— ¿de qué hablas nena?
—— ¿en verdad queréis saber qué putas madres hablo?
— sí, no entiendo tu molestia
—— ¿acaso crees que soy una banquetera? ¡soy drogadicta pero no
pendeja!
— ¿bebé que te sucede?
Es cierto que cuando tenemos una relación, (por muy libre que sea)
queremos mantenerla. Si pensamos que la vamos a perder, nos
angustiamos; nos da miedo que esto ocurra. Pero lo que sucede con
una persona celosa con trastornos psiquiátricos es que,
constantemente y sin un motivo real, siente que es dueña de las
amistades (pocas para su desgracia) y cualquier mención de otro
individuo, le hace pensar que se prefiere a otra persona y que está
perdiendo el amor del sujeto.
—— ¿Quién es la mujer que tiene un ojo en el pecho?
— no sé, estás delirando. Métete algo para que te relajes
—— ¿Y qué, tengo que ponerme una placa de Reo?
— en serio, si estás enojada porque me bebí tu coñac te lo pago
—— ¿Y de dónde cojones la conoces?
— ¿ a quién?
Tras el inicio de la polémica con mí “modelo decrépita” o el
“esqueleto andante” como le llamaba Perla tras espiarnos unos días
atrás. Sentí que había metido la pata. Pero un momento, Perla no tiene
tatuajes por lo que talvez Vivienne esté pasando una crisis de
ansiedad a causa de su desintoxicación mensual.
—— Apuesto a que te gustan mis amigas... —— y una lluvia de ‘snif’,
‘sniff’ se escucho