como “punto liso”. Esto le concede una sensación de conti-
nuidad al diseño, donde lo que varía son las distintas direccio-
nes que se le otorga a cada puntada. Así, ciertas partes de la
composición parecen alargar la figura hacia arriba, expandirla
hacia los costados o, como en algunos tallos, enroscarse un
poco hacia adentro. Esta impresión de movimiento dota al
bordado de relieve y tridimensionalidad. La textura del cuero
de fondo, aporta al juego de luces y sombras de la pieza.
Lo primero que bordó fueron los pensamientos de la parte de
afuera de la billetera, y lo último los claveles del interior. En el
exterior, dos ramitos de flores rojas dividen armónicamente la
pieza, mientras que ambos pensamientos, de mayor tamaño,
se toman concéntricamente el centro. María dice bordar
desde adentro hacía afuera, algo que se repite en el trabajo
de sus hermanas.
Ancladas a la parte baja de la billetera, flores azules enmarca-
das en rojo le otorgan peso y horizontalidad a la composición
general. “Al final siempre una las coloca (flores pequeñas)
para adornarlas, completarlo así, con florcitas, porque te
ayuda más”, agrega la bordadora.
“Esas las saqué yo así no más, de mi imaginación”. Así, los
claveles del interior van alternando colores contrastantes
entre cada franja de pétalos bordados, utilizando tonos de la
familia de los rojos y granates, que otorgan armonía cromática
al bordado. Estos dos ramos de claveles, entrelazados en la
base de sus respectivos tallos con una cinta, parecieran crecer
con fuerza hacia los costados, expandiéndose y avanzando
concéntricamente desde la base hacia arriba.