y bonito”
“Aunque no sirva al pescador,
- ni el reflejo bañe el rio Mogami-,
tu belleza calma el dolor”.
En fin, no incluyo todos los poemas, pues, además, de los
alumnos de Hiroto, sus hermanos y hermanas más
jóvenes, participaron en la excursión al Fujisan, y,
también, redactaron sus propios poemas. Serían
demasiadas traducciones para un amateur como yo. Sin
embargo, afirmo que, “tan bellas obras parieron que, en
mi opinión, la cultura nipona local engrandecieron”.
- Ahora, -dijo Hiroto a sus alumnos-, indagad si tenéis una
aspiración existencial en la vida. Cierto es que algunos
soñamos con largos viajes a paraísos perdidos, otros
sueñan con ser buenos médicos o políticos poderosos,
otros aspiran a crear excelsas obras de arte o a construir
palacios y puentes, otros quieren morir sin dolor. A veces,
ni siquiera sabemos si esos sueños son los nuestros o los
de nuestros padres. Sea como sea, alcanzar esas metas u
aspiraciones requiere esfuerzo, dedicación, disciplina...
¿Es adecuado alcanzarlas?
Por supuesto. Aunque no sean más que un “sueño
mundano” sin importancia ni trascendencia.