Expansión - 08.08.2019

(lily) #1

6 ExpansiónJueves 8 agosto 2019


DIRECTIVOS EN VERANO


Las levadas –ocupan
más de 2.000 kilómetros–
son una buena brújula para
descubrir el este, donde
destaca el pueblo de Santa-
na, miradores como el del
Pico do Areeiro (el segun-
do más alto de la isla con
1.818 metros) o el de Ponta
de São Lourenço.
Una ruta por la costa
oeste le llevará hacia la Ri-
beira Brava y Sâo Vicente,
donde es posible visitar las
grutas y el Centro de Vul-
canismo. Siguiente parada:
Porto Moniz, con piscinas
naturales de lava basáltica
en el océano donde puede
refrescarse o la playa de
Seixal, donde el manto ver-
de de la montaña se fusiona
con el agua cristalina y
creerá estar en Tailandia. Si
prefiere una ruta de sende-
rismo, en la cercana área de
Fanal están algunas de las
más fotogénicas. Unos y
otros deben confluir al caer
la tarde en Jardim do Mar o
Paúl do Mar, los pueblos fa-
voritos de los surfistas y el
epicentro bohemio duran-
te el atardecer.
Si lo que busca son playas de arena
–la mayoría de Madeira son de cal-
hau, cantos rodados de basalto– ten-
drá que coger un vuelo o un ferry y
extender el viaje a Porto Santo. Ade-
más del atractivo de su arena dorada,
es un buen destino para inmersiones
de submarinismo por los arrecifes
artificiales, resultantes de los navíos
afondados a 30 metros bajo el mar.
La eternidad posada sobre el fondo
marino y los termómetros, porque
el archipiélago tiene un sobrenom-
bre más: las islas de la eterna prima-
vera. Por si cuando acabe el verano,
quiere saltarse dos estaciones en un
solo vuelo.

Nerea Serrano. Madrid
En el archipiélago portugués de Ma-
deira pueden coexistir un amante
del fútbol en busca del museo de
Cristiano Ronaldo, un viajero intré-
pido con ansias de naturaleza o el he-
donista que quiere relajarse en una
playa paradisiaca. Tres perfiles, a
priori dispares, que confluyen en las
islas de Madeira y Porto Santo (De-
siertas y Salvajes no están habitadas).
Situada a unos 1.000 kilómetros
del continente europeo y a 500 de
África (a la latitud de Casablanca),
esta cadena de islas volcánicas, elegi-
das como mejor destino insular de
Europa en los World Travel Awards,
es polifacética. Funchal es la primera
toma de tierra de este viaje; con una
catedral de estilo manuelino y un im-
presionante Jardín Municipal, des-
taca por el Largo do Colégio, el mira-
dor de Cruzes o el Museo de Arte Sa-
cro. También hay que pasear sin
prisa por las estrechas calles de su
centro histórico, como Santa María,
que se ha transformado a través de la
pintura de sus puertas en una galería
de arte. Una jugosa manera de reco-
rrer el centro es con los Wine Tours,
itinerarios que descubren los vinos y
la comida local en el Mercado de los
Labradores, la Fábrica de Santo An-
tónio o la bombonería Uaucacau. O
lo que es lo mismo, el Bolo do caco
(pan típico con mantequilla de ajo),
el dulce típico Bolo do mel o la pon-
cha, el licor de la isla.
La tradición por el bordado sigue
intacta en la Fábrica Bordal, abierta
desde 1962. El viajero puede visitarla
de manera gratuita para conocer su
historia y sus curiosidades, como
cuando Chanel les encargó mil babe-
ros para un desfile en 2015.
La imagen más famosa de Madei-
ra es la de la bajada por las cuestas en
carros de cesto empujado por dos
carristas, los homólogos de los gon-
doleros venecianos. Tal cual suena.
Un medio de transporte de las élites

VIAJES


ESCAPADA Elegida como mejor destino insular de Europa en los World Travel Awards 2018, los Oscar del Turismo.


La eterna primavera de Madeira


en el siglo pasado convertido hoy en
reclamo turístico.
Ya al nivel del mar, el recorrido
continúa por la Avenida do Mar,
donde se ubica el Nini Design Cen-
ter, con sala de exposiciones, un res-
taurante y una imponente terraza
donde tomar algo al caer el sol. En
esta misma avenida está la escultura
y museo del futbolista maderiense
Cristiano Ronaldo.
Con un fondo marino de más de
3.000 metros de profundidad, la cos-
ta de Madeira puede descubrirse en
un exclusivo yate privado (como los
de VIPDolphins) desde el que avis-
tar ballenas y delfines y disfrutar de

una comida preparada por un chef a
bordo frente al Cabo Girão, el más al-
to de Europa, con 580 metros.
El mar y la montaña se disputan el
protagonismo a cada paso. Aquí pue-
de practicarse desde surf –la llaman
la Hawái del Atlántico– hasta sende-
rismo por alguna de sus levadas, ca-
nales de riego primitivos construi-
dos por el hombre. Recorrer estos
caminos es la actividad al aire libre
más famosa de la isla y una oportuni-
dad para adentrarse en el bosque in-
dígena de Madeira, la Laurisilva, re-
conocido por la Unesco en 1999 co-
mo Patrimonio Mundial Natural de
la Humanidad.

De arriba a abajo y en sentido de las agujas del reloj, playa de Porto Santo;
una de las levadas que recorren Madeira; bajada en carros de cesto; y la
Fábrica de Santo António, en Funchal, donde comprar dulces típicos.

Vista del mar y la montaña desde el restaurante Quinta do Furão, muy cerca de Santana. Las puertas y fachadas de la calle Santa María, en Funchal, se han convertido en murales de arte.

GUÍA DE VIAJES


L Cómo llegar: Iberia tiene
vuelos directos a Funchal.

L Dónde alojarse: Belmond
Reid’s Palace; el Relais &
Châteaux Casa Velha do
Palheiro o The Cliff Bay.
L Dónde comer: Maktub
Restaurant para ver el
atardecer; Santa María,
en el casco viejo de Funchal;
y Nini Design Center.
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