kurumi
(kurumi)
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con el propósito de que los estudiantes se aproximen a la diversidad cultural,
se propone leer narraciones de autores, épocas, culturas y géneros diversos.
La lectura compartida de cuentos y otras narraciones es una actividad recu-
rrente en los primeros niveles de la educación básica; cada semana deberá
dedicarse un tiempo a leer en voz alta y comentar sobre lo leído. En los nive-
les superiores, aunque los alumnos puedan leer por su cuenta dentro y fuera
de la escuela, la lectura compartida no deberá abandonarse.
Las prácticas sociales de lenguaje asociadas con la producción de textos
literarios difieren de las propuestas en el ámbito de “Estudio”. Se trata de des-
tacar la intención creativa e imaginativa del lenguaje; por eso la producción
textual es más libre y las expectativas más flexibles en relación con los textos.
En el ámbito de la “Literatura”, la escritura de textos inspirados en los ya leídos
contribuye a entender su estructura y la expresión lingüística.
Igualmente, las prácticas vinculadas con la lectura y escritura de
canciones y poemas tienen una finalidad predominantemente lúdica. Por
ejemplo, las rondas y rimas infantiles, los trabalenguas y otros juegos del
lenguaje son para jugar y divertirse, cantándolas o diciéndolos una y otra
vez, pues en el acto de repetirse se encuentra su sentido. En cambio, la lec-
tura de poemas en torno a un tema puede contribuir entender y apreciar las
muy variadas maneras de referirse a las mismas cosas. En preescolar y en
el primer ciclo, las rimas y canciones infantiles pueden ser importantes en el
proceso de alfabetización.
Participación social
El lenguaje es el medio principal a partir del cual se estructura el tejido social-co-
munitario. Las prácticas sociales del lenguaje en el ámbito de “Participación so-
cial” tienen como propósito desarrollar y favorecer las maneras de participar en
la construcción de la sociedad.
En preescolar, este organizador curricular se refiere a la producción e in-
terpretación de textos de uso cotidiano en ambientes alfabetizados vinculados
con la vida social, como recados, invitaciones, felicitaciones, instructivos o se-
ñalamientos. De particular importancia en este nivel es el uso y reconocimiento
del nombre propio, no solo como parte de su identidad, sino como referente en
sus producciones escritas (porque cuando los niños conocen su nombre escrito
empiezan a utilizar las letras de este para escribir otras palabras, así como a
relacionarlas con los sonidos, es decir, establecen relación entre lo gráfico y lo
sonoro del sistema de escritura).
Un requisito indispensable para la participación social es la regulación
del comportamiento. Las prácticas vinculadas con la interpretación de ins-
tructivos permiten que los alumnos aprendan a guiar su comportamiento por
medio del lenguaje, actúen siguiendo un procedimiento ordenado, jueguen
y se relacionen de manera organizada con otros niños; asimismo permiten
reflexionar sobre las características del lenguaje que cumplen esas funciones.
La “Participación social” implica también el conocimiento de documentos de
muy diversa índole, como los que demuestran la identidad, acreditan la pro-
piedad, prueban transacciones comerciales o median la solicitud de servicios,