RELATOS DE PAPANTLA I

(Lucía Laura Muñoz Corona) #1

MEMORIAS DE LA FERIA DE CORPUS CHRISTY DE 1941


La feria de Corpus Christy siempre ha sido relevante hasta la fecha, sólo
que ha ido evolucionado con el tiempo. Ésta daba inicio con el ritual del
corte del palo volador, lo elegían en alguna comunidad era arrastrado con
bestias y amarrado con bejucos, algunos iban a su encuentro para ayudar
y otros simplemente se arremolinaban sólo para observar, hasta llegar
frente a la iglesia, ya en la calle se hacia un hueco grande y ahí enterraban
dicho palo, para izarlo era todo un espectáculo, porque en ese tiempo no
había maquinaria pesada para levantarlo y soportar su peso, pero aún así
lo elevaban entre muchas personas, el hueco en donde iban a enterrar el
palo volador se hacía mediante una ceremonia solemne, a la excavación
se le ponía aguardiente, mole tamales y por supuesto que guajolotes vivos
según comentan algunas personas, los voladores bailaban alrededor del,
las personas asignadas en esta solemnidad (voladores) si eran casados no
debían tener relaciones maritales, y si solo eran novios no podían ver a su
novia o prometida en ocho días. Este rito era una costumbre antigua para
que no hubiera accidentes. En ese tiempo traían a la banca y se apostaba
con dinero, pues se manejaba plata y cobre; la banca era una mesa forrada
con tela de fi eltro color verde, los jugadores jugaban con barajas y a
veces con dados, y la persona que ganaba de inmediato recibía el premio,
algunas personas jugaban un animal, un caballo o toro y algunos llegaban
a apostar hasta su casa entre muchas cosas más de mucho valor monetario.
La ruleta estaba encima de la mesa, tenía una bandeja con un eje, también
forrada de fi eltro verde y en medio tenía un caballito, había un cuadriculado
de negro y blanco y al tirar el dado yo oía decir cuatro rojo o tres negro
y giraban el caballito, había dinero de diferentes denominaciones de mil,
cinco mil, diez mil pesos o más, donde apuntaba el número y si por gracia
le atinaba alguna persona a ese número ganaba, también le daban el dinero
apostado por todas las personas. También se jugaba al cubilete y lotería
en el centro del parque. Las tablas para el juego costaban entre 5 y 10
centavos, los premios que se otorgaban eran contenedores como cubetas,
sartenes, ollas calderos etc.

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