sacando más y más artefactos desde los rincones más remotos de
sus casas a medida que ganaban confianza. Con esto se iniciaban
las entrevistas en profundidad sobre sus creaciones textiles y sus
historias de vida.
Nuestras visitas a los campos eran anticipadas por radiocomunica-
ción, sistema por el cual se transmiten mensajes para quienes
habitan en estos sectores rurales, donde la señal de teléfono no es
siquiera una posibilidad. Este fue un elemento esencial para esta
investigación, así como también la colaboración constante de la
comunidad. En muchas ocasiones, pobladores que encontrába-
mos en el camino y que conocían el proyecto que estábamos
haciendo, nos ayudaban incluso a contactar a bordadoras que no
teníamos identificadas.
El tiempo se hacía escaso en estas latitudes debido a los largos
trayectos, por lo que no tuvimos la fortuna de visitar a todas las
bordadoras en sus casas. Para remediarlo organizamos una jorna-
da abierta en el Museo Municipal de Cochrane, invitando a todos
quienes conservaban bordados a inscribirse para llevar y compar-
tir sus piezas textiles, siguiendo todos los protocolos que la pan-
demia demandaba.
Otra forma de registrar lo investigado fue a través de un cuaderno
textil, el cual nació con el propósito de acompañar las conversa-
ciones que tuvimos con las bordadoras del Baker. Mientras las
palabras cruzaban el espacio, las bordadoras iban dejando plas-
mado en las páginas del cuaderno textil sus nombres, firmas, y
algún punto y flor preferida que las representase. Al pasar de
mano en mano permitía a quien iniciaba su bordado contemplar
“las puntadas” de otra compañera, uniendolas a todas en un
paño común que hoy resulta testimonio del trabajo colaborativo
que contribuyó a terminar este libro, testimonios materiales de la
investigación textil realizada.
Al otro lado del teléfono
Al regreso del viaje, nos enfrentamos a la inmensa misión de siste-
matizar todo el material recogido –audios, apuntes y fotografías–
y a la aventura de comenzar a escribir cada capítulo. Escuchar sus
voces se tradujo para nosotras en un viaje de regreso a sus
tierras.Tomamos la decisión de involucrar a las bordadoras entre-
vistadas durante todo el proceso de realización del libro. Así, al
finalizar la escritura de cada historia, comenzaba el desafío de
volver a contactar a cada bordadora para que pudiera corroborar
los hechos, modificar los detalles que estimara pertinentes e,
incluso, eliminar aquellas partes que prefiriera seguir conservan-
do para sí misma. Conectando desde Coyhaique hasta Cochrane,
usamos diversos medios -como llamadas o whatsapp- para lograr
que escucharan o leyeran su capítulo, mientras las emociones
fluían al otro lado del teléfono.
Debido a que durante todo este proceso ambas autoras nos
encontramos siempre en distintos hemisferios, una en Aysén y la
otra en Inglaterra, este libro fue escrito en su totalidad a la distan-
cia en cuanto a espacios físicos habitados. Sin embargo, compro-
bamos que cuando la motivación y las pasiones se alinean
producto de un proyecto anhelado toda distancia se reduce y
desaparecen las limitaciones.
Cabe destacar que, si bien este proceso llega a su fin con la
presentación de este libro digital, la investigación sobre los arte-
factos bordados de Cochrane aún se encuentra en curso. Produc-
to de la visibilización de los trabajos textiles de esta comunidad
de bordadoras de la Patagonia, han comenzado a aparecer otras
cultoras del oficio que, debido a la adversidad de los tiempos
pandémicos y a la extensión de este proyecto, no alcanzaron a ser
incluidas en estas páginas.
Comprometidas con lo que hacemos, seguiremos vinculando
cabos y persiguiendo artefactos e historias que nos permitan, en
un futuro, agregar toda nueva fuente que enriquezca estas histo-
rias textiles.