Interdependencia
Es la capacidad de concebirse a sí mismo como parte de un sistema de intercam-
bios y sostenimiento mutuo; es darse cuenta de que la autonomía siempre es
relativa, ya que para sobrevivir los seres humanos necesitamos inevitablemente
de los demás. Reconocer el valor de cada uno de los integrantes de la vida comu-
nitaria y social requiere, a su vez, de la metacognición, es decir, que el individuo
logre verse a sí mismo dentro de esta red de interdependencia y reciprocidad.
Colaboración en el contexto escolar
Desde el punto de vista de la teoría constructivista del aprendizaje, es fundamen-
tal para el desarrollo de los niños y adolescentes que interactúen entre sí, pues
es precisamente la interacción entre pares lo que posibilita la confrontación de
puntos de vista; o la aparición de un conflicto cognitivo lo que obliga a examinar y
a argumentar las propias ideas y, en su caso, modificarlas. Este proceso de revisión
enriquece el aprendizaje. Ello implica, además, aprender a escuchar y a comunicar-
se de forma activa y asertiva, esforzarse por llegar a acuerdos para acceder a niveles
mayores de comprensión, y construir paulatinamente un sentido de comunidad a
través del conocimiento compartido y el fomento del valor de la inclusión.
Las relaciones de cooperación entre pares permiten generar una igualdad
de participación, ya que cada estudiante aporta y tiene un nivel de responsa-
bilidad equivalente, o simétrico. No obstante, en determinado momento algún
compañero puede adoptar el liderazgo o el papel de tutor, y eventualmente la
simetría se rompe. Por su lado, la colaboración plantea desde el inicio un hori-
zonte común, en donde el objetivo principal es la realización colectiva de una
meta compartida. En este escenario se establece una simetría y una mutuali-
dad plena, pues todas las personas participan desde un plano de igualdad en
todo momento.^254
Lograr que los estudiantes trabajen de un modo colaborativo, y de esta
manera vayan apropiándose de esta habilidad, requiere de una cuidadosa pla-
nificación por parte del docente, quien debe cuidar que en su grupo se cons-
truyan relaciones positivas y respetuosas entre los compañeros. Implica un
aprendizaje en el tiempo, por lo cual el docente deberá aprovechar todas las
oportunidades disponibles para enseñar a los estudiantes a colaborar entre sí.
En este sentido, es importante subrayar que la colaboración no consiste única-
mente en solicitar a los estudiantes que formen equipos, sino que han de tra-
bajarse de manera deliberada y explícitamente aquellos aspectos que permiten
que la interacción entre las personas sea positiva, armónica y productiva. Ello
implica trabajar cada una de las cinco habilidades asociadas a la colaboración
que se han mencionado anteriormente.
El éxito del trabajo colaborativo también está relacionado con la capaci-
dad del grupo para recapitular sobre su propio proceso colaborativo y revisar su
(^254) Véase Monereo, Carlos y David Durán, Entramados. Métodos de aprendizaje cooperativo
y colaborativo, Barcelona, Edebé, 2002, pp. 12-16.