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(kurumi) #1

es desarrollar las habilidades cognitivas superiores, como el pensamiento


crítico— en aras de abarcar muchos temas y de pretender que la escuela


responda a múltiples demandas, desde diversos ámbitos sociales, en lugar


de concentrarse en formar integralmente a los alumnos para que sean


ciudadanos responsables.


La selección de los contenidos básicos que integran este Plan responde


a los atributos expuestos en el documento denominado Fines de la educación


para el siglo XXI y al perfil de egreso ahí planteado.^77 Asimismo, esta selec-


ción de contenidos es resultado del trabajo de equipos multidisciplinarios


integrados por docentes, investigadores y especialistas en didáctica. Tiene


como base el diálogo sobre lo deseable y lo posible, lo fundamental común


y el impulso a la mejora de la calidad. Esta selección tiene en cuenta las pro-


puestas derivadas de la investigación educativa más pertinente, actualizada


y basada en el conocimiento de la escuela, en los estudios acerca de cómo


aprenden los niños y los adolescentes, y sobre los materiales que resultan


útiles para estudiar. Es preciso destacar que todo currículo debe ser dinámico


y estar abierto a cambios.


Como se dijo antes, la selección de los contenidos debe responder


a una visión educativa de aquello que corresponde a la formación básica


de niños y adolescentes y, con ello, garantizar la educación integral de los


estudiantes. Una de las tareas clave para la construcción de este currículo


ha sido la de identificar los contenidos fundamentales que permitan a los


profesores poner énfasis en los aprendizajes imprescindibles para que


los alumnos alcancen los objetivos de cada asignatura, grado y nivel, y con


ello gradualmente logren el perfil de egreso de la educación básica. En este


ejercicio de identificar contenidos se aplicaron cuatro criterios que a conti-


nuación se describen.


Enfoque competencial


A partir de la publicación en 1996 del informe Delors de la UNESCO,^78 varios


países se replantearon la pregunta “¿qué deben enseñar nuestras escuelas?”


y luego la respondieron diseñando currículos orientados al desarrollo de las


llamadas competencias para la vida. Cuatro años después, con la primera apli-


cación de la prueba PISA,^79 diversos organismos se enfocaron al análisis de


estas competencias y las definieron a partir de las nuevas necesidades que la


(^77) Este documento se puso a consulta pública en 2016 y obtuvo una opinión mayorita-
riamente positiva. Véase Heredia, Blanca (coord.), op. cit.
(^78) Delors, Jacques, op. cit.
(^79) Véase Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, op. cit.

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