Entre dolor, tristeza y lágrimas había incidentes, como en cierta ocasión
se resbalaron los señores que cargaban un féretro, se abrió la caja con el
golpe, saliéndose el difunto, por lo que lo tuvieron que volver a colocarlo
dentro, dejando una nube de cal, porque era una forma de amortajar a los
muertos, prosiguieron el camino hasta el camposanto.
Se dice que Sr. Erasto Lobato vivió en la calle Francisco Villa, alquiló
por muchos años la casa de la Señora Clementina Fernández y de Don
Antonio Molina situada en la calle 16 de septiembre No. 303, éste tenía
una peluquería, donde actualmente vive la suegra del Sr. Martín Rizo
expresidente Municipal. Don Erasto era peluquero se enfermó y murió
en 1960, al momento de su muerte lo pusieron en una mesa hasta que
llegara la caja para colocarlo, aun cuando tenía el certifi cado médico de
muerte, para sorpresa de todos se levantó por su propio pie preguntando
¿qué pasó?, al ver a su familia llorando y vecinos que lo acompañaban, se
les dio una explicación, después de esto vivió mucho tiempo más hasta el
año de 1980. Y por mote le pusieron “el muerto” y siempre que le hablan
a él le decía “el muerto” por lo que le había sucedido.
Otro caso similar se presentó con un enfermo interno del hospital del
centenario esto fue en el año de 1930, ya que una amiga la señora Nohemí
Borromeo me platicó que el Sr. se llamaba Emeo, igualmente lo llevaban
en la caja hacia el cementerio pero tocó y salió por su propio pie, lo
bajaron y con ayuda del acompañamiento se fue con su familia y amigos y
como estaba internado en el hospital el Centenario se fue caminando hasta
ese lugar, en donde ahora se encuentra ubicada la Escuela Preparatoria
Papanteca.