Bordados con historia: relatos de artefactos textiles en la cuenca del Baker

(franvidalv) #1

Captando las miradas


cochraninas


Fue un pañuelo al cuello, bordado a cuatro puntas, la prenda
que se encargaría de dar a conocer su mano como bordadora.
Un accesorio que Ubaldino sabe acompañar con bombachas,
boina, rastra y botas, orgulloso de lucir prendas personalizadas
por su mujer.

Aunque el pañuelo en la Patagonia es usado por los hombres
para cuidar del sudor del trabajo el cuello de las camisas, este
en particular, de raso negro, fue hecho para celebrar y captar
miradas cochraninas. La delicadeza de sus bordados no hacen
más que confirmar su uso festivo y su rol clave en la vestimenta
tradicional gaucha cuando de celebraciones se trata. Ubaldino
lo usa para ocasiones como el aniversario del pueblo, el
Encuentro Costumbrista o algún baile en la Asociación Gre-
mial, aclara Jeanette sobre esta pieza bordada en una hebra en
punto relleno y punto atrás.

Los pañuelos son lo único que suele bordar en bastidor. El
resto de sus piezas las borda “en la mano, en el dedo”, como
dice ella. Para los bordes pidió ayuda de una reconocida bor-
dadora de la zona: “Me los orilló Marisol Pizarro en su máquina
overlock”.

Bordado en sus cuatro puntas, este pañuelo hecho por Jeanet-
te en 2014, enfrenta en dos de sus esquinas el contorno del
rostro de un caballo que para ella luce como un tatuaje. “No
necesito bordar el caballo completo. Solamente con un par de
líneas tengo la figura del caballo”. Mientras, en las esquinas
opuestas, lucen ramos de flores bordados prolijamente en azul
matizado.

“Creo que alguna vez escuché del bordado a cuatro puntas,
creo, pero no sé en dónde. Pero se me ocurrió que yo quería
bordar esto por lo práctico. En lugar de andar con dos pañue-
los andas con uno, no sé po. Un día lo pones al lado del caballo

más o menos hojas”.
La luz tampoco puede quedar al azar! Su lugar favorito para
bordar es el umbral de la puerta de entrada de la casa,
siguiendo la luz natural, la cual le permite bordar sin forzar la
vista. Sin embargo, advierte una dificultad: “El problema con
la luz natural es que de repente te cambia los colores, versus
cuando tú bordas dentro de la casa. Así que si lo haces afuera,
hazlo afuera. Y si lo vas a hacer adentro, hazlo adentro”, reco-
mienda.


Nunca falta la ocasión para bordar, por eso siempre está pre-
parada.“Yo me desplazo a Cochrane y mi tejido y mi bordado
van conmigo, vuelvo al campo, ellos van y vuelven conmigo”,
cuenta Jeanette. Aunque estos momentos creativos son
especiales para ella, prefiere estar sola y abocarse completa-
mente a esta tarea que tiene la capacidad de hacer desapare-
cer todo a su alrededor: “Si estoy tejiendo y está Ubaldino es
incómodo porque si mueve los pies me saca del tejido, ¡me
desconecta! Yo estoy conectada con mi tejido, con lo que
estoy haciendo. Estoy enfocada solamente en que mi tejido
tiene que salir y salir bien”.


Todos los días sus manos le piden hacer algo de este rubro,
por distinto que sea: “Este tema del bordado es tan versátil,
porque una lo puede utilizar en todo”. A ella le gusta combi-
nar sus diseños tejidos en lana con bordados, como en las
chombas, experimentando siempre que puede en la vincula-
ción de diferentes técnicas textiles. Para eso, suele guardar
materiales, hilos y lanas, de sobra en su casa. Se provee de
ellos para que nada le falte cuando echa su imaginación a
correr para crear nuevos proyectos textiles.

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