Bordados con historia: relatos de artefactos textiles en la cuenca del Baker

(franvidalv) #1

que ser desprendido “con paciencia y con aguja” hasta soltar-
lo por completo de la tela, quedando el dibujo hilvanado
sobre la superficie, el cual luego es bordado prolijamente por
Ernestina.


Cuando ya todas las piezas de la tabaquera están bordadas,
entonces la lava. “El cuero cuando se moja queda igual que
un papel”, cuenta Ernestina. Luego, toca planchar, “porque
después de que se secó quedó enrollado el cuero”, utilizan-
do la plancha “no muy caldeada, sino se arruga”. “Después
de que estaba lavaito lo encinté”, cosiendo una parte a
máquina por dentro y por fuera, y a mano todo el ruedo. “Lo
último es la rosa” que se cose en ambos lados. De este modo,
la tabaquera queda lista para ser usada.


Enmarcada en un


brillante rojo


Un brillante raso rojo vincula las partes que conforman esta taba-
quera bordada a dos hebras en “punto relleno no más”, porque
“de una (hebra) queda muy finito y además que no dura”. Se
compone de dos lenguas bordadas en el exterior y forradas por
dentro con una tela azul vibrante que contrasta con el borde rojo
y crea el bolsillo donde se guarda el tabaco. Las iniciales de su
marido, RMS, aparecen bordadas aquí entre ramilletes de flores
“de la imaginación”, iluminando cada letra. Dos cintas rojas de
mayor grosor se encargan de plegar la tabaquera.
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