Bordados con Historia: relatos de artefactos textiles en la cuenca del Baker

(franvidalv) #1

y los hay de diferentes tamaños y formas, con y sin cinta. Para
este artefacto, utilizó un cuero de choike que le consiguió una
prima en Argentina y que, cuando llegó a sus manos, se encar-
gó de sobar para que quedara suave y dócil. Siguiendo su
instinto textil, cortó directamente sobre el cuero la primera
“lengua” y luego la ocupó de molde para la siguiente pieza,
después de bordarla completamente. Así, la fue convirtiendo
en una obra de arte: “El dibujo lo crea uno, es todo imagina-
ción. Dibujo la flor directo al cuero con un lápiz de esos de
carbón, la marco un poquito, que no se note mucho. Mientras
vas bordando, va tomando forma y viendo qué colores le com-
binan más. A mí siempre me han gustado los colores vivos, el
azul con el amarillo, esa mezcla es bonita, porque es vistosa”.


Como el ritmo del paisaje, el proceso de Carmen es también
pausado, ya que a medida que dibuja una parte y la borda, se
detiene a observar su trabajo, entablando una conversación
silenciosa y constante entre bordadora y bordado. Comienza
siempre por el centro, y continúa concéntricamente hacia
afuera. De este modo, el siguiente trazo se irá decidiendo
según como vaya avanzando su obra, y así, lentamente, forma,
textura y color irán haciendo su aparición. “Primero lo marcas y
a medida que vas haciendo la flor le vas marcando el resto.
Primero marco lo de adentro, lo bordo (...) y después sigo con
el otro de afuera”. El orden en que borda los ramos tampoco
es azaroso: primero van las flores, luego forma los tallos, y
cierra con las hojas, componiendo un jardín muy personal a
través de coloridas puntadas.

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