Carmen Gloria Vargas Escobar
El rincón preferido para bordar es la cocina de su casa, donde
la luz natural se cuela por las ventanas. Después de la hora de
almuerzo y de terminar infinitos quehaceres domésticos, Irma
suele sentarse con su costurero y relajarse puntada tras punta-
da. Una escena cotidiana, que a la misma hora, se repite entre
sus vecinas artesanas, Malla Cruces y Erminda Escobar, con
quienes se suele encontrar en el bus de recorrido y compartir
anécdotas de la vida patagona. ¡Porque el valle Colonia sí que
sabe de mujeres campesinas, tejenderas y bordadoras!
En la cocina de campo de Irma, hay un bordado que lleva
tiempo compartiendo sus días con los habitantes de la casa.