de coloridas puntadas. Incluso el alfiletero. Sus ganas de
bordarlo todo no tienen fronteras, incluso en los lugares
más insospechados, como los respaldos y asientos de la
camioneta de Hernán.
Pero, sin duda, lo que acapara todas las miradas es el sofá
de su casa, con un tapiz completamente bordado por ella
con grandes y alegres flores. Como buena decoradora,
doña Eloísa va variando entredos versiones, a veces elige
poner la tela de color amarillo mostaza y otras prefiere el
turquesa, siguiendo el tono del exterior de la casa. Para
estos bordados, la técnica elegida obedece a la progresión
textil de su carrera. En esta etapa de su vida, ya no utiliza la