfianza es recíproca»–.
No cabe duda de que con estas
premisas –desdeñar los votos de
ERC que van de la mano de los de
Bildu y cargar abiertamente contra
Unidas Podemos–, las posibilida-
des de pacto para la investidura y
de apoyo para la gobernabilidad,
flojean mucho.
La consecuencia, de momento,
es bien lógica: lo que hay son 123
apoyos socialistas más uno del
regionalismo cántabro (PRC) y la
posibilidad, aún muy inconcreta,
de añadir seis votos de los nacio-
nalistas vascos (PNV) y otro de
los valencianos (Compromís).
Fin de la cuenta.
Tampoco cuadra en la estrate-
gia que ha desplegado el aspiran-
te la petición al flanco derecho
–PP y Ciudadanos– para que sea
el que le allane el camino a la
Moncloa. El argumento de la
abstención por responsabilidad
en boca precisamente de Pedro
Sánchez, que llegó a dejar su es-
caño para no tener que tragarse
la bilis en la investidura de Rajoy,
como mínimo, resulta chocante
en las sedes de Génova y Alcalá.
Máxime cuando el objetivo,
abiertamente declarado, es per-
mitirle gobernar apoyándose en
fuerzas que lo que pretenden es

–incluso con buenos motivos– di-
namitar las reformas que puso
en marcha el Gobierno popular.
Con esta intención, es fácil de en-
tender que en el Partido Popular
ni siquieran den señales de acu-
se de recibo. Pedir a Pa-
blo Casado que preste la
bala para disparar contra
lo que construyó Mariano Rajoy,
por mucho que el nuevo PP in-
tente distanciarse de su pasado
cercano, no resulta muy lógico.
Y es que, pese al empeño de

Ferraz y de Moncloa, cuando de
lo que se trata es de votar una in-
vestidura, las abstenciones no
son neutras. Pueden jugar en el
bando del sí o en el bando del no
y está claro que, en esta ocasión,
la abstención que Pedro Sánchez
reclama a los partidos del centro
derecha tendría el mismo valor
que un apoyo explícito a su per-
sona porque implicaría anular
prácticamente entera la columna
de votos en su contra.
Nada pues en los movimientos
que el líder socialista y presidente
en funciones está llevando a cabo
desde que el pasado 25 de junio
fracasara en su intento de investi-
dura, induce a pensar en un plan
sincero encaminado a conseguir
este propósito en una segunda
oportunidad. Más bien todo lo
contrario.
Sánchez aseguró ayer, tras
mantener un despacho con Felipe
VI en Marivent, que él mismo cali-
ficó como «audiencia habitual»,
estar completamente de acuerdo
con el deseo del jefe del Estado de
intentar evitar una repetición de
las elecciones.
Eso sólo implica negociar, ne-
gociar y negociar con quienes tie-
nen la capacidad de aportar votos
al pacto. Es decir, con los partidos
con representación parlamenta-
ria. Todo lo demás es, a mes y me-
dio de que suene el despertador
constitucional y se disuelvan las

Cámaras, puro entretenimiento.
De momento, que se sepa, Pe-
dro Sánchez sólo tiene en agenda
a partir del día 19, mantener un
encuentro en Bilbao con los re-
presentantes del PNV. No hay no-
ticia de cita prevista con
Unidas Podemos, el socio
preferente e imprescindi-
ble en el que ya no se confía y an-
te el que el candidato cava a dia-
rio una brecha cada vez mayor.
Todas las pistas apuntan ya al 10
de noviembre.

Cargar contra los


socios, pedir a la


derecha que allane


un proyecto de


izquierdas y evitar


negociar conducen


directamente al 10-N


Un «relato» perfecto


para torpedear el pacto


ANÁLISIS


Pablo Iglesias, en el Congreso, durante el debate de investidura. BERNARDO DÍAZ

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